Se acaban las vacaciones y todos nos preparamos para la vuelta a la rutina diaria y, en estos días, prestamos especial atención a los niños que abandonan su periodo de descanso y se esfuerzan en tener todo listo, con la ayuda de la familia, para iniciar las clases en las mejores condiciones posibles. Esto que es lo habitual en nuestro entorno, no lo es así en muchos lugares del mundo, pues los más pequeños carecen de uno de los derechos más elementales como es la educación. Se ven obligados a trabajar para subsistir y ayudar a sus familias, y la cifra de niños en esta situación , a nivel mundial, es alarmante, son 218 millones los niños de 5 a 17 años de edad que trabajan para sobrevivir, de los que 126 millones lo hacen en condiciones peligrosas de seguridad y en situación de servidumbre, en ocasiones, separados de sus familias. Nosotros desde aquí, queremos llamar la atención sobre este hecho dramático para tomar conciencia de forma individual y colaborar, en la medida de nuestras posibilidades, en denunciarlo y crear también una cultura de rechazo hacia esta situación. Con el fin de acercarnos al problema y sensibilizarnos de alguna manera, presentamos un vídeo elaborado por la OIT y Cáritas, con el testimonio de muchos niños que viven así su pobreza.
31 agosto 2012
30 agosto 2012
Bienvenida a D. José Rico Pavés
Desde este blog queremos dar la bienvenida y
expresar nuestra acogida al nuevo obispo auxiliar de nuestra diócesis de
Getafe, la más joven de Europa, D. José Rico Pavés. Él también es un obispo
joven -46 años- y, a juzgar por su trayectoria en el sacerdocio, tenemos la
seguridad de que formará buen equipo con D. Joaquín para afrontar los retos de
la nueva evangelización.
A fin de conocer datos sobre su biografía, se
puede consultar el siguiente enlace a la página web de la diócesis de Getafe.
29 agosto 2012
Totalitarismo y relativismo moral
Francisco Javier Bernad Morales
En
nuestras modernas sociedades democráticas occidentales, se extiende progresivamente
la idea de que cada sociedad o cada cultura genera sus propias normas morales y
no existe ninguna escala axiológica que permita determinar la superioridad de unas sobre
otras. De ahí se sigue el corolario de que es absurdo interrogarse por los
principios éticos que informan la moral; lo cual tiene como consecuencia
práctica que, olvidados los grandes principios, tendamos a regir nuestro
comportamiento por un tibio hedonismo, y que renunciemos a juzgar los ajenos en
tanto no nos afecten directamente. En parte se trata de una reacción, en su
inicio saludable, contra el agobiante normativismo de épocas pasadas y contra
la arrogancia con que los europeos nos hemos relacionado tradicionalmente con
el resto de las culturas. Curiosamente, el eurocentrismo que de esta manera
creíamos superar, se cuela por la puerta de atrás. Abrumados por un sentimiento
de culpabilidad histórica, suponemos que nuestra cultura judeocristiana es la
causante de los males del mundo y, sin proponérnoslo, aceptamos que los seres
humanos ajenos a ella, meras víctimas de nuestra soberbia, no son responsables
de sus actos, con lo que, a nuestros ojos, quedan convertidos en buenos
salvajes, cuyo estado de inocencia es necesario preservar.
El
relativismo moral, aunque a menudo se presente como condición de la democracia,
es una consecuencia de las ideologías que conciben a la humanidad como
segmentada en colectivos étnicos, culturales o religiosos netamente definidos y
excluyentes, siendo la pertenencia a uno de estos grupos, lo que determina los
derechos y las obligaciones de los individuos, así como su sistema de valores.
En ese sentido conecta con la pesadilla totalitaria del siglo XX. La idolatría
de la raza condujo al nazismo no tan solo a una jerarquización de los grupos
humanos, sino a la exclusión de algunos de ellos -judíos, gitanos-, rebajados a la categoría de
alimañas a las que se debía exterminar. Pero, por el momento, aunque su ascenso
resulta preocupante, el totalitarismo nazi tan solo seduce a grupos marginales
muy alejados de la sensibilidad progresista generalmente abrazada por los
partidarios del relativismo. Estos se hallan, en cambio, influidos por la otra
gran corriente totalitaria: el marxismo.
Al
contrario del nazismo, el marxismo no recurre a la genética para justificar la
escisión de la humanidad, sino a una argumentación más sutil y, al menos en
apariencia, intelectualmente respetable. Quizá, sea esto lo que, unido al papel
de la Unión Soviética en la II Guerra Mundial, explique que aún persista su
influencia, aunque en los actuales tiempos de pensamiento débil, esta no
presente ya el carácter de una ideología cerrada y omnicomprensiva.
El
ataque de Marx a la universalidad de los principios éticos se fundamenta en una
concepción de la naturaleza humana, expresada con claridad en el Prólogo de la Contribución a la Crítica de
la Economía Política (1859):
No es la conciencia del hombre la que
determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es el que determina su
conciencia.
El ser social a que se refiere se edifica a partir de
las relaciones necesarias e involuntarias que los hombres establecen en el
proceso de producción. Ahora bien, en la sociedad capitalista, la estructura
económica implica la existencia de dos grupos opuestos: los explotadores,
propietarios de los medios de producción, y los explotados, poseedores tan solo
de su fuerza de trabajo y obligados para subsistir a ponerla al servicio de los
primeros. Puesto que toda la superestructura jurídica y política nace de esta
distinción radical, las normas son instrumentos destinados a perpetuarla. Dicho
de otra manera, no existe la posibilidad de unos principios éticos de
aplicación universal en tanto que la humanidad continúe escindida en clases
sociales. Ya en 1847, había formulado tal idea en La miseria de la filosofía:
Los mismos hombres que establecen las
relaciones sociales conforme a su productividad material producen también los
principios, las ideas, las categorías, conforme a sus relaciones sociales.
Así, estas ideas, estas categorías
resultan tan poco eternas como las relaciones que expresan. Son productos históricos y transitorios.
La humanidad solo comenzará a existir como tal en
sentido universal, una vez la abolición de la propiedad privada haya puesto fin
a la lucha de clases. Hasta ese momento, frente a la moral de los explotadores,
los explotados deben esgrimir la acción revolucionaria, aquella que ponga fin a
la situación presente. Para ellos no tiene sentido interrogarse por los
principios éticos que rigen sus actos, pues estos se justificarán en función de
si contribuyen o no a acelerar el advenimiento de la nueva sociedad. El gulag
no es una desviación aberrante de la praxis revolucionaria, sino una
consecuencia lógica de sus presupuestos ideológicos, en la misma medida en que
la Shoá es la culminación coherente del
pensamiento hitleriano.
