“Así
también la Bienaventurada Virgen avanzó en la peregrinación de la fe y mantuvo
fielmente la unión con su Hijo hasta la Cruz, en donde, no sin designio divino,
se mantuvo de pie (cf. Jn, 19, 25), se condolió vehementemente con su Unigénito
y se asoció con corazón maternal a su sacrificio, consintiendo con amor en la
inmolación de la víctima engendrada por Ella misma, y, por fin, fue dada como
Madre al discípulo por el mismo Cristo Jesús, moribundo en la Cruz con estas
palabras: "¡Mujer, he ahí a tu hijo!" (Jn, 19,26-27)” (Lumen gentium,
58).
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25 febrero 2015
04 septiembre 2014
Fiesta de la Virgen
Hoy celebramos la solemnidad de Nuestra Señora de la Consolación, patrona de los padres agustinos. Con este motivo, incluimos un bello poema de alabanza a Nuestra Madre, escrito en el siglo XVI por el también sacerdote, además de escritor, Félix Lope de Vega y Carpio.
Lope de Vega
Cantando el Verbo divino
Un alto tan soberano,
Como de Dios voz y mano,
A ser contrabajo vino,
Bajando hasta el punto humano;
Que aunque es de sus pies el suelo
El serafín de más vuelo
Y el más levantado trono,
Bajó por la tierra el tono
Hoy la música del cielo.
Una Virgen no tocada
Toca con destreza tanta
El arpa de David santa,
Como la tiene abrazada,
Que adonde el infierno espanta,
Dos puntos solos tocó,
El bajo y el alto juntó,
Que, como en una pregunta
Con un Sí Dios y hombre junta,
En dos puntos se cifró.
De un fiat comienza el Fa,
De su obediencia y su fe,
Vió Dios el Mi, siendo el Re
Rey, y reparó que en La
Virgen estrella Sol fue.
Pero después que nació,
Cifrada en dos puntos vio
La tierra por su consuelo,
El armonía del cielo,
Sol y La que le parió.
Lope de Vega
Cantando el Verbo divino
Un alto tan soberano,
Como de Dios voz y mano,
A ser contrabajo vino,
Bajando hasta el punto humano;
Que aunque es de sus pies el suelo
El serafín de más vuelo
Y el más levantado trono,
Bajó por la tierra el tono
Hoy la música del cielo.
Una Virgen no tocada
Toca con destreza tanta
El arpa de David santa,
Como la tiene abrazada,
Que adonde el infierno espanta,
Dos puntos solos tocó,
El bajo y el alto juntó,
Que, como en una pregunta
Con un Sí Dios y hombre junta,
En dos puntos se cifró.
De un fiat comienza el Fa,
De su obediencia y su fe,
Vió Dios el Mi, siendo el Re
Rey, y reparó que en La
Virgen estrella Sol fue.
Pero después que nació,
Cifrada en dos puntos vio
La tierra por su consuelo,
El armonía del cielo,
Sol y La que le parió.
28 junio 2014
Luz de los ciegos
San Bernardo
Salve Reina de misericordia, Señora del mundo, Reina del cielo, Virgen de las vírgenes, Sancta Sanctorum, luz de los ciegos, gloria de los justos, perdón de los pecadores, reparación de los desesperados, fortaleza de los lánguidos, salud del orbe, espejo de toda pureza. Haga tu piedad que el mundo conozca y experimente aquella gracia que tú hallaste ante el Señor, obteniendo con tus santos ruegos perdón para los pecadores, medicina para los enfermos, fortaleza para los pusilánimes, consuelo para los afligidos, auxilio para los que peligran.
Por ti tengamos acceso fácil a tu Hijo, oh bendita y llena de gracia, madre de la vida y de nuestra salud, para que por ti nos reciba el que por ti se nos dio. Excuse ante tus ojos tu pureza las culpas de nuestra naturaleza corrompida: obténganos tu humildad tan grata a Dios el perdón de nuestra vanidad. Encubra tu inagotable caridad la muchedumbre de nuestros pecados: y tu gloriosa fecundidad nos conceda abundancia de merecimientos.
