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19 mayo 2015

Espíritu Santo, alma de mi alma


P. José Kentenich

Espíritu Santo, eres el alma de mi alma,
te adoro humildemente.
Ilumíname, fortifícame, guíame, consuélame.
Y en cuanto corresponde al plan eterno Padre Dios revélame tus deseos.
Dame a conocer lo que el Amor eterno desea en mí.
Dame a conocer lo que debo realizar.
Dame a conocer lo que debo sufrir.
Dame a conocer lo que con silenciosa modestia y en oración, debo aceptar,
cargar y soportar.

Sí, Espíritu Santo, dame a conocer tu voluntad y la voluntad del Padre.
Pues toda mi vida no quiero ser otra cosa que un continuado perpetuo Sí a los
deseos y al querer del eterno Padre Dios.

27 febrero 2015

En los caminos de Dios

Javier R. Cinacchi

Saber que hay alguien más allá del tiempo y la nada;
aun, tener la certeza: te mira y fuerte ama.
Saber que hay esperanza de encuentro;
aun al atravesar aquellas puertas, que todos cruzarán.

Que no todo termina cuando se termina,
porque alguien puede milagros hacer, escucha;
y aun manda se le pida para que el gozo sea,
completo en Él, que vida puede dar.

Saber que el buscador de la felicidad, la puede hallar;
aunque enfermo y en el final se esté, se puede sanar;
la justicia es posible, justa eternamente sea,
y todas las lágrimas no estén, en gozo se conviertan.

Todo el poder, el reino, y la gloria,
posee aquel que tu amigo desea ser,
cada día busca de tu mano ser la guía…

¡En la mejor senda, los pies caminen!


Poesías de un Poeta Cristiano, libro I

21 febrero 2015

Guíame, Señor, mi luz

Cardenal Newmann

Guíame, Señor, mi luz,
en las tinieblas que me rodean,
¡guíame hacia delante!
La noche es oscura y estoy lejos de casa:
¡Guíame tú!
¡Dirige Tú mis pasos!
No te pido ver claramente el horizonte lejano:
me basta con avanzar un poco...
No siempre he sido así,
no siempre Te pedí que me guiases Tú.
Me gustaba elegir yo mismo y organizar mi vida...
pero ahora, ¡guíame Tú!
Me gustaban las luces deslumbrantes
y, despreciando todo temor,
el orgullo guiaba mi voluntad:
Señor, no recuerdes los años pasados...
Durante mucho tiempo tu paciencia me ha esperado:
sin duda, Tú me guiarás por desiertos y pantanos,
por montes y torrentes
hasta que la noche dé paso al amanecer
y me sonría al alba el rostro de Dios:
¡tu Rostro, Señor!


30 septiembre 2014

Mientras vas de camino

Raúl Canali

Mientras vas de camino, agradece a la tierra
que te acuna y te aloja como madre y maestra,
tiene arrugas su rostro, montañosa belleza,
tienen vida sus ríos; llevan sangre sus venas.

Mientras vas de camino y te empujan los vientos
y te empapa la lluvia y el sol quema en silencio.
Sentirás que la vida tiene su movimiento,
obedece a su ritmo, que te lleve su aliento.

Mientras vas de camino, mientras llega tu muerte,
cada instante es tan frágil y a la vez es tan fuerte.
No vivir de rutinas, celebrar cada encuentro,
saborear que lo simple está lleno de eterno.

Mientras vas de camino, guarda todo en tu adentro,
las lecciones más grandes las explica el tiempo,
una hoja en blanco sea tu alma serena,
que los pueblos escriban allí lo que Dios quiera.

Mientras vas de camino, solidario y hermano,
cargarán en tus hombros mil dolores cansados,
sacarán tus sudores, serás hijo en sus casas,
confiarán sus secretos, te hablarán de esperanza.

Mientras vas de camino, transitados senderos,
gritarán desde abajo que no eres el primero.
Te sabrás peregrino, abrirás tu memoria,
buscarás que tus huellas también se hagan historia.