Del formidable ataque lanzado en los dos siglos
anteriores contra las concepciones universalistas judeocristianas, no queda,
tras el hundimiento de las grandes ideologías que lo sustentaron, más que una
extendida convicción de que no existen principios absolutos. Se trata, por
decirlo de alguna manera, de un concepto huérfano, desligado de los sistemas
que constituyeron su razón de ser, pero no por eso resulta menos peligroso,
pues al aniquilar la capacidad de discernimiento moral, deja a la sociedad
inerme ante nuevas amenazas totalitarias.
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28 agosto 2012
El sufrimiento del justo
Hoy,
día de San Agustín, recordamos un capítulo de La ciudad de Dios (I, 8), centrado en un problema que, desde Job,
siempre ha preocupado a los creyentes: el sufrimiento del justo y la aparente
recompensa del malvado.
1. Alguien podrá decir: “Este divino favor,
¿por qué ha alcanzado también a los impíos e ingratos?” ¿Por qué ha de ser,
sino porque lo brindó quien hace salir diariamente el sol sobre buenos y malos, y hace
llover sobre justos y pecadores? Sí,
habrá algunos que, cayendo en la cuenta de esto, se corrijan con dolor de su
impiedad, y otros que despreciando, como dice el Apóstol, las riquezas de
bondad y de tolerancia de Dios, con la dureza de su corazón impenitente, están
almacenando castigos para el día del castigo, cuando se revele el justo juicio
de Dios, que pagará a cada uno según sus obras.
Con todo, la paciencia de Dios está invitando
a la conversión a los malos, y el azote de Dios a los buenos les enseña la
paciencia. Asimismo, la misericordia de Dios rodea amorosamente a los buenos
para animarles, y la severidad de Dios corrige a los malos para castigarles. Plugo
a la divina Providencia disponer para la otra vida bienes a los buenos que no disfrutarán
los pecadores, y males a los impíos que no atormentarán a los justos. Sin
embargo, ha querido que estos bienes y males pasajeros fueran comunes a todos
para que no se busquen ansiosamente los bienes que vemos en posesión también de
los malos, ni se hay, como de algo vergonzoso, de los males que con mucha
frecuencia padecen incluso los buenos.
2. Lo que más nos interesa aquí es la postura
personal tanto en las cosas que llamamos prósperas como ante las adversas.
Porque el hombre de bien ni se engríe con los bienes temporales, ni se siente
abatido con los males. Y al contrario, el malvado sufre el castigo de la
desgracia temporal, porque con la prosperidad cae en la corrupción. No
obstante, Dios en la misma distribución de bienes y males, hace más patente con
frecuencia su intervención. En efecto, si ahora castigase cualquier pecado con
penas manifiestas, se creería que no reserva nada para el último juicio. Al
contrario, si ahora dejase impunes todos los pecados, creeríamos que no existe
la Providencia divina. Otro tanto sucede con las cosas prósperas: si Dios no
las concediese con abierta generosidad a algunos de cuantos se las piden,
diríamos que no son de su jurisdicción; y asimismo, si las concediese a todos
cuantos se las piden, llegaríamos a pensar que solo se le debe servir en espera
de semejante recompensa. Y un servicio así, lejos de hacernos más santos, nos
volvería más ambiciosos, más avaros.
Deducimos de aquí que no porque buenos y
malos hayan sufrido las mismas pruebas, vamos a negar la distinción entre
ellos. Bien se compagina la desemejanza de los atribulados con la semejanza de
las tribulaciones. Y aunque estén sufriendo el mismo tormento, no por ello son
idénticos la virtud y el vicio. Como por un mismo fuego brilla el oro y humea
la paja; como bajo un mismo trillo se tritura la paja y el grano se limpia;
como no se confunde el alpechín con el aceite al ser exprimidos bajo la misma
almazara, de igual modo un mismo golpe, cayendo sobre los buenos, los somete a
prueba, los purifica, los afina; y condena, arrasa y extermina a los malos. De
aquí que, en idénticas pruebas, los malos abominan y blasfeman de Dios; en
cambio, le suplican y no dejan de alabarle los buenos. He aquí lo que nos
interesa: no la clase de sufrimientos, sino cómo los sufre cada uno. Agitados
con igual movimiento, el cieno despide un hedor insufrible, y el ungüento una
suave fragancia.
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San Agustín
27 agosto 2012
La última conversación de Santa Mónica
Santa
Mónica falleció en Ostia en el año 387,
cuando se preparaba para regresar a África en compañía de su hijo. Este nos ha
dejado en Las confesiones (IX, 10) el
conmovedor relato de una conversación entre ambos, pocos días antes de que ella
enfermara mortalmente. Madre e hijo trataban de imaginar cuál sería la dicha de
los santos, tras la muerte, entregados a la contemplación del Señor:
Tales cosas decía yo, aunque no de este modo
ni con estas palabras. Pero tú sabes, Señor, que en aquel día, mientras
hablábamos de estas cosas -y a medida que hablábamos nos parecía más vil este mundo con todos sus
deleites-, díjome ella: “Hijo, por lo que a mí toca, nada me deleita ya en esta
vida. No sé ya qué hago en ella ni por qué estoy aquí, muerta a toda esperanza
del siglo. Una sola cosa había por la que deseaba detenerme un poco esta vida,
y era verte cristiano católico antes de morir: superabundantemente me ha
concedido esto mi dios, puesto que, despreciada la felicidad terrena, te veo
siervo suyo. ¿Qué hago, pues, aquí?”
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26 agosto 2012
Nosotros somos testigos
Carmen Sáez Gutiérrez
SAMMARTANO, N. Nosotros somos testigos. Itinerario espiritual para los laicos de nuestro tiempo. Ed. Narcea, Madrid 2008, 13,5 x21, 109 pp.
SAMMARTANO, N. Nosotros somos testigos. Itinerario espiritual para los laicos de nuestro tiempo. Ed. Narcea, Madrid 2008, 13,5 x21, 109 pp.