Oh Señora nuestra, Mediadora nuestra, y Abogada nuestra: reconcílianos con tu Hijo, recomiéndanos a tu Hijo, preséntanos á tu Hijo.
Haz, oh Bienaventurada, por la gracia que hallaste ante el Señor, por las prerrogativas que mereciste y por la misericordia que engendraste, que Jesucristo tu Hijo y Señor nuestro, bendito por siempre y sobre todas las cosas, así como por tu medio se dignó hacerse participante de nuestra debilidad y miserias, así nos haga participantes también por tu intercesión de su gloria y felicidad.
13 mayo 2014
Virgen y Madre María
Papa Francisco
Virgen y Madre María,
tú que, movida por el Espíritu,
acogiste al Verbo de la vida
en la profundidad de tu humilde fe,
totalmente entregada al Eterno,
ayúdanos a decir nuestro «sí»
ante la urgencia, más imperiosa que nunca,
de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.
Tú, llena de la presencia de Cristo,
llevaste la alegría a Juan el Bautista,
haciéndolo exultar en el seno de su madre.
Tú, estremecida de gozo,
cantaste las maravillas del Señor.
Tú, que estuviste plantada ante la cruz
con una fe inquebrantable
y recibiste el alegre consuelo de la resurrección,
recogiste a los discípulos en la espera del Espíritu
para que naciera la Iglesia evangelizadora.
Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitados
para llevar a todos el Evangelio de la vida
que vence a la muerte.
Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos
para que llegue a todos
el don de la belleza que no se apaga.
Tú, Virgen de la escucha y la contemplación,
madre del amor, esposa de las bodas eternas,
intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,
para que ella nunca se encierre ni se detenga
en su pasión por instaurar el Reino.
Estrella de la nueva evangelización,
ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,
del servicio, de la fe ardiente y generosa,
de la justicia y el amor a los pobres,
para que la alegría del Evangelio
llegue hasta los confines de la tierra
y ninguna periferia se prive de su luz.
Madre del Evangelio viviente,
manantial de alegría para los pequeños,
ruega por nosotros.
Amén. Aleluya.
Evangelii Gaudium
08 mayo 2014
A la Virgen María: Plegaria
Gertrudis Gómez de Avellaneda
(Fragmento)
de ardiente
sol marchitada.
(Fragmento)
Vos, entre
mil escogida,
de luceros
coronada,
Vos, de
escollos preservada
en los mares
de la vida,
Vos,
radiante de hermosura,
Virgen Pura!
De toda
virtud modelo;
Flor
trasplantada del suelo
para brillar
en la altura.
Vos, que
ocupais regio asiento
en la patria
eterna y santa,
y teneis de
vuestra planta
por alfombra
el firmamento..
Volved,
Señora los ojos
sin enojos,
a esta mujer solitaria,
que os
dirige su plegaria
de su
destierro entre abrojos.
Vos, en la
noche sombria
pura luz,
celeste faro,
de los
debiles amparo,
de los
tristes alegria...
Mirad mi
senda enlutada,
!Madre
amada!
Mi
juventud--sin amores--
debil planta
a los rigores
05 mayo 2014
A la Purísima Concepción de Nuestra Señora
Luis de Góngora y Argote
"Virgen pura, si el sol, luna y estrellas"
Si ociosa no, asistió naturaleza
Incapaz a la tuya, oh gran Señora,
Concepción limpia, donde ciega ignora
Lo que muda admiró de tu pureza.
Díganlo, oh Virgen, la mayor belleza
Del día, cuya luz tu manto dora,
La que calzas nocturna brilladora,
Los que ciñen carbunclos tu cabeza.
Pura la Iglesia ya, pura te llama
La Escuela, y todo pío afecto sabio
Cultas en tu favor da plumas bellas
¿Qué mucho, pues, si aún hoy sellado el labio,
Si la naturaleza aun hoy te aclama
Virgen pura, si el sol, luna y estrellas?
05 abril 2014
Pues que tú, Reina del cielo. Juan del Enzina
Juan del Enzina (1468-1529) fue poeta, músico y dramaturgo en los tiempos iniciales de nuestro Renacimiento. Aquí presentamos una de sus obras.