04 julio 2014

Hijo de Dios e hijo del hombre

San Agustín

El más esclarecido ejemplar de la predestinación y de la gracia es el mismo Salvador del mundo, el mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús; porque para llegar a serlo, ¿con qué méritos anteriores, ya de obras, ya de fe, pudo contar la naturaleza humana que en él reside? Yo ruego que se me responda a lo siguiente: aquella naturaleza humana que en unidad de persona fue asumida por el Verbo, coeterno del Padre, ¿cómo mereció llegar a ser Hijo unigénito de Dios? ¿Precedió algún mérito a esta unión? ¿Qué obró, qué creyó o qué exigió previamente para llegar a tan inefable y soberana dignidad? ¿No fue acaso por la virtud y asunción del mismo Verbo, por lo que aquella humanidad, en cuanto empezó a existir, empezó a ser Hijo único de Dios?
Manifiéstese, pues, ya a nosotros, en el que es nuestra Cabeza, la fuente misma de la gracia, la cual se derrama por todos sus miembros según la medida de cada uno. Tal es la gracia, por la cual se hace cristiano el hombre desde el momento en que comienza a creer; la misma por la cual aquel Hombre, unido al Verbo desde el primer momento de su existencia, fue hecho Jesucristo; del mismo Espíritu Santo, de quien Cristo fue nacido, es ahora el hombre renacido; por el mismo Espíritu Santo, por quien se verificó que la naturaleza humana de Cristo estuviera exenta de todo pecado, se nos concede a nosotros ahora la remisión de los pecados. Sin duda, Dios tuvo presciencia de que realizaría todas estas cosas. Porque en esto consiste la predestinación de los santos, que tan soberanamente resplandece en el Santo de los santos. ¿Quién podría negarla de cuantos entienden rectamente las palabras de la verdad? Pues el mismo Señor de la gloria, en cuanto que el Hijo de Dios se hizo hombre, sabemos que fue también predestinado.
Fue, por tanto, predestinado Jesús, para que, al llegar a ser hijo de David según la carne, fuese también, al mismo tiempo, Hijo de Dios según el Espíritu de santidad; pues nació del Espíritu Santo y de María Virgen. Tal fue aquella singular elevación del hombre, realizada de manera inefable por el Verbo divino, para que Jesucristo fuese llamado a la vez, verdadera y propiamente, Hijo de Dios e hijo del hombre; hijo del hombre, por la naturaleza humana asumida, e Hijo de Dios, porque el Verbo unigénito la asumió en sí; de otro modo no se creería en una trinidad, sino en una cuaternidad de personas.

Así fue predestinada aquella humana naturaleza a tan grandiosa, excelsa y sublime dignidad, más arriba de la cual no podría ya darse otra elevación mayor; de la misma manera que la divinidad no pudo descender ni humillarse más por nosotros, que tomando nuestra naturaleza con todas sus debilidades hasta la muerte de cruz. Por tanto, así como ha sido predestinado ese hombre singular para ser nuestra Cabeza, así también una gran muchedumbre hemos sido predestinados para ser sus miembros. Enmudezcan, pues, aquí las deudas contraídas por la humana naturaleza, pues ya perecieron en Adán, y reine por siempre esta gracia de Dios, que ya reina por medio de Jesucristo, Señor nuestro, único Hijo de Dios y Único Señor. Y así, si no es posible encontrar en nuestra Cabeza mérito alguno que preceda a su singular generación, tampoco en nosotros, sus miembros, podrá encontrarse merecimiento alguno que preceda a tan multiplicada regeneración.

Del libro de san Agustín, obispo, Sobre la predestinación de los elegidos.
(Cap. 15, 30-31))

21 mayo 2014

Buscar a Dios

San Agustín

No le reces a Dios mirando al cielo, ¡mira hacia adentro...
No busques a Dios lejos de ti, sino en ti mismo...
No le pidas a Dios lo que te falta: Búscalo tú mismo, y Dios lo buscará contigo, porque ya te lo dio como promesa y como meta para que tú lo alcances...
No reproches a Dios por tu desgracia:  Súfrela con Él y Él sufrirá contigo; y si hay dos para un dolor, se sufre menos...
No le exijas a Dios que te gobierne a golpe de milagros desde afuera; Gobiérnate tú mismo con responsable libertad, amando, y Dios te estará guiando ¡desde adentro y sin que sepas cómo!..
No le pidas a Dios que te responda cuando le hablas; Respóndele tú, porque Él te habló primero; y si quieres seguir oyendo lo que falta escucha lo que ya te dijo...
No le pidas a Dios que te libere, desconociendo la libertad que ya te dio. Anímate a vivir tu libertad y sabrás que sólo fue posible porque tu Dios te quiere libre...
No le pidas a Dios que te ame, mientras tengas miedo de amar y de saberte amado. Ámalo tú y sabrás que si hay calor es porque hubo fuego, y que si tu puedes amar es porque Él te amó primero.

