29 agosto 2021

Avisos parroquiales

Como ya saben el próximo sábado, día 4 de septiembre, se celebra la fiesta de Nuestra Señora de la Consolación, patrona de nuestra parroquia. Por ser principios de mes y a fin de dar mayor participación a todos, incluidos los miembros de los diferentes grupos parroquiales, hemos decidido trasladar dicha fiesta al sábado 25 de septiembre. La semana anterior les informaremos de todos los detalles.

Virgen de la Consolación, Maestro del Hijo Pródigo (hacia 1550), Iglesia de Santo Domingo, La Orotava (Tenerife)

28 agosto 2021

Festividad de San Agustín

En la fiesta de San Agustín recogemos un mensaje de nuestro párroco, Mario Beato:

De nuevo nos felicitamos en la solemnidad de nuestro padre San Agustin. ¿Qué puedo deciros que no sepáis? 

Agustín ha sido, es y siempre será un referente, un ejemplo y un orgullo para todos los que nos esforzamos por identificarnos con él.

Siguiendo el ejemplo de su vida, aprendiendo de sus escritos y sintiendo su carisma, entre todos hemos edificado la comunidad agustiniana. Es un orgullo sentirnos identificados con nuestra parroquia tan agustina.

Sigamos manteniendo esta tan nuestra herencia agustiniana desde un corazón inquieto en busca del Padre que siempre nos acompaña, espera y abraza.

¡Feliz día de San Agustín!

27 agosto 2021

Festividad de Santa Mónica

Nuestro párroco, Mario Beato, nos dirige unas palabras con motivo de la festividad de Santa Mónica:

Ayer celebrábamos la memoria de algunos agustinos mártires y compañeros. Hoy la iglesia recuerda la figura de Monica. Mujer y madre ejemplar. Su fe vivida con coraje y coherencia transformó la vida de su hijo. Monica,  ejemplo de mujer luchadora, madre entregada e incansable y segura de una fe vivida sin vacilaciones recibió su recompensa. Descansa en Paz porque en paz vivió. 

¡Qué orgullo como agustinos pertenecer a la familia de tan grande cristiana!

Felicidades a todos.


Santa Mónica, Luis Tristán (1616) Museo del Prado, Madrid

24 agosto 2021

Pedro Langa OSA: Eclesiología de san Agustín

Hoy, muy próxima ya la fiesta de san Agustín, el padre Pedro Langa nos invita a reflexionar sobre tres aspectos de la eclesiología agustiniana: el cristológico, el neumológico y el ecuménico



San Agustín: Vincenzo Foppa, 1468, MIlán, iglesia de San Eustorgio, capilla Portinari

23 agosto 2021

Avisos parroquiales

  • El próximo jueves, día 26, celebramos la memoria de los santos agustinos Liberato, Bonifacio, Máximo y compañeros mártires.
  • El viernes, día 27, celebramos la solemnidad de Santa Mónica, madre de San Agustín.
  • Y el sábado 28 celebramos la fiesta de San Agustín, nuestro patrono y fundador de la orden.

Todos ustedes, como miembros de la familia agustiniana, están invitados a participar en dichas celebraciones del jueves, viernes y sábado a las 9:00 y a las 20:00 h.

Durante el reinado de Genserico, 428-477, los vándalos, un pueblo germánico que profesaba el cristianismo arriano, se apoderaron de las provincias romanas de Mauritania Tingitana, Mauritania Cesariense, Numidia y África (correspondientes en la actualidad al norte de Marruecos y de Argelia y a Túnez), donde emprendieron una dura persecución contra los católicos. En el marco de esta política, continuada por Hunerico (477-484), hijo y sucesor de Genserico, se sitúa el martirio sufrido por Liberato, Bonifacio, Máximo y otros compañeros, que se negaron a abrazar el arrianismo.



17 agosto 2021

Malas noticias de Afganistán y Haití

De manera simultánea nos llegan imágenes desgarradoras de Afganistán y Haití. En un caso la guerra y la intolerancia y en otro los desastres naturales sumados a una gravísima crisis política; en ambos, la pobreza y también la angustia ante un futuro incierto y amenazador. Gentes que buscan desesperadamente un modo de escapar al terror o que remueven escombros en busca de sus familiares o amigos. Personas que han perdido no solo sus a pertenencias, a menudo tan escasas, sino también sus proyectos de vida. Debemos acompañarlos con nuestras oraciones y hacerlos sentir nuestra cercanía. Hemos de hacer nuestras las palabras que hoy, día 17, ha publicado en twitter el Papa Francisco: "Dios no viene a librarnos de los problemas, que siempre surgen, sino a salvarnos del verdadero problema: la falta de amor. Esta es la causa profunda de nuestros males personales, internacionales y ambientales. Pensar en uno mismo es el padre de todos los males". Pensemos, pues, en los demás y extendamos nuestra mano acogedora hacia las víctimas.