Nino Sammartano, colaborador salesiano y experto en pastoral juvenil y familiar, hace una llamada a todos los laicos a una nueva evangelización, dando testimonio de Cristo como alimento de nuestra espiritualidad y como modelo perfectamente accesible a todos los hombres, pues siendo enviado del Padre, asumió la condición humana con sus limitaciones.
Seguir a Cristo significa incorporar a nuestra persona actitudes profundas de su personalidad histórica que están en el origen de sus acciones, tales como la atención a los hermanos, la disponibilidad, el sentido de la verdad y de la misión… Una buena manera de encontrar a Jesús es la contemplación, el encuentro y la mirada profunda a los rasgos de su persona que dibujan su rostro. Son diez los rasgos de Jesús que presenta el autor como dignos de ser contemplados por los cristianos que quieren dar testimonio.
El libro se detiene en la reflexión de cada una de estas características esenciales de Cristo a la luz de textos evangélicos seleccionados en relación con el mundo actual para activar el servicio misionero de los laicos a través de su vida espiritual.
Es una llamada al apostolado para ser fermento del Reino de Dios.
La lectura es agradable, aderezada con numerosos ejemplos que invitan a un cambio profundo de las actitudes que llevan al encuentro con el Padre.
25 agosto 2012
San José de Calasanz
En el día de hoy en que los católicos recordamos a San José de Calasanz, presentamos este vídeo con unas notas biográficas.
24 agosto 2012
Oración
Cardenal Carlo María Martini
Te doy gracias, Señor,
porque me permites entrar
en este itinerario de oración y comunión
con todos los hermanos.
Guíanos tú, Padre, en este camino;
pon en nuestra boca las palabras verdaderas;
pon en nuestro corazón los sentimientos verdaderos;
pon en nuestras manos, en nuestros cuerpos los gestos verdaderos.
Sostén nuestra debilidad;
conforta nuestra fragilidad;
reúne nuestros pensamientos, nuestros sentimientos dispersos,
en el centro de la unidad que es tu hijo Jesucristo.
Te doy gracias, Señor,
porque me permites entrar
en este itinerario de oración y comunión
con todos los hermanos.
Guíanos tú, Padre, en este camino;
pon en nuestra boca las palabras verdaderas;
pon en nuestro corazón los sentimientos verdaderos;
pon en nuestras manos, en nuestros cuerpos los gestos verdaderos.
Sostén nuestra debilidad;
conforta nuestra fragilidad;
reúne nuestros pensamientos, nuestros sentimientos dispersos,
en el centro de la unidad que es tu hijo Jesucristo.
23 agosto 2012
Filosofía de la finitud
Francisco Javier Bernad Morales
MÈLICH, Joan-Carles, Filosofía de la finitud. Herder, Barcelona, 2002, 12 x 19,8, 183 pp.
MÈLICH, Joan-Carles, Filosofía de la finitud. Herder, Barcelona, 2002, 12 x 19,8, 183 pp.
Desarrolla
Mèlich en este libro ideas que ya apuntó en La ausencia del testimonio.
El Holocausto —por nuestra cuenta añadiríamos el Gulag, sin creer que
con ello se violente la argumentación— nos coloca ante la experiencia del mal
radical y nos obliga a repensar el ideal ético ilustrado y nuestra propia
concepción del hombre. Éste se nos presenta como un ser finito y contingente,
anclado en el tiempo, obligado a interrogarse sobre el sentido de la vida y
sobre el mal, e incapaz de hallar una respuesta. En una posición declaradamente
antikantiana, Mèlich niega la existencia de una razón pura práctica o de un
bien ontológico, con lo que recuerda lo apuntado por Isaiah Berlin acerca de la
incompatibilidad de los fines humanos —la libertad, la justicia, la
fraternidad— y la imposibilidad de
respuestas últimas para las cuestiones normativas. Para el ser humano, el otro
es la única trascendencia, un otro concreto, individual, con nombres y
apellidos; no, por tanto, la Humanidad, sino el prójimo. La relación es ética
cuando es deferente, cuando hace propia la causa del otro, del que no tiene
poder. Y ¿quién con menos poder que el llamado musulmán, en la jerga de
los campos?, el muerto viviente, el hombre a quien han aniquilado el alma,
aunque su cuerpo aún parezca vivo, un ser incapaz ya de expresarse mediante la
palabra, pero cuyo silencio, del que dan testimonio los relatos de los
supervivientes, es perenne recordatorio del horror. La ética fundamentada en la
experiencia del mal radical, de lo demoníaco —en palabras de Paul Tillich,
citadas por Mèlich, lo demoníaco consiste en algo finito y limitado que ha sido
investido de la magnitud de lo infinito—, formula su imperativo categórico en
la exhortación de Theodor W. Adorno ¡Que Auschwitz no se repita! La tarea fundamental de la educación será
evitar un nuevo Auschwitz.
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22 agosto 2012
María Virgen Reina
María, Virgen y Reina de los cielos,
proclamada así desde el concilio de Éfeso en el siglo V en tanto que portadora de Dios,
posee este título también, como dice Benedicto XVI, por su aceptación incondicional de
la voluntad del Padre. Así ha sido exaltada sobre todas las criaturas y coronada Reina
de los cielos y la tierra.
Presentamos hoy una original versión del canto Salve Regina interpretada por el coro
de Sister Act.
21 agosto 2012
20 agosto 2012
Ammas del desierto
Carmen Sáez Gutiérrez
FORMAN, MARY. Orar con las madres del desierto. Ed.
Mensajero. Bilbao 2007, 11x22,5, 155pp.
Mary Forman, doctora en teología,
monja benedictina y profesora en el College of Saint Benedict and Saint John´s
University of Minnesota, nos presenta en este libro el resultado del trabajo de
un curso sobre las “Ammas del desierto: parteras de sabiduría” que impartió en la Universidad de
Minnesota en el año 94. Estas mujeres cristianas de los siglos IV y V pioneras
de la vida de oración y fundadoras de
las primeras comunidades religiosas de mujeres en Egipto
y Palestina nos ofrecen un modelo de espiritualidad para nuestras vidas,
pleno de austeridad y entrega en la relación con Dios. Su atenta escucha a la voluntad del
Padre les concede el poder de discernimiento y la capacidad de seguir los pasos
del Creador.