13 noviembre 2013

Una reflexión acerca de la distancia y el vacío producidos por una separación.

Hoy recordamos en la familia agustiniana a todos los Santos de la Orden, testigos de Cristo que han dejado huella en nosotros y ya no se encuentran aquí. Con este motivo  publicamos una reflexión sobre el vacío producido por la pérdida de un ser querido, que gracias a la fe se  convierte en comunión .
Dietrich Bonhoeffer
"... no hay nada que pueda sustituir la ausencia de una persona querida, ni siquiera hemos de intentarlo; hemos de soportar sencillamente la separación y resistir. Al principio eso parece muy duro, pero, al mismo tiempo, es un gran consuelo. Porque al quedar el vacío sin llenar nos sirve de nexo de unión.
Es equivocado decir que Dios llena ese vacío. Dios no lo llena en modo alguno, sino que precisamente lo mantiene vacío, con lo cual nos ayuda a conservar -aunque sea con dolor - nuestra auténtica comunión.
Por otra parte, cuanto más hermosos y ricos son los recuerdos, más dura resulta la separación. Pero la gratitud transforma el suplicio del recuerdo en una callada alegría. Uno no lleva en sí la belleza pasada como un aguijón, sino como un valioso regalo.
No hemos de hurgar en los recuerdos y entregarnos a ellos, como tampoco miramos continuamente un valioso regalo, sino sólo en ocasiones especiales, para guardarlo el resto del tiempo como un tesoro escondido de cuya posesión estamos seguros. Entonces emanan del pasado una alegría y fuerzas duraderas."


25 mayo 2013

Oración a la Santísima Trinidad

Presentamos hoy esta oración, llena de misticismo, sobre el misterio de Dios, uno y trino. Su autora es Isabel de la Trinidad,  carmelita francesa del siglo XIX, beatificada por Juan Pablo II el 25 de noviembre de 1984.

Beata Sor Isabel de la Trinidad
Beata Isabel de la Trinidad

¡Oh Dios mío, Trinidad adorable, ayúdame a olvidarme
por entero para establecerme en ti!
¡Oh mi Cristo amado, crucificado por amor! Siento mi
impotencia y te pido que me revistas de ti mismo, que
identifiques mi alma con todos lo movimientos de tu
alma; que me sustituyas, para que mi vida no sea más
que una irradiación de tu propia vida. Ven a mí como
adorador, como reparador y como salvador...
¡Oh fuego consumidor, Espíritu de amor! Ven a mí, para
que se haga en mi alma una como encarnación del Verbo;
que yo sea para él una humanidad sobreañadida en la que
él renueve todo su misterio.
Y tú, ¡oh Padre!, inclínate sobre tu criatura; no veas
en ella más que a tu amado en el que has puesto todas
tus complacencias.
¡Oh mis tres, mi todo, mi dicha, soledad infinita,
inmensidad en que me pierdo! Me entrego a vos como
una presa; sepultaos en mi para que yo me sepulte en
vos, en espera de ir a contemplar en vuestra luz el
abismo de vuestras grandezas.
Amén.

26 abril 2013

A ti invoco, Dios verdad

San Agustín

 A ti invoco, Dios verdad, en quien, de quien y por quien son verdaderas todas las cosas verdaderas. Dios, Sabiduría, en ti, de ti y por ti saben todos los que saben. Dios, Bondad y Hermosura, principio, causa y fuente de todo lo bueno y hermoso.
 Dios, separarse de ti es caer; volverse a ti, levantarse; permanecer en ti es hallarse firme.
 Dios, darte a ti la espalda es morir, convertirse a ti es revivir, morar en ti es vivir.
 Dios, dejarte a ti es ir a la muerte; seguirte a ti es amar; verte es poseerte.
 Dios, a quien nos despierta la fe, levanta la esperanza, une la caridad.
 Dios, con tu gracia evitamos el mal y hacemos el bien.
 Dios, por quien no sucumbimos a las adversidades.
 Dios, por quien la muerte será absorbida con la victoria.
 Dios, que nos conviertes.
 Dios, que nos haces dignos de ser oídos.
 Dios, que nos defiendes.
 Dios, que nos guías a toda verdad.
 Dios, que nos vuelves al camino.
 Dios, que nos traes a la puerta.
 Dios, que nos das la sed de la bebida que nos sacia.
 Todo cuanto he dicho eres tú, mi Dios único.
 Óyeme, escúchame, atiéndeme, Dios mío, Señor mío, Rey mío, Padre mío, principio y creador mío, esperanza mía, herencia mía, mi honor, mi casa, mi patria, mi salud, mi luz, mi vida. Escúchame, escúchame, escúchame según tu estilo, de tan pocos conocido.
 A ti vuelvo y torno a pedirte los medios para llegar hasta ti. Si tú abandonas, luego la muerte se cierne sobre mí; pero tú no abandonas, porque eres el sumo Bien, y nadie te buscó debidamente sin hallarte.
Padre mío, que al buscarte a ti, nadie me salga al encuentro en vez de ti. Pues mi único deseo es poseerte. Padre mío, límpiame para que pueda verte.
                                                                             