12 agosto 2021

Francisco: Toda forma de explotación es pecado

Tras conocer las lamentables condiciones de explotación sufridas por los trabajadores inmigrantes ocupados en la impresión de sus obras, el novelista italiano Maurizio Maggiani publicó en el diario Il Secolo XIX de Génova una carta abierta al Papa Francisco, en la que expresaba la vergüenza que ese hecho le causaba. Se dirigía a él, pese a declararse como no creyente, porque "no veo otra autoridad moral que además de tener voz fuerte esté dispuesta a escuchar, a preguntar antes de juzgar". La respuesta de Francisco llegó unos días después por el mismo medio. En ella, entre otras consideraciones, el Papa recuerda que "toda forma de explotación es un pecado".

Ampliación de la noticia

09 agosto 2021

Día Internacional de los Pueblos Indígenas

El Día Internacional de los Pueblos Indígenas ha coincidido este año con la publicación del Gran Informe sobre el Clima elaborado por el IPCC (Panel  Internacional sobre el Cambio Climático), en el que los expertos vinculados a la ONU alertan de que el calentamiento del planeta tiene ya efectos graves e incluso en algunos casos irreversibles, y de que está provocado por la acción humana. Afrontamos, pues, una situación de emergencia ante la que es indispensable la adopción de medidas enérgicas, orientadas a que el aumento de la temperatura se mantenga dentro de unos límites tolerables.
Es necesario que repensemos nuestra relación con la naturaleza, que ya no puede ser vista como una fuente inagotable de recursos. Estos no solo se agotan, sino que en su obtención y posterior elaboración causamos gravísimos daños al medio ambiente: deforestación, emisión de gases de efecto invernadero y contaminación de los suelos y de las aguas. En consecuencia, no solo se multiplican los desastres naturales tales como fenómenos climáticos extremos o incendios forestales de enorme magnitud, sino que también aparecen nuevas amenazas para la salud. En contraste, los pueblos indígenas, cuya existencia se hace cada día más precaria ante el avance depredador de lo que el Papa Francisco ha denominado economía del descarte, nos ofrecen modelos alternativos de relación con el medio. No podemos, obviamente, adoptar sus formas de vida, pero sí dejar de mirarlos con displicencia y tratarlos como atrasados o bárbaros; olvidar nuestra satisfecha conciencia de superioridad y buscar en ellos y con ellos estrategias de desarrollo, que respeten la naturaleza y la dignidad humana.

Recuerdo de Edith Stein

Francisco Javier Bernad Morales 

Han transcurrido ya setenta y nueve años desde aquel 9 de agosto en que la monja carmelita sor Teresa Benedicta de la Cruz, su hermana Rosa y muchos otros deportados agonizaron juntos mientras el gas envenenaba su sangre y los sofocaba. Primero morían los más débiles, los niños y los ancianos, luego las mujeres y, por último, los jóvenes sanos y fuertes. Tras veinte o veinticinco minutos nadie quedaba con vida. Finalmente, tras las necesarias operaciones de limpieza, el proceso recomenzaba con otro cargamento. Así una y otra vez, durante días, meses y años hasta que las víctimas se contaron por millones. Tras una serie de tentativas más o menos afortunadas se había dado con una forma limpia, eficaz y barata de producir cadáveres. Tanto Rudolf Höss, comandante de Auschwitz, como Franz Stangl, quien ocupó el mismo puesto en Sobibor y Treblinka, se muestran a sí mismos, el primero en sus memorias y el segundo en las entrevistas que en la cárcel le hizo Gitta Sereny, como concienzudos gerentes de establecimientos industriales. En vano buscaremos en sus palabras un atisbo de remordimiento. En su lugar, al menos en Höss, percibiremos la íntima satisfacción de quien, gracias a su fortaleza de carácter y sus dotes organizativas, ha sido capaz de llevar a término una misión excepcionalmente difícil.