Cada capítulo comienza con una
reflexión inicial basada en un pasaje bíblico y una oración, después continúa
con relatos de alguna de estas madres espirituales u ocasionalmente algún padre
del desierto, que nos aportan ricas enseñanzas acerca de la vida cristiana de
oración y compromiso. Al final de cada capítulo la autora presenta un ejemplo
actual relacionado con lo expuesto e invita a la reflexión personal o
comunitaria, proponiendo otras lecturas relacionadas con el tema abordado.
El libro termina con una amplia
bibliografía para seguir profundizando en la vida de estas mujeres, fuente de
sabiduría y precursoras del monacato femenino.
Es una obra indicada para
encuentros espirituales y momentos de meditación personal y comunitaria. Ofrece
también una síntesis de la hagiografía de la época, lo que hace considerar el
libro de gran interés cultural, a la vez que arroja luz sobre los orígenes del
monacato femenino, tema que no ha sido tratado con demasiada frecuencia.
19 agosto 2012
Un episodio de "Vida y destino"
Francisco Javier Bernad Morales
Leí ya hace tiempo esta obra de Vasili Grossman, pero hoy siento la necesidad de hablar de ella. En realidad podría comentarla durante meses sin por ello agotar su
riqueza. Hay novelas, algunas muy ambiciosas, cuyos personajes carecen de
espesor, son apenas sombras que reproducen sobre una blanca pantalla el
movimiento de manos ajenas. Pronuncian palabras que no podemos creer, pues
claramente traslucen pensamientos prestados. Quizá llegue a interesarnos la trama,
o nos sintamos deslumbrados por la maestría literaria del autor, por su manera
cautivadora de escribir; pero, transcurrido un tiempo, ningún sedimento habrá
quedado en nuestro espíritu. Habremos pasado un rato divertido, pero nada nuevo
sabremos sobre los seres humanos y el mundo en que habitan. Pienso, por poner
dos ejemplos distantes, en El Buscón
de Quevedo y en la trilogía de El Ruedo
Ibérico de Valle Inclán. Grotescas caricaturas ricamente engalanadas;
brillantes fuegos de artificio pronto desvanecidos sin rastro en el firmamento
nocturno. Otras, en cambio ─La calle de Valverde de Max Aub o La
Regenta de Clarín─, se dirían pobladas por personas. Son obras cuya lectura
nos hace conocer mejor a nuestros semejantes y asomarnos a lo más íntimo de
nuestra conciencia. El escritor en ellas semeja un mediador del que se vale la
realidad más profunda para manifestarse. Unamuno, mejor dotado para la
filosofía que para la narración, pensó que Cervantes no había entendido
cabalmente a Don Quijote, e incluso en Niebla
imaginó que Augusto Pérez acudía a entrevistarse con su autor. Son brillantes
intuiciones que arrojan luz sobre lo que quiero expresar. Lázaro de Tormes,
Alonso Quijano y Sancho Panza nos hablarán eternamente, al igual que Pierre
Bezuhov o Andrei Volkonsky, pues sus vidas están dotadas de profundidad. Cito a
estos dos últimos, no solo porque Guerra y Paz sea una de las cumbres de
la categoría a que me refiero, sino también por el obvio parentesco, en
numerosas ocasiones señalado, que con ella guarda Vida y Destino.
No
es mi intención realizar un análisis de esta novela, sino tan solo trazar un
ligero apunte sobre uno de sus episodios y sobre los personajes que en él
intervienen. Amanece el 20 de noviembre de 1942. Durante toda la noche la
artillería soviética ha bombardeado las posiciones alemanas en torno a
Stalingrado, como preparación de la contraofensiva que cerrará la tenaza sobre
el ejército de Friedrich Paulus. Llega por fin el momento fijado para que la
columna de blindados del coronel Nóvikov inicie el avance. A su lado,
Guétmanov, el comisario político, le recuerda que es la hora. Sin embargo, el
coronel no da la orden. El camino por el que debe lanzar los tanques se halla
bajo el fuego de una batería rumana. Guétmanov se impacienta, pero Nóvikov
solicita al comandante de la artillería pesada que neutralice los cañones
enemigos. Pasan los minutos. El general Yeremenko recibe una llamada telefónica
de Stalin en la que este le pregunta si ya se ha iniciado el ataque. Se ve
obligado a contestar que aún no. En ese momento se diría que Nóvikov se
enfrenta a todo el peso del Estado, a todo el Partido. Pero permanece
impasible. Como disculpa, le dice a Guétmanov que no quiere perder un alto
número de tanques, pero este comprende que lo que en realidad le preocupa son
los hombres. El comisario político no puede reprimir una exclamación
admirativa. Finalmente, la batería rumana queda silenciada y el coronel da la
orden. Los T-34 emprenden la marcha victoriosa.
Al
anochecer, Guétmanov felicita al coronel ante los soldados:
“─¡Te
doy las gracias, Piotr Pávlovich! ─dijo─. Recibe un agradecimiento ruso, un
agradecimiento soviético. Te da las gracias el comunista Guétmanov. Me quito el
sombrero ante ti; gracias.”
Luego,
en privado, amplía sus elogios. Entusiasmado le dice a Nóvikov que nunca podrá
olvidar la manera en que retrasó el ataque, pese a todas las presiones y cómo
gracias a ello no ha perdido un solo hombre ni un solo tanque.
Poco
después, ya a solas, Guétmanov escribe una carta al jefe del Estado Mayor en
que acusa al coronel Nóvikov de haber retrasado deliberadamente el inicio de la
operación.
Podemos
suponer que el comisario político es un simple hipócrita. Sin embargo, su
admiración por el coronel parece sincera. Es posible que en él coexistan el ser
humano capaz de experimentar simpatía y de ponerse en el lugar de sus
semejantes, y el activista del Partido, convencido de que el triunfo de la
Revolución exige el sacrificio de todo sentimiento, la aniquilación de la
conciencia.
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18 agosto 2012
¡Quiero ver tu rostro! (Jn 12, 20)
Patxi Loidi
Tú mi esperanza, Jesús.
Óyeme,
para que no sucumba al desaliento.
Óyeme,
para que no deje de buscarte.
Buscarte día a día, hora a hora.
Buscarte en soledad y compañía.
Estudiar y orar.
Dialogar y trabajar.
destruir cadenas.
Levantar ciudades solidarias.
Romperme en el tajo de la lucha de liberación.
Luchar y amar...