Pues que tú Reina del cielo
tanto vales,
¡da remedio a nuestros males!
Tú que reinas con el Rey
de aquel Reino celestial;
tú lumbre de nuestra ley,
luz de linaje humanal
pues para quitar el mal
tanto vales,
¡da remedio a nuestros males!
Tú, Virgen, que mereciste
ser madre de tal señor
tú, que, cuando le pariste,
le pariste sin dolor;
pues con nuestro Salvador
tanto vales,
¡da remedio a nuestros males!
Tú, que eres flor de las flores;
tú, que del cielo eres puerta;
tú, que eres olor de olores;
tú, que das gloria muy cierta,
si de la muerte muy muerta
no nos vales,
no hay remedio a nuestros males.
Pues que tú Reina del cielo
tanto vales,
¡da remedio a nuestros males!
Tú que reinas con el Rey
de aquel Reino celestial;
tú lumbre de nuestra ley,
luz de linaje humanal
pues para quitar el mal
tanto vales,
¡da remedio a nuestros males!
Tú, Virgen, que mereciste
ser madre de tal señor
tú, que, cuando le pariste,
le pariste sin dolor;
pues con nuestro Salvador
tanto vales,
¡da remedio a nuestros males!
Tú, que eres flor de las flores;
tú, que del cielo eres puerta;
tú, que eres olor de olores;
tú, que das gloria muy cierta,
si de la muerte muy muerta
no nos vales,
no hay remedio a nuestros males.
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01 febrero 2014
Canción a la Santísima Virgen María. Himno ortodoxo ruso
14 enero 2014
Inna-i-Baraya. Un canto a la Virgen
La monja maronita Marie Keyrouz canta en árabe a la Virgen.
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18 octubre 2013
Virgen pura. Música bizantina
Canta: Divina Ljubojevic
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28 junio 2013
Himno a la Virgen
La iglesia Católica Melquita es una iglesia oriental de rito bizantino en plena comunión con Roma. La inmensa mayoría de sus miembros son árabes y habitan en Líbano, Israel, Siria, Jordania y Egipto, aunque en los últimos años, por presiones políticas, muchos han emigrados a países europeos o americanos.
Hoy presentamos uno de sus himnos.
22 febrero 2013
Santa María loei
De nuevo una cantiga de Alfonso X el Sabio.
17 diciembre 2012
02 septiembre 2012
Fiestas de la Virgen
Hoy iniciamos la semana en que festejaremos a nuestra patrona, Nuestra Señora de la Consolación. La festividad es el día 4, sin embargo la solemnidad tendrá lugar el domingo siguiente, de manera que el triduo mariano se iniciará los días 5, 6 y 7, la Bajada de la Virgen y la ofrenda floral tendrán lugar el sábado día 8, y, finalmente, el domingo a las 20:00 h. celebraremos la misa solemne y compartiremos nuestras viandas en un ágape fraterno. Para destacar la importancia de María en nuestra fe, hemos seleccionado un fragmento de la Exhortación apostólica postsinodal Sacramentum Caritatis de Benedicto XVI al episcopado, al clero, a las personas consagradas y a los fieles laicos sobre la Eucaristía fuente y culmen de la vida y misión de la Iglesia, en la que reflexiona sobre la Madre de Dios y la celebración eucarística.
La relación entre la Eucaristía y cada sacramento, y el significado escatológico de los santos Misterios, ofrecen en su conjunto el perfil de la vida cristiana, llamada a ser en todo momento culto espiritual, ofrenda de sí misma agradable a Dios. Y si bien es cierto que todos nosotros estamos todavía en camino hacia el pleno cumplimiento de nuestra esperanza, esto no quita que se pueda reconocer ya ahora, con gratitud, que todo lo que Dios nos ha dado encuentra realización perfecta en la Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra: su Asunción al cielo en cuerpo y alma es para nosotros un signo de esperanza segura, ya que, como peregrinos en el tiempo, nos indica la meta escatológica que el sacramento de la Eucaristía nos hace preguntar ya desde ahora.