Pero dejemos de lado a los verdugos y volvamos nuestra mirada hacia esa masa de seres aterrorizados incapaces de imaginar lo que les aguarda, lo que ya les está ocurriendo. Guiados como corderos hacia el matadero, cada uno de ellos es un sujeto único e irrepetible en el que se entrecruzan multitud de afectos, saberes y experiencias; de amores y también, por qué no, de odios, de heroísmos y miserias, de generosidades y mezquindades. Pronto se desvanecerán en el aire y en muchos casos, de ellos no quedará siquiera el dolor en el corazón de familiares y amigos, pues estos habrán sufrido su mismo destino. Otros, en cambio, habían alcanzado tal notoriedad en vida que su recuerdo persistirá en nuestra memoria. Al honrarlos, debemos recordar también a aquellas mujeres y aquellos hombres, a aquellos niños desconocidos hacinados junto a ellos en la cámara de gas.

Teresa Benedicta de la Cruz, de nombre secular Edith Stein, había nacido en 1891 en el seno de una familia judía y había desarrollado una brillante carrera universitaria, llegando a ser la primera mujer en obtener un doctorado en filosofía en Alemania. Discípula, como Martin Heidegger, del también judío Edmund Husserl, su investigación se centró en la empatía, es decir, en la capacidad para ponerse en el lugar afectivo de otro, de sentir como él. Defensora de los derechos de la mujer, una compleja evolución intelectual la condujo desde el ateísmo hasta la fe católica, en la que fue bautizada el 1 de enero de 1922, a los treinta años de edad. Fue un proceso largo en el que influyeron experiencias personales como la muerte en el frente de su amigo Adolf Reinach y particularmente la manera en que su viuda afrontó la desgracia; y también la lectura de las obras de san Agustín, san Ignacio de Loyola, Kierkegaard y, sobre todo, santa Teresa de Jesús. En los años siguientes desarrolló una intensa actividad como docente y conferenciante e intentó establecer puentes entre la filosofía tomista, entonces oficial en la Iglesia Católica, y la fenomenología. Esta actividad terminó abruptamente con la llegada al poder del nazismo y la consiguiente aprobación de medidas discriminatorias contra los judíos. Fue entonces cuando solicitó la entrada en la orden del Carmelo, en cuyo convento de Colonia tomó los hábitos en abril de 1934. Desde allí escribió a Pío XI una carta en la que, como religiosa católica e hija de Israel, denunciaba la persecución contra los judíos. Ante la radicalización antisemita del régimen nazi, el 31 de diciembre de 1938 fue enviada al Carmelo de Echt en los Países Bajos, donde poco después se le unió su hermana Rosa, también convertida al catolicismo. El nuevo destino, sin embargo, pronto se volvió tan inseguro como Alemania, pues el 10 de mayo de 1940, la Wehrmacht, en flagrante violación de la neutralidad, invadió los Países Bajos. Detenidas por la Gestapo el 2 de agosto de 1942, Edith y Rosa fueron conducidas al campo de concentración de Amersfoort y poco después al de  Westerbork, desde donde fueron enviadas a Auschwitz.

El 11 de octubre de 1998, Juan Pablo II canonizó a Teresa Benedicta de la Cruz, a quien un año más tarde proclamó copatrona de Europa.

Al recordar su figura, debemos tener presente que Edith Stein sufrió el martirio como hija de Israel, en virtud de unas disposiciones inicuas que condenaban a muerte a todo aquel cuyos abuelos hubieran practicado la religión judía. De haber vivido en aquel tiempo, hace menos de cien años, Jesús, María y todos los apóstoles habrían perecido también en las cámaras de gas o tiroteados al borde de una fosa.  Y sin embargo, los cristianos, no solo los católicos, debemos preguntarnos si con nuestra actitud no habremos contribuido a allanar el camino que condujo a aquella abominación. Sobre nuestra conciencia pesan siglos de rechazo y de discriminación, de ridiculización de unas prácticas religiosas que no hacíamos ningún esfuerzo por conocer, y de acusaciones de deicidio y de falsos crímenes rituales; lo que en ocasiones ha propiciado expulsiones y matanzas. No es, claro está, el racismo biológico nazi, pero qué duda puede caber de que ha sembrado un odio que a unos les ha facilitado la participación en los crímenes y a muchos más los ha ayudado a mirarlos con indiferencia.