¡Te busco, Jesús!
¡Quiero ver tu rostro!
¡Quiero ver tu rostro!
Saliste a mi encuentro en una mañana de primavera.
Me tomaste de la mano
y estuvimos un rato juntos.
Te vi un poco, te sentí.
quiero conocerte más
y tenerte más cerca.
No me cierres la puerta.
Abre
y déjame entrar: Te estoy llamando.
Ábreme para que te vea
y esté contigo
y cambie todo entero,
mis entrañas y mi corazón,
mis manos y mi cabeza.
___________
LOIDI, PATXI Mar adentro. Plegarias para orar. Ed. Sal Terrae. Santander, 2003, p.40
Tú mi esperanza, Jesús.
Óyeme,
para que no sucumba al desaliento.
Óyeme,
para que no deje de buscarte.
Buscarte día a día, hora a hora.
Buscarte en soledad y compañía.
Estudiar y orar.
Dialogar y trabajar.
destruir cadenas.
Levantar ciudades solidarias.
Romperme en el tajo de la lucha de liberación.
Luchar y amar...
¡Te busco, Jesús!
¡Quiero ver tu rostro!
¡Quiero ver tu rostro!
Saliste a mi encuentro en una mañana de primavera.
Me tomaste de la mano
y estuvimos un rato juntos.
Te vi un poco, te sentí.
quiero conocerte más
y tenerte más cerca.
No me cierres la puerta.
Abre
y déjame entrar: Te estoy llamando.
Ábreme para que te vea
y esté contigo
y cambie todo entero,
mis entrañas y mi corazón,
mis manos y mi cabeza.
___________
LOIDI, PATXI Mar adentro. Plegarias para orar. Ed. Sal Terrae. Santander, 2003, p.40
17 agosto 2012
P. Christophe Lebreton (OCSA)
P. Christophe Lebreton fue el más joven (45
años) de los siete monjes trapenses del
monasterio de Notre-Dame de l'Atlas de Tibhirine en Argelia secuestrados y asesinados por el Grupo
Islámico Armado en 1996. Licenciado en Derecho y perteneciente a la generación
de la revuelta estudiantil del 68, profesó en la Orden Cisterciense a los
veinticuatro años, fue superior y maestro de novicios, un hombre entusiasta que
quiso vivir la pobreza de manera radical. La fe en Jesucristo le llevó a
ofrecer la vida, según da testimonio en sus diarios y poesías.
Testamento:
Mi cuerpo es para la tierra,
pero por favor ninguna protección
entre ella y yo.
Mi corazón es para la vida,
pero por favor nada de retoques
entre ella y yo.
Mis manos para el trabajo
sencillamente se cruzarán.
y el rostro,
que quede completamente desnudo
para no impedir el beso.
Y la mirada dejadla VER.
Un mes antes de
los “acontecimientos”, dos anotaciones reafirman su itinerario: Vivir la Resurrección en la relación
personal con Dios y el perdón es
ciertamente una resurrección vivida entre las personas.
______________
Los textos están tomados del Calendario 2011 Fieles hasta el final de las Agustinas Misioneras
Judeocristianismo: ebionitas y nazoreos
Francisco
Javier Bernad Morales
A
menudo, cuando utilizamos el término Jesucristo no somos conscientes de que no
se trata simplemente de un nombre propio, sino de que en él se unen dos
términos, referido el primero a Jesús de Nazaret y el segundo al Cristo. Es una
proclamación de Jesús como Mesías, pues eso significa el término Cristo, que a
menudo se hace de una forma tan rutinaria e inconsciente que casi ha perdido su
significado originario[1].
Pero, al decir Jesucristo o Cristo, no nos limitamos a afirmar el carácter
mesiánico de Jesús. En el judaísmo no han faltado personajes, entre ellos Simón
Bar Kochba o Sabbatai Zevi, que han sido tomados por algunos por el Mesías
esperado. Ningún judío, sin embargo, entre quienes los aclamaban, habría
sostenido que eran la encarnación del Señor. Simplemente la idea les habría
parecido sacrílega. Conceptos tales como la Trinidad y la preexistencia del
Hijo son ajenos a la religiosidad judía, que no puede ver en ellos más que proclamas
blasfemas e idolátricas.
Pero el
cristianismo no surge ya formado de la predicación de Jesús de Nazaret. Durante
mucho tiempo sus seguidores no constituyen una nueva religión, sino una
tendencia o secta más dentro del judaísmo, del que solo se separarán
lentamente. En Galilea, la región en que Jesús de Nazaret inició su misión y
donde reclutó a sus primeros seguidores, persistió durante mucho tiempo un
grupo, al que las fuentes cristianas denominan ebionita, que lo reconocía como
Mesías, pero no le atribuía una naturaleza divina. Por lo demás, mantenían la
circuncisión, guardaban el Sabbat y, en definitva, seguían las prescripciones
de la Torá[2].
Mostraban, por otra parte, una fuerte hostilidad hacia Pablo de Tarso y rechazaban la
virginidad de María. En este sentido, interpretaban Isaías 7, 14 como: “He aquí
que la joven concebirá y dará a luz un hijo”[3].
En el
siglo IV, Epifanio de Salamina menciona la existencia de otro grupo, el de los
nazoreos, quienes, si bien mantienen una cristología ortodoxa, se aferran a la
observancia de la Torá. Respecto a ellos, mantuvieron una controversia
epistolar Jerónimo de Estridón y Agustín de Hipona[4].
Mientras que el primero rechazaba sus prácticas judías, el segundo no
consideraba grave que las mantuvieran y, aunque pensaba que estaban destinadas
a la desaparición, no le parecía adecuado prohibirlas.
Ya en
el siglo V, dejamos de tener información sobre estos grupos, que parecen haber
desaparecido. En su contra actuaron dos factores principales. De un lado la
clarificación cristológica del cristianismo ortodoxo, que los dejó fuera de la
Gran Iglesia, y de otro, la reestructuración del judaísmo iniciada tras la
destrucción del Templo. La duodécima bendición de la Amidá introducida por el
rabino Gamaliel II, en realidad una maldición contra los sectarios, se dirige,
entre otros, contra ellos. Entre un cristianismo que precisa con nitidez sus
concepciones cristológicas, y un judaísmo renovado entregado a la recopilación
de la ley oral, no queda sitio para los judeocristianos, que se ven excluidos
de ambas religiones.