En María Santísima vemos también perfectamente realizado el modo sacramental con que Dios, en su iniciativa salvadora, se acerca e implica a la criatura humana. María de Nazaret, desde la Anunciación a Pentecostés, aparece como la persona cuya libertad está totalmente disponible a la voluntad de Dios. Su Inmaculada Concepción se manifiesta claramente en la docilidad incondicional a la Palabra divina. La fe obediente es la forma que asume su vida en cada instante ante la acción de Dios. La Virgen, siempre a la escucha, vive en plena sintonía con la voluntad divina; conserva en su corazón las palabras que le vienen de Dios y, formando con ellas como un mosaico, aprende a comprenderlas más a fondo (cf. Lc 2,19.51). María es la gran creyente que, llena de confianza, se pone en las manos de Dios, abandonándose a su voluntad [102]. Este misterio se intensifica hasta llegar a la total implicación en la misión redentora de Jesús. Como afirmó el Concilio Vaticano II, «la Bienaventurada Virgen avanzó en la peregrinación de la fe y mantuvo fielmente la unión con su Hijo hasta la cruz. Allí, por voluntad de Dios, estuvo de pie (cf. Jn 19,25), sufrió intensamente con su Hijo y se unió a su sacrificio con corazón de Madre que, llena de amor, daba su consentimiento a la inmolación de su Hijo como víctima. Finalmente, Jesucristo, agonizando en la cruz, la dio como madre al discípulo con estas palabras: Mujer, ahí tienes a tu hijo» [103]. Desde la Anunciación hasta la Cruz, María es aquella que acoge la Palabra que se hizo carne en ella y que enmudece en el silencio de la muerte. Finalmente, ella es quien recibe en sus brazos el cuerpo entregado, ya exánime, de Aquél que de verdad ha amado a los suyos «hasta el extremo» (Jn 13,1).
Por esto, cada vez que en la Liturgia eucarística nos acercamos al Cuerpo y Sangre de Cristo, nos dirigimos también a Ella que, adhiriéndose plenamente al sacrificio de Cristo, lo ha acogido para toda la Iglesia. Los Padres sinodales han afirmado que « María inaugura la participación de la Iglesia en el sacrificio del Redentor» [104]. Ella es la Inmaculada que acoge incondicionalmente el don de Dios y, de esa manera, se asocia a la obra de la salvación. María de Nazaret, icono de la Iglesia naciente, es el modelo de cómo cada uno de nosotros está llamado a recibir el don que Jesús hace de sí mismo en la Eucaristía.
Notas
[102] Cf. Homilía (8 diciembre 2005): AAS 98 (2006), 15-16.
[103] Const. dogm. Lumen gentium, sobre la Iglesia, 58.
[104] Propositio 4.
17 agosto 2012
Judeocristianismo: ebionitas y nazoreos
Francisco
Javier Bernad Morales
A
menudo, cuando utilizamos el término Jesucristo no somos conscientes de que no
se trata simplemente de un nombre propio, sino de que en él se unen dos
términos, referido el primero a Jesús de Nazaret y el segundo al Cristo. Es una
proclamación de Jesús como Mesías, pues eso significa el término Cristo, que a
menudo se hace de una forma tan rutinaria e inconsciente que casi ha perdido su
significado originario[1].
Pero, al decir Jesucristo o Cristo, no nos limitamos a afirmar el carácter
mesiánico de Jesús. En el judaísmo no han faltado personajes, entre ellos Simón
Bar Kochba o Sabbatai Zevi, que han sido tomados por algunos por el Mesías
esperado. Ningún judío, sin embargo, entre quienes los aclamaban, habría
sostenido que eran la encarnación del Señor. Simplemente la idea les habría
parecido sacrílega. Conceptos tales como la Trinidad y la preexistencia del
Hijo son ajenos a la religiosidad judía, que no puede ver en ellos más que proclamas
blasfemas e idolátricas.
Pero el
cristianismo no surge ya formado de la predicación de Jesús de Nazaret. Durante
mucho tiempo sus seguidores no constituyen una nueva religión, sino una
tendencia o secta más dentro del judaísmo, del que solo se separarán
lentamente. En Galilea, la región en que Jesús de Nazaret inició su misión y
donde reclutó a sus primeros seguidores, persistió durante mucho tiempo un
grupo, al que las fuentes cristianas denominan ebionita, que lo reconocía como
Mesías, pero no le atribuía una naturaleza divina. Por lo demás, mantenían la
circuncisión, guardaban el Sabbat y, en definitva, seguían las prescripciones
de la Torá[2].