                                                                    Soliloquios, Capítulo I. S. Agustín.

17 febrero 2013

Nadie fue ayer...

León Felipe

Nadie fue ayer
ni va hoy,
ni irá mañana
hacia Dios
por este mismo camino
que yo voy.

Para cada hombre guarda
un rayo nuevo de luz el sol...
y un camino virgen
Dios.

17 enero 2013

La compasión como principio de acción

José Antonio Pagola


Lo que define a ese Dios que quiere reinar en el mundo no es el poder, sino la compasión. No viene a imponerse y dominar al ser humano. Se acerca para hacer nuestra vida más digna y dichosa. Esta es la experiencia que comunica Jesús en sus parábolas más conmovedoras y la que inspira toda su trayectoria al servicio del reino de Dios. Jesús no puede experimentar a Dios por encima o al margen del sufrimiento humano. La compasión es el modo de ser de Dios, su forma de mirar al mundo, lo que le mueve a hacerlo más humano y habitable.
Es precisamente esta compasión de Dios la que hace a Jesús tan sensible al sufrimiento y a la humillación de las gentes. Lo que lo atrae hacia las víctimas inocentes: los maltratados por la vida o por las injusticias de los poderosos. Su pasión por este Dios del reino se traduce en compasión por el ser humano […]
Desde su experiencia radical de la compasión, Jesús introduce en la historia un principio decisivo de acción: “Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo” (Lc 6, 36). La compasión es la fuerza que puede mover la historia hacia un futuro más humano. La compasión activa y solidaria es la gran ley de la dinámica del reino. La que nos ha de hacer reaccionar ante el clamor de los que sufren y movilizarnos para construir un mundo más justo y fraterno. Esta es la gran herencia de Jesús que los cristianos hemos de recuperar hoy.

ALEIXANDRE, D., MARTÍN VELASCO, J., PAGOLA, J. A. Fijos los ojos en Jesús. En los umbrales de la fe. PPC, 2012, pp. 163-164

15 enero 2013

No llores si me amas


En el día de hoy celebramos, en la familia agustiniana, la Conmemoración de los familiares difuntos y lo hacemos desde la fe en Cristo Resucitado y con la esperanza del reencuentro en el Padre que nos ama. Es un día de acción de gracias por la vida compartida con quienes nos han precedido en el camino hacia el Padre y nos han dejado la huella de su testimonio mientras han vivido con nosotros y, también, de alegría, por la certeza de que, aunque la separación y el duelo resulten difíciles, la muerte no tiene la última palabra.

Reproducimos a continuación una bella oración agustiniana.

San Agustín

¡Si conocieras el don de Dios y lo que es el Cielo!
¡Si supieras oir el cántico de los ángeles y verme en medio de ellos!
¡Si pudieras ver desarrollarse ante tus ojos los campos eternos de los nuevos senderos que atravieso!
¡Si por un instante pudieras contemplar como yo, la Belleza ante la cual las demás bellezas palidecen!
¿Cómo?
Tú que me has visto y me has amado en el mundo, país de las sombras,
¿no te resignarás al verme ahora en el cielo, país de las inmutables realidades?
Créeme,
cuando la muerte venga a romper las ligaduras,
como ha roto las que a mí me encadenaban
y cuando llegue un día,
que Dios ha fijado y conoce,
y tu alma venga a este Cielo en que ha precedido la mía....
Ese día volverás a ver aquella que te amaba y te sigue amando
y encontrarás su corazón con todas sus ternuras purificadas.
Volverás a verme, pero transfigurada,
extática, feliz,
no ya esperando la muerte,
sino en senderos de LUZ y de la VIDA,
bebiendo con embriaguez a los pies de DIOS,
un néctar del cual nadie se saciará jamás.
Por eso, enjuga tu llanto y no llores, si me amas
.