[1] Por esta razón, Paul Tillich
prefiere utilizar la expresión Jesús el Cristo.
[2] LÉMONON, Jean-Pierre, “Los
judeocristianos: testigos olvidados”, Cuadernos
Bíblicos, 135, Estella, Verbo Divino, 2007.
[3] Estas noticias proceden de
Ireneo de Lyon. LÉMONON (2007) p. 20. Casi todo lo que sabemos sobre los
ebionitas ha llegado a nosotros a través de los autores ortodoxos que combatían
sus doctrinas.
[4] LÉMONON (2007) p. 38.
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16 agosto 2012
Conversión de San Agustín
Benedicto XVI
...San Agustín buscó apasionadamente la verdad: lo hizo desde el inicio y después durante toda su vida. La primera etapa en su camino de conversión se realizó precisamente en el acercamiento progresivo al cristianismo. En realidad, había recibido de su madre, Santa Mónica, a la que siempre estuvo muy unido, una educación cristiana y, a pesar de que en su juventud había llevado una vida desordenada, siempre sintió una profunda atracción por Cristo, habiendo bebido con la leche materna, como él mismo subraya (cf. Confesiones, III, 4, 8), el amor al nombre del Señor.
Pero también la filosofía, sobre todo la platónica, había contribuido a acercarlo más a Cristo, manifestándole la existencia del Logos, la razón creadora. Los libros de los filósofos le indicaban que existe la razón, de la que procede todo el mundo, pero no le decían como alcanzar este Logos, que parecía tan lejano. Solo la lectura de las cartas de San Pablo, en la fe de la Iglesia católica. le reveló plenamente la verdad. San Agustín sintetizó esta experiencia en un de las páginas más famosas de las Confesiones, cuenta que, en el tormento de sus reflexiones, habiéndose retirado a un jardín, escuchó de repente una voz infantil que repetía una cantinela que nunca antes había escuchado: "tolle, lege; tolle, lege", "toma, lee; toma, lee" (VIII, 12, 29). Entonces se acordó de la conversión de San Antonio, padre del monaquismo, y solícitamente volvió a tomar el códice de San Pablo que poco antes tenía en sus manos: lo abrió y la mirada se fijó en el pasaje de la carta a los Romanos donde el Apóstol exhorta a abandonar las obras de la carne y a revestirse de Cristo (Rm 13, 13-14).
Había comprendido que esas palabras, en aquel momento, se dirigían personalmente a él, procedían de Dios a través del Apóstol y le indicaban que debía hacer en ese momento. Así sintió cómo se disipaban las tinieblas de la duda y quedaba libre para entregarse totalmente a Cristo: "Habías convertido a ti mi ser" comenta (Confesiones, VIII, 12, 30). Esta fue la conversión primera y decisiva....
Fragmento del Discurso de Benedicto XVI en la Audiencia del miércoles 27 de febrero de 2008
15 agosto 2012
A la Asunción de Nuestra Señora
Gerardo Diego
¿A dónde va, cuando se va, la llama?
¿A dónde va, cuando se va, la rosa?
¿A dónde sube, se disuelve airosa,
hélice, rosa y sueño de la rama?
A donde va la llama, ¿quién la llama?
A la rosa en escorzo, ¿quién la acosa?
¿Qué regazo, que esfera deleitosa,
qué amor de padre la alza y la reclama?
¿A dónde va, cuando se va escondiendo,
y el aire, el cielo queda ardiendo, oliendo
a olor, ardor, amor de rosa hurtada?
¿A dónde va el que queda, el que aquí abajo,
ciego del resplandor se asoma al tajo
de la sombra transida, enamorada?
No se nos pierde, no. Se va y se queda.
Coronada de los cielos, tierra añora
y baja en descensión de Mediadora,
rampa de amor, dulcísima vereda.
Recados del favor nos desenreda
la mensajera, la reveladora,
la paloma de paz. Heridla ahora.
Ya se acabó el suplicio de la veda.
Hoy sobre todo, que es la fiesta en Roma
y se ha visto volar otra Paloma
y posarse en la nieve de una tiara.
La Asunción de María –vítor, cielos-,
corazonada ayer de mis abuelos,
en luz, luz de dogma se declara.
Coronada de los cielos, tierra añora
y baja en descensión de Mediadora,
rampa de amor, dulcísima vereda.
Recados del favor nos desenreda
la mensajera, la reveladora,
la paloma de paz. Heridla ahora.
Ya se acabó el suplicio de la veda.
Hoy sobre todo, que es la fiesta en Roma
y se ha visto volar otra Paloma
y posarse en la nieve de una tiara.
La Asunción de María –vítor, cielos-,
corazonada ayer de mis abuelos,
en luz, luz de dogma se declara.
14 agosto 2012
Maximiliano Kolbe
Hoy, festividad de San Maximiliano Kolbe, insertamos un vídeo sobre su vida, verdadero ejemplo de devoción a la Inmaculada y testimonio de amor a Cristo, dirigido especialmente a los más pequeños de la casa. Es una producción en dibujos animados para que los niños puedan aprender como iniciarse en la fe cristiana, ofreciendo también su testimonio.
13 agosto 2012
El sentido de la vida
Francisco Javier Bernad Morales
Recupero una vieja recensión aparecida en Estudio Agustiniano.
GARCÍA ROJO,
Jesús, El sentido de la vida. Una
pregunta necesaria. Publicaciones Universidad Pontificia de Salamanca, Salamanca,
2004, 17 x 23,2, 322 pp.
Al cabo de
muchos años, Jesús García Rojo nos ofrece el texto completo de su tesis
doctoral en teología, de la que ya había publicado una versión resumida en
1989. El largo tiempo transcurrido desde entonces no ha hecho sino volver más
actual el estudio y más acuciante la necesidad de hallar una respuesta a una
pregunta que los seres humanos no podemos dejar de plantearnos, so pena de
quedar mutilados, condenados a una angustia sin salida, o simplemente
embrutecidos. Analiza García Rojo como el problema del sentido ha sido abordado
por el marxismo, desde los escritos de los fundadores, en que se elude su planteamiento,
hasta su reaparición en la obra de los pensadores heterodoxos, Schaff y
Machovec; para pasar después a Sigmund Freud y a su negación de la pertinencia
de toda indagación sobre el sentido, para continuar con la afirmación de la
centralidad de esta en la obra del psicólogo superviviente del Holocausto −es
decir, de la más radical negación de la dignidad humana− Viktor Frankl.