Mostraban, por otra parte, una fuerte hostilidad hacia Pablo de Tarso y rechazaban la
virginidad de María. En este sentido, interpretaban Isaías 7, 14 como: “He aquí
que la joven concebirá y dará a luz un hijo”[3].
En el
siglo IV, Epifanio de Salamina menciona la existencia de otro grupo, el de los
nazoreos, quienes, si bien mantienen una cristología ortodoxa, se aferran a la
observancia de la Torá. Respecto a ellos, mantuvieron una controversia
epistolar Jerónimo de Estridón y Agustín de Hipona[4].
Mientras que el primero rechazaba sus prácticas judías, el segundo no
consideraba grave que las mantuvieran y, aunque pensaba que estaban destinadas
a la desaparición, no le parecía adecuado prohibirlas.
Ya en
el siglo V, dejamos de tener información sobre estos grupos, que parecen haber
desaparecido. En su contra actuaron dos factores principales. De un lado la
clarificación cristológica del cristianismo ortodoxo, que los dejó fuera de la
Gran Iglesia, y de otro, la reestructuración del judaísmo iniciada tras la
destrucción del Templo. La duodécima bendición de la Amidá introducida por el
rabino Gamaliel II, en realidad una maldición contra los sectarios, se dirige,
entre otros, contra ellos. Entre un cristianismo que precisa con nitidez sus
concepciones cristológicas, y un judaísmo renovado entregado a la recopilación
de la ley oral, no queda sitio para los judeocristianos, que se ven excluidos
de ambas religiones.
[1] Por esta razón, Paul Tillich
prefiere utilizar la expresión Jesús el Cristo.
[2] LÉMONON, Jean-Pierre, “Los
judeocristianos: testigos olvidados”, Cuadernos
Bíblicos, 135, Estella, Verbo Divino, 2007.
[3] Estas noticias proceden de
Ireneo de Lyon. LÉMONON (2007) p. 20. Casi todo lo que sabemos sobre los
ebionitas ha llegado a nosotros a través de los autores ortodoxos que combatían
sus doctrinas.
[4] LÉMONON (2007) p. 38.
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08 agosto 2012
Cristianos nestorianos
Francisco Javier Bernad Morales
La
definición del Cristo[1]
centró el debate teológico en los primeros siglos de la Iglesia. Sucesivos
concilios establecieron con progresiva claridad la doctrina ortodoxa,
conformando de esta manera los principales dogmas de nuestra fe y el marco de
creencias de lo que se ha dado en llamar Gran Iglesia. Este proceso de
clarificación tuvo como consecuencia que en torno a las interpretaciones
desechadas, calificadas como heréticas, se constituyeran nuevas iglesias
separadas del tronco principal. Es muy probable que en la actualidad los
términos de la discusión se nos antojen excesivamente sutiles, accesibles tan
solo a personas con una sólida formación religiosa. Sin embargo, en su momento,
y aunque ciertamente no podamos saber en qué medida eran correctamente
comprendidas las diferentes posiciones, en torno a ellas se formaron
apasionados grupos de seguidores, dispuestos a utilizar cualquier medio,
incluida la fuerza, con tal de imponerse. Las diferencias religiosas se
solapaban, además, con conflictos políticos y la herejía arraigaba en regiones
donde era fuerte la oposición a un poder imperial a menudo visto como opresivo.
La polémica se desarrolló en varios frentes, en cuyo detalle no vamos a entrar
por no alargarnos en exceso. Nos centraremos tan solo en una de esas ramas
desgajadas, que llegó a alcanzar una gran dimensión en extensas regiones de
Asia, antes de casi desaparecer ante la expansión del islam y del budismo. Las
discrepancias surgieron en torno a la utilización del término Theotokos (madre de Dios), referido a María.