13 enero 2013

Te llevo en mis entrañas dibujada

Emma Martínez Ocaña

Ahora que estamos en el inicio de un nuevo año, con nuevos proyectos e ilusiones, con el deseo de dejar atrás lo que se nos ha mostrado inútil y buscar máximas nuevas, que nos guíen por caminos distintos, tal vez convenga detenernos en estas recomendaciones que Emma Martínez Ocaña nos hace en su libro Te llevo en mis entrañas dibujada, publicado por la editorial Narcea, en el pasado 2012.

• DEJA DE CORRER, párate, mira y observa
• DETÉN TUS OJOS para que puedan pasar de una mirada dispersa y superficial a una mirada lucida y profunda sobre la realidad, sin cerrarlos a la dureza del dolor y la injusticia; de una mirada anónima y dominadora a una mirada gratuita que “tuifica”; de una mirada excluyente a una mirada inclusiva, dadora de vida.
• DESCÁLZATE de tus razonamientos, discursos, pre-juicios, creencias, teorías y seguridades…Deja que tu desnudez te haga pisar el terreno siempre apasionante del silencio o, mejor aún, deja que el silencio se haga en ti y te haga a ti.
• ÁBRETE AL MISTERIO de una Presencia en la cual vives, te mueves, respiras, existes… y déjate asombrar, sorprender, desbordar, invadir…por es Presencia en ti y en toda la realidad que te circunda.
• CONTEMPLA cuál es el rostro de Dios que esa parte de la realidad te desvela, aunque a veces esté desfigurado por el sufrimiento. Contempla en el amor al Amor. Reconoce que él es el manantial y que ese Amor, al pasar por tu cauce lo amplía, lo purifica, lo va lentamente limpiando de apegos, impurezas, egoísmos, manipulaciones…, lo recrea.
 • ENTRA EN COMÚN-UNIÓN profunda y saborea la presencia-ausencia que te alcanza en lo más profundo de tu ser, en la entraña de la realidad
• ENTRÉGATE a lo que”ahí” se desvela de Dios, de la realidad, de cada una de las personas y situaciones con las que te encuentras cada día. Si el amor te sobreviene asómbrate y déjate alcanzar por él. Entonces tus entrañas, por las acción de su Espíritu, aliento de vida, serán fecundas y misericordiosas. Porque la auténtica fecundidad nace del amor.
• DÉJATE TRANSFORMAR por esa presencia-ausencia de un Dios que siempre es Amor e invita a hacer de la vida una entrega amorosa. Sentirás la armonía que anhelas entre lo que siente el corazón y logra expresar su cuerpo. Tus entrañas son el motor por el que tus ojos, tu boca, tus manos, tus pies, tu cuerpo sexuado, todo él… sabrán ser transparencia, canal de un amor que dentro arde como una llama que “las aguas torrenciales no podrán apagar… ni anegar a los ríos” porque “llamarada divina es el amor”.
• ACOGE LA REVELACIÓN, no solo de la profunda belleza y dignidad del ser amado con quien te gozas, sino de ti misma como alguien capaz de . Como un violín que desconoce las melodías que una mano experta puede sacar de él, así el amor experimentado puede desvelar lo mejor de tu persona. Tus entrañas son el lugar para gozar-sufrir el amor a los hermanos y hermanas del camino y ahí el de tu Dios.
• DEJA RESONAR en ti las palabras del poeta León Felipe:
 “¿No es el amor el viento?
¿No es el amor el viento disfrazado
 De andrajoso vagabundo?
 Viento…tú eres el amor ¿verdad?,
El amor enamorado de la luz”
Así los poetas y los místicos, personas capaces de experimentar el misterio del Ser en el corazón de la vida, en las realidades cotidianas, opacas a ojos inmediatistas y posesivos.
• ENTRA sin miedo ni recelos en esa dimensión en la que el amor es el viento disfrazado de andrajoso vagabundo. En lo escondido, en lo aparentemente insignificante, puede abrírsenos la existencia a dimensiones insospechadas. Cuando hayas palpado la entrada que como urdimbre sostiene el universo, sabrás qué significa “el amor enamorado de la luz”.