El capítulo
dedicado a este, de quien merece recalcarse la afirmación de que el dolor y la
muerte no privan de sentido a la vida, actúa como puente hacia la exposición de
la respuesta dada por los teólogos Tillich y Rahner, para quienes la pregunta
remite necesariamente a Dios como fundamento incondicionado de la existencia.
En su conjunto, el libro es una
apasionante reflexión sobre el ser humano, sobre su carácter contingente y
sobre su necesidad de hallar un fundamento que dé sentido a su existencia. Si
en tiempos todavía no muy lejanos, ideologías totalitarias ofrecían respuestas
que, al soslayar toda trascendencia, produjeron seres desprovistos de sentido
moral, en la actualidad, en sociedades acomodadas en el hedonismo y en el
relativismo ético, el peligro ya no está en que seamos víctimas de soluciones
engañosas, sino en que lleguemos a ser incapaces de plantearnos la pregunta.
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12 agosto 2012
Wadi al Safi
Con esta hermosa adaptación al Padre Nuestro de una conocida canción de Wadi al Safi, queremos enviar un abrazo a nuestros hermanos cristianos árabes, cuyas dificultades no olvidamos y a quienes tenemos presentes en nuestras oraciones.
11 agosto 2012
Clara de Asís
Carmen Sáez Gutiérrez
BRUNELLI, D. Clara
de Asís, camino y espejo . BAC, Madrid 2002, 13,5 x 20,5, 243 pp.
Clara de Asís es una de las figuras más
importantes de la historia de la Iglesia. Últimamente ha sido rescatada del olvido en el que ha
permanecido durante siglos. La celebración del octavo centenario en 1994 fue
ocasión para que se publicaran numerosas investigaciones y se divulgara su vida
y su obra.
Brunelli trata con ternura y cariño
a esta mujer que trazó un camino singular de seguimiento a Jesucristo, que aún en nuestros días cuenta con numerosos
seguidores
La obra se divide en dos partes. La
primera presenta el contexto histórico de Clara de Asís, en él se estudia el
gran despertar evangélico que tuvo lugar durante los siglos XI-XIII en toda la
Iglesia de occidente, cuyas notas más sobresalientes fueron la importancia
concedida a la predicación de la Palabra de Dios y la necesidad de llevar una
vida de pobreza para seguir realmente a Jesucristo. También se detiene en
analizar la espiritualidad de este renacer de los movimientos en los que las
mujeres tienen un protagonismo esencial, analizando la evolución del modelo
evangélico al modelo místico. La segunda parte expone y desarrolla el núcleo
central de la espiritualidad de Clara de Asís: el seguimiento de Jesucristo
pobre y humilde, que asumió nuestra humanidad. Después de dar unas pinceladas
históricas sobre la vida de la santa, trata sobre su relación con Jesucristo y
la dimensión contemplativa, en la que Jesucristo se manifiesta como camino y
espejo que refleja la belleza de Dios y transforma al que contempla, llevándole
a una vida de testimonio misionero.
El libro sitúa a Clara de Asís en el
lugar que le corresponde en la historia de la Iglesia por tratarse de la
primera mujer que redacta una Forma de vida, es decir, una Regla para la
Congregación de las hermanas de San Damián y por ser testimonio vivo de
experiencia cristiana eliminando la separación que pudiera darse entre vida
evangélica y contemplativa.
10 agosto 2012
A los pies del Moncayo
Carmen Sáez Gutiérrez
Entre las
múltiples rutas viajeras que podemos hacer en cualquier periodo de descanso,
quiero destacar una, que no por corta y cercana, es menos interesante, pues
además nos permite un acercamiento tanto al patrimonio cultural como a la
naturaleza.
Salimos de
Móstoles, camino de Almazán, Soria.
Allí nos encontramos con una de las maravillas del románico español, la Iglesia
de San Miguel. Al entrar en ella lo que más impresiona es la cúpula central,
uno de los pocos ejemplos de bóveda nervada de influencia islámica, en la que
los arcos se cruzan de manera que forman una estrella de ocho puntas. Se trata
de un templo construido hacia la mitad del siglo XII , de planta irregular,
pues la cabecera se inclina hacia la plaza en que está ubicada —algunos dicen
que representa la cabeza ladeada de Cristo después de expirar—. Sin duda alguna, vale la pena detenerse un
rato y contemplar la belleza de esta iglesia.
Desde aquí
podemos continuar hasta Ágreda,
también perteneciente a la provincia de Soria, comer, y visitar la ciudad que vio nacer a Sor M.ª de Jesús de Ágreda, uno de los personajes de
mayor talla espiritual e intelectual del siglo XVII, gran escritora mística del
barroco español que influyó notablemente en la corte como consejera de Felipe
IV. En la villa hay huellas imborrables del paso de tres culturas: árabe, judía
y cristiana. Entre los monumentos, destacamos la iglesia de San Miguel, gótica,
aunque de planta románica, la sinagoga, la iglesia de Nª Sª de la Peña, de
traza románica, considerada la más antigua de Ágreda y el Palacio de los
Castejón, de estilo herreriano y de grandes proporciones. Según el tiempo de
que dispongamos, también podemos visitar N.ª S.ª de los Milagros y San Juan
Bautista.
El día puede
terminar cenando y durmiendo en Tarazona.
La jornada siguiente puede destinarse a la visita por la mañana del Monasterio de Veruela y por la tarde, de la catedral de Tarazona y
terminar dando un paseo por la ciudad.
En un pequeño
valle formado por el río Huecha, a los pies del Moncayo, se sitúa el Monasterio
de Veruela, primer cenobio cisterciense de Aragón. Se amuralló para la
protección de los monjes y su trazado es hexagonal, de forma irregular.
Declarado Monumento Nacional, está totalmente restaurado. Además de haber sido
un importante centro religioso y núcleo de repoblamiento rural con importante
actividad agrícola, es famoso también porque, después de la Desamortización de
Mendizábal en 1835, se convirtió en lugar romántico y sitio
de verano de personajes famosos. El poeta Gustavo Adolfo Bécquer y su
hermano, el pintor Valeriano, disfrutaron junto a sus familias de una larga
estancia. Allí escribió el poeta las cartas Desde
mi celda para el diario madrileño El
Contemporáneo.