Nestorio, patriarca de Antioquía, lo consideró inaceptable, ya que aquella,
argumentaba, solo había sido madre de la naturaleza humana de Jesús, no de la
divina. Para Nestorio[2],
en Cristo existen dos personas, una divina y otra humana. Estas ideas fueron
condenadas en el Concilio de Éfeso (431), pues implicaban que solo la persona
humana había sufrido en la cruz, en tanto que la divina había permanecido
impasible. De hecho, la idea de un Dios sufriente repugnaba a la tradición filosófica
helénica. En la concepción de Nestorio, la muerte de Jesús habría sido, pues,
la de un ser humano, lo que, a juicio de la ortodoxia, la privaba de todo valor
salvífico.
Nestorio
fue depuesto y desterrado. Muchos de sus seguidores, para escapar a la
persecución se refugiaron en el reino lájmida[3],
donde el cristianismo nestoriano llegó a convertirse en religión del Estado; mientras
que otros huyeron al Imperio Sasánida. Desde allí, en los siglos siguientes, el
nestorianismo se propagó hacia la India, Asia Central, Mongolia y China. El
fraile franciscano Guillaume de Rubrouck, que visitó Karakorum en 1254 encontró
a numerosos nestorianos en la corte de Mongka, nieto de Gengis Kan, e incluso
asistió a sus oficios durante la Pascua[4].
Por otra parte, la iglesia siro-malabar,
presente en el estado indio de Kerala, y en comunión con Roma desde el sínodo
de Diamper (1599), es también de origen nestoriano, si bien la tradición remonta su fundación al apóstol Santo Tomás. En la actualidad, la iglesia asiria de
Irak es la principal comunidad nestoriana, aunque está muy debilitada por los
conflictos bélicos y el auge del islamismo.
[1] Me refiero al Cristo como el
Ungido, la traducción griega del término Mesías, sin prejuzgar su naturaleza
divina o humana.
[2] Una buena
y breve exposición de las ideas de Nestorio en http://ec.aciprensa.com/wiki/Nestorio_y_Nestorianismo
(disponible en agosto de 2012).
[3] Los lájmidas eran un pueblo
árabe que formó un reino vasallo del Imperio Sasánida, en tierras
semidesérticas al sudoeste de Mesopotamia.
[4] CROUSSET, René, El imperio de las estepas, Madrid, EDAF,
1991, p. 323.
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Virgen
16 junio 2012
Cantiga 47. Virgen Santa Maria, guarda-nos se te praz
Aunque tradicionalmente se han atribuido la Cantigas de Santa María el rey castellano Alfonso X el Sabio (1221-1284), hoy generalmente se admite que, si bien el monarca intervino en muchas de ellas, no todas proceden de su mano. Se trata de un conjunto de unas cuatrocientas veinte composiciones escritas en galaico-portugués, la mayoría de las cuales relatan milagros de la Virgen en un tono sencillo y hasta ingenuo, testimonio de una fe alegre y confiada.
A continuación insertamos la cantiga 47:
Esta es cómo Santa María guardó al monje que el demonio
quiso asustar, para hacerlo perder.
Para arrancar de los corazones la gran perfidia, se muestra Santa María en sus grandes visiones.
Porque él, noche y día, lucha por hacernos caer en yerros, para que perdamos a Dios, tu Hijo, que quiso sufrir, en la cruz, pasión y muerte, para que tuviésemos paz.
Y de esto, amigos míos, quiero referiros un hermoso milagro, del que hice mi cantar, cómo Santa María fue a guardar a un monje de la tentación del demonio, al que el bien desagrada.
Este monje estaba ordenado, y según oí, observaba muy bien sus reglas, como he aprendido, pero el demonio artero lo turbó de manera que hizo que, en la bodega, bebiera demasiado vino.
Cuando estaba bebido, el monje quiso irse en derechura a la iglesia, pero el demonio le salió al encuentro, en forma de toro, y fue a herirlo con sus cuernos, bajos, tal como lo hace el toro.
Cuando esto vio el monje, se llenó de espanto y a Santa María llamó, muy recio; Ella se le apareció enseguida y amenazó al toro, diciendo: "Sigue tu camino, que malos juegos tienes."
