San Agustín
Entonces me dirigí a mí mismo y me dije:
«¿Tú quién eres?», y respondí: «Un hombre.» He aquí, pues, que tengo en mí
prestos un cuerpo y un alma; la una, interior; el otro, exterior. ¿Por cuál de
éstos es por donde debí yo buscar a mi Dios, a quien ya había buscado por los
cuerpos desde la tierra al cielo, hasta donde pude enviar los mensajeros rayos
de mis ojos? Mejor, sin duda, es el elemento interior, porque a él es a quien
comunican sus noticias todos los mensajeros corporales, como a presidente y
juez, de las respuestas del cielo, de la tierra y de todas las cosas que en
ellos se encierran, cuando dicen: «No somos Dios» y «Él nos ha hecho». El
hombre interior es quien conoce estas cosas por ministerio del exterior; yo
interior conozco estas cosas; yo, Yo-Alma, por medio del sentido de mi cuerpo.
Confesiones, libro X, cap. 6, 8
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