Antes de realizar
la visita a Tarazona, se puede ir a comer a Borja, que tiene un excelente establecimiento de restauración en la
plaza del Mercado, y pasear por la ciudad, ver la colegiata de Santa María, el
convento de la Concepción, el Palacio de Sánchez del Río….
Tarazona, ciudad situada a las faldas del
Moncayo y artravesada por el río Queiles es uno de los lugares más emblemáticos
de Aragón. Son muchos los monumentos a visitar: plaza de toros vieja, iglesia y
exconvento de San Francisco, Palacio Episcopal…, pero, a buen seguro, el que
destaca por su majestuosidad es la Catedral, asentada sobre una iglesia
hispanovisigótica, quedó sustituida por un proyecto gótico que desde entonces y
hasta nuestros días ha experimentado múltiples transformaciones. Hoy día,
totalmente restaurada tanto en su exterior como en su interior, luce con todo
su esplendor.
De Tarazona
tampoco debemos marcharnos sin dar un paseo por la judería y por la morería.
Podemos finalizar el día cenando en Tarazona y
descansando para aprovechar el día siguiente, subir al Moncayo
y caminar por una de las sendas del Parque Natural.
El viaje es
apasionante, puede dilatarse en el tiempo cuanto se quiera, pero tres días son
suficientes para empaparse de historia, arte, gastronomía, naturaleza y cómo
no, espiritualidad. Además en tiempos de crisis puede resultar una alternativa
económica para disfrutar unas vacaciones, si bien al escribir estas líneas,
viene a mi memoria la redacción de aquel niño rico, que escribía: … Era una familia tan pobre, tan pobre, que
hasta el mayordomo era pobre. Pues eso, que si podemos hacernos un
viajecito de tres días, con la terrible situación que estamos padeciendo, démos
gracias a Dios y seamos solidarios.
09 agosto 2012
Edith Stein
Hoy celebramos en la Iglesia Católica el día de la santa Edith Stein, filósofa, pedagoga y teóloga de origen judío, convertida al catolicismo, que profesó en la orden del Carmelo con el nombre de Sor Teresa Benedicta de la Cruz y fue gaseada en Auschwitz el 9 de agosto de 1942. Hasta el final fue un ejemplo de entereza y ánimo para aquellos que compartieron su destino con ella en la cámara de gas. Canonizada por Juan Pablo II en 1998, actualmente es considerada por la Iglesia copatrona de Europa.
En estos momentos difíciles para el equilibrio económico de Europa, vamos a pedirle que interceda para que los gobernantes sepan encontrar soluciones adecuadas a todos los ciudadanos de la Unión.
A continuación presentamos un vídeo en el que se dan unas pinceladas sobre su intensa biografía.
08 agosto 2012
Cristianos nestorianos
Francisco Javier Bernad Morales
La
definición del Cristo[1]
centró el debate teológico en los primeros siglos de la Iglesia. Sucesivos
concilios establecieron con progresiva claridad la doctrina ortodoxa,
conformando de esta manera los principales dogmas de nuestra fe y el marco de
creencias de lo que se ha dado en llamar Gran Iglesia. Este proceso de
clarificación tuvo como consecuencia que en torno a las interpretaciones
desechadas, calificadas como heréticas, se constituyeran nuevas iglesias
separadas del tronco principal. Es muy probable que en la actualidad los
términos de la discusión se nos antojen excesivamente sutiles, accesibles tan
solo a personas con una sólida formación religiosa. Sin embargo, en su momento,
y aunque ciertamente no podamos saber en qué medida eran correctamente
comprendidas las diferentes posiciones, en torno a ellas se formaron
apasionados grupos de seguidores, dispuestos a utilizar cualquier medio,
incluida la fuerza, con tal de imponerse. Las diferencias religiosas se
solapaban, además, con conflictos políticos y la herejía arraigaba en regiones
donde era fuerte la oposición a un poder imperial a menudo visto como opresivo.
La polémica se desarrolló en varios frentes, en cuyo detalle no vamos a entrar
por no alargarnos en exceso. Nos centraremos tan solo en una de esas ramas
desgajadas, que llegó a alcanzar una gran dimensión en extensas regiones de
Asia, antes de casi desaparecer ante la expansión del islam y del budismo. Las
discrepancias surgieron en torno a la utilización del término Theotokos (madre de Dios), referido a María.
Nestorio, patriarca de Antioquía, lo consideró inaceptable, ya que aquella,
argumentaba, solo había sido madre de la naturaleza humana de Jesús, no de la
divina. Para Nestorio[2],
en Cristo existen dos personas, una divina y otra humana. Estas ideas fueron
condenadas en el Concilio de Éfeso (431), pues implicaban que solo la persona
humana había sufrido en la cruz, en tanto que la divina había permanecido
impasible. De hecho, la idea de un Dios sufriente repugnaba a la tradición filosófica
helénica. En la concepción de Nestorio, la muerte de Jesús habría sido, pues,
la de un ser humano, lo que, a juicio de la ortodoxia, la privaba de todo valor
salvífico.
Nestorio
fue depuesto y desterrado. Muchos de sus seguidores, para escapar a la
persecución se refugiaron en el reino lájmida[3],
donde el cristianismo nestoriano llegó a convertirse en religión del Estado; mientras
que otros huyeron al Imperio Sasánida. Desde allí, en los siglos siguientes, el
nestorianismo se propagó hacia la India, Asia Central, Mongolia y China. El
fraile franciscano Guillaume de Rubrouck, que visitó Karakorum en 1254 encontró
a numerosos nestorianos en la corte de Mongka, nieto de Gengis Kan, e incluso
asistió a sus oficios durante la Pascua[4].
Por otra parte, la iglesia siro-malabar,
presente en el estado indio de Kerala, y en comunión con Roma desde el sínodo
de Diamper (1599), es también de origen nestoriano, si bien la tradición remonta su fundación al apóstol Santo Tomás. En la actualidad, la iglesia asiria de
Irak es la principal comunidad nestoriana, aunque está muy debilitada por los
conflictos bélicos y el auge del islamismo.
[1] Me refiero al Cristo como el
Ungido, la traducción griega del término Mesías, sin prejuzgar su naturaleza
divina o humana.
[2] Una buena
y breve exposición de las ideas de Nestorio en http://