Después, en hechura de hombre, se le apareció otra vez, alto, de negro y velludo, negro como la pez; pero le acudió luego la Virgen de buena prez, diciendo: "Huye, malo, que eres peor que un chiquillo."
Después de que Santa María hubo socorrido al monje, como os he dicho, y le quitó el miedo del demonio y el vino, con el que estaba enloquecido, le dijo: "Guárdate, desde hoy, y no seas malvado."
Para arrancar de los corazones la gran perfidia, se muestra Santa María en sus grandes visiones.
Porque él, noche y día, lucha por hacernos caer en yerros, para que perdamos a Dios, tu Hijo, que quiso sufrir, en la cruz, pasión y muerte, para que tuviésemos paz.
Y de esto, amigos míos, quiero referiros un hermoso milagro, del que hice mi cantar, cómo Santa María fue a guardar a un monje de la tentación del demonio, al que el bien desagrada.
Este monje estaba ordenado, y según oí, observaba muy bien sus reglas, como he aprendido, pero el demonio artero lo turbó de manera que hizo que, en la bodega, bebiera demasiado vino.
Cuando estaba bebido, el monje quiso irse en derechura a la iglesia, pero el demonio le salió al encuentro, en forma de toro, y fue a herirlo con sus cuernos, bajos, tal como lo hace el toro.
Cuando esto vio el monje, se llenó de espanto y a Santa María llamó, muy recio; Ella se le apareció enseguida y amenazó al toro, diciendo: "Sigue tu camino, que malos juegos tienes."
Después, en hechura de hombre, se le apareció otra vez, alto, de negro y velludo, negro como la pez; pero le acudió luego la Virgen de buena prez, diciendo: "Huye, malo, que eres peor que un chiquillo."
Después de que Santa María hubo socorrido al monje, como os he dicho, y le quitó el miedo del demonio y el vino, con el que estaba enloquecido, le dijo: "Guárdate, desde hoy, y no seas malvado."
31 mayo 2012
Lutero. Comentario al Magnificat
Francisco Javier Bernad
Morales
En
los meses transcurridos entre noviembre de 1520 y junio de 1521, Lutero traduce
el Magnificat al alemán y lo publica acompañado de un extenso comentario,
en que, verso por verso intenta desentrañar su significado más profundo. Es un
momento crucial en su vida. El 15 de junio de 1520, el papa León X había condenado sus
doctrinas mediante la bula Exsurge Domine y el 3 de enero del año siguiente, dado que no
había conseguido que se retractara, lo había excomulgado en una nueva
bula: Decet Romanum Pontificem. Poco después, del 25 de enero al 28 de mayo, se había
desarrollado la Dieta de Worms, en la que Lutero había defendido su posición
en presencia del Emperador Carlos V y de los príncipes alemanes. Ante la imposibilidad de
vencer su firmeza, un edicto del 25 de mayo, prohibió sus obras y lo calificó
de hereje, autorizando que cualquiera pudiera darle muerte. A fin de protegerlo,
su soberano, el elector de Sajonia Federico el Sabio, decidió fingir un
secuestro y ocultarlo en el castillo de Wartbug. En este forzado retiro, mientras toda Alemania se interrogaba por su paradero y muchos temían que hubiera sido asesinado, inició la traducción de la Biblia al alemán.
A
continuación reproducimos el inicio de
su comentario al primer verso del Magnificat.