31 diciembre 2012

Misterio de Navidad

Patxi Loidi


“Por el gran amor con que Dios nos amó,
envió a su Hijo al mundo
en una condición pecadora como la nuestra”

¡Ay, Dios mío! La tierra entera se estremece
al conocer la condición pecadora
en la que vino al mundo tu Hijo único,
el hijo santísimo del Dios altísimo.
Y las venas del mundo están a punto de reventar
ante un misterio tan incomprensible y tan entrañable.

¡Uno como nosotros!
Y Tú no nos lo recuerdas
justo antes del domingo del bautismo de Jesús,
cuando Él se sumergió hasta el fondo de las aguas pecadoras
como un pobre hombre cualquiera, un pecador más,
sometido a las leyes del pecado del mundo,
impregnado de suciedad y maldad sin tener pecado.

El hombre más solidario de la historia,
como un insolidario más,
un “caín” cualquiera de sus hermanos.
El hombre más piadoso con Dios,
como un impío desconsiderado.
¡Estamos desconcertados!

A la orilla del agua en la que Tú estás metido hasta el cuello,
inclino profundamente mi cabeza y te adoro,
Señor Jesús, mi Señor
Y meto la cabeza; y bebo del agua sucia que ya es tu agua
porque tú estás dentro de ella:
el agua de los pecadores y de los pobres,
que son sucios de cuerpo, y a menudo también de alma,
pero son “el camino de Dios”,
porque Tú estás con ellos
para salvarnos a todos. Amén.

Mar adentro. Plegarias para orar. Ed. Sal Terrae. Santander, 2003.p. 21

11 diciembre 2012

Dios nos ha hablado en Cristo

San Agustín

La principal causa por la cual en la ley antigua eran lícitas las preguntas que se hacían a Dios, y convenía que los profetas y sacerdotes quisiesen visiones y revelaciones de Dios, era porque entonces no estaba aún fundada la fe ni establecida la ley evangélica; y así, era menester que preguntasen a Dios y que él hablase, ahora por palabras, ahora por visiones y revelaciones, ahora en figuras y semejanzas, ahora en otras muchas maneras de significaciones. Porque todo lo que respondía y hablaba y obraba y revelaba eran misterios de nuestra fe y cosas tocantes a ella o enderezadas a ella. Pero ya que está fundada la fe en Cristo y manifiesta la ley evangélica en esta era de gracia, no hay para qué preguntarle de aquella manera, ni para qué él hable ya ni responda como entonces. Porque en darnos, como nos dio, a su Hijo -que es una Palabra suya, que no tiene otra-, todo nos lo habló junto y de una vez en esta sola Palabra, y no tiene más que hablar. Y éste es el sentido de aquella autoridad, con que san Pablo quiere inducir a los hebreos a que se aparten de aquellos modos primeros y tratos con Dios de la ley de Moisés, y pongan los ojos en Cristo solamente, diciendo: Lo que antiguamente habló Dios en los profetas a nuestros padres de muchos modos y maneras, ahora a la postre, en estos días, nos lo ha hablado en el Hijo, todo de una vez. En lo cual da a entender el Apóstol, que Dios ha quedado ya como mudo, y no tiene más que hablar, porque lo que hablaba antes en partes a los profetas ya lo ha hablado en él todo, dándonos el todo, que es su Hijo. Por lo cual, el que ahora quisiese preguntar a Dios o querer alguna visión o revelación; no sólo haría una necedad, sino haría agravio a Dios, no poniendo los ojos totalmente en Cristo, sin querer otra cosa o novedad. Porque le podría responder Dios de esta manera: "Si te tengo ya hablado todas las cosas en mi Palabra, que es mi Hijo, y no tengo otra cosa que te pueda revelar o responder que sea más que eso, pon los ojos sólo en él; porque en él te lo tengo puesto todo y dicho y revelado, y hallarás en él aún más de lo que pides y deseas. Porque desde el día que bajé con mi espíritu sobre él en el monte Tabor, diciendo: Éste es mi amado Hijo en que me he complacido; a él oíd, ya alcé yo la mano de todas esas maneras de enseñanzas y respuestas, y se la di a él; oídle a él, porque yo no tengo más fe que revelar, más cosas que manifestar. Que si antes hablaba, era prometiéndoos a Cristo; y si me preguntaban, eran las preguntas encaminadas a la petición y esperanza de Cristo, en que habían de hallar todo bien, como ahora lo da a entender toda la doctrina de los evangelistas y apóstoles."

 De los comentarios de san Agustín, obispo, sobre los Salmos
(Salmo 109, 1-3: CCL, 40, 1601-1603