"Mi alma glorifica a
Dios, mi Señor
Estas palabras brotan de un ardor inflamado y de un gozo desbordante,
en el que bullen todas sus facultades, toda su vida, y que exulta en su
espíritu. Por eso no dice 'yo ensalzo a Dios', sino 'mi alma' como si quisiera
expresar, 'mi vida, todos mis sentidos, se ciernen en el amor, alabanza y gozo
divinos con tal intensidad que me siento arrastrada a alabar a Dios con fuerza
superior a las mías'. Esto es lo que exactamente sucede con quienes han gustado
la dulzura y el espíritu de Dios: sienten más de lo que les es posible
expresar, puesto que el alabar gozosamente a Dios no es obra humana, sino una
pasión alegre, una operación divina inefable, solo cognoscible desde la
experiencia personal, como dice David en el Salmo 33: 'Gustad y ved qué bueno
es el Señor; dichoso el hombre que a él se confía'. en primer lugar se habla de
gustar, y después viene el ver, por la sencilla razón de que no es posible
llegar a este conocimiento sin la experiencia y la sensación peculiares que solo
puede alcanzar quien, en lo profundo de su indigencia, confía en Dios de todo
corazón. Por este motivo se añade enseguida. `dichoso el hombre que confía en
Dios`, porque entonces este hombre experimentará dentro de sí la obra de Dios y
de esta forma llegará a esa dulzura sensible y, a través de ella, a la
comprensión e inteligencia completas." (El salmo citado suele aparecer
como 34 en las ediciones actuales de la Biblia. La diferencia se debe a que en la Septuaginta, seguida por la Vulgata, los salmos 9 y el 10
aparecían unidos, mientras que en el texto masorético están separados).
Para terminar, incluimos la
invocación final del comentario:
"…pidamos
a Dios que nos conceda la correcta inteligencia de este Magnificat: que no se
contente con iluminar y hablar, sino que inflame y viva en el cuerpo y en el
alma. Que Cristo nos lo conceda por la intercesión y la voluntad de su querida
madre María. Amén."
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10 mayo 2012
Cantiga 100: "Santa Maria Strela do dia"
Hoy recordamos a María, Madre de la Iglesia. Por eso nos ha parecido oportuno insertar esta hermosa cantiga compuesta en galaico-portugués por el rey de Castilla y de León Alfonso X el Sabio (1221-1284), en la que se muestra la confianza en la misericordia de la Virgen y en su papel mediador ante el Señor. Ofrecemos la versión de Early Music Circle, que nos ha impresionado por su excelente calidad. Los subtítulos se muestran en el idioma y la ortografía de la época, aunque se ha añadido una traducción al castellano.
Tanto el vídeo como la traducción, están tomados del canal de Youtube h4m69
Tanto el vídeo como la traducción, están tomados del canal de Youtube h4m69
Santa María, estrella del día, muéstranos la vía para Dios, y guíanos.Porque haces ver a los errados, que se perdieron por sus pecados, y les haces entender que son culpables; pero que Tú los perdonas de la osadía que les hacía hacer locuras que no debieran.
Debes mostrarnos el camino, para ganar por todos modos la luz sin par y verdadera que sólo Tú puedes darnos; porque, a Ti, Dios te lo concedería y quería dárnosla por Ti, y nos la daría.Tu juicio puede guiarnos, más que en nada, al Paraíso donde Dios tiene siempre gozo y sonrisa para quien quiso creer en El; y me placería, si a Ti te place, que fuese mi alma en tu compañía.
06 mayo 2012
Virgen María, Madre
Dámaso Alonso
En el día de la Madre, queremos felicitar a todas las madres y nuestro regalo es un bello poema de Dámaso Alonso que canta la belleza de la madre de todos y ejemplo a imitar, la Virgen María.
“…Virgen María, Madre…
No, yo no sé quién eres,
No, yo no sé quién eres, pero tú eres
luna grande de enero que sin rumor nos besa,
primavera surgente como el amor en junio,
dulce sueño en el que nos hundimos,
agua tensa que bebe con trémula avidez
la vegetal cécula joven…
¡Qué dulce sueño en tu regazo, madre!
soto seguro y verde entre corrientes rugidoras…
nieve en quien Dios se posa…
Oh tú, primavera y extrañísima creatura de su amor…”
En el día de la Madre, queremos felicitar a todas las madres y nuestro regalo es un bello poema de Dámaso Alonso que canta la belleza de la madre de todos y ejemplo a imitar, la Virgen María.
“…Virgen María, Madre…

No, yo no sé quién eres, pero tú eres
luna grande de enero que sin rumor nos besa,
primavera surgente como el amor en junio,
dulce sueño en el que nos hundimos,
agua tensa que bebe con trémula avidez
la vegetal cécula joven…
¡Qué dulce sueño en tu regazo, madre!
soto seguro y verde entre corrientes rugidoras…
nieve en quien Dios se posa…
Oh tú, primavera y extrañísima creatura de su amor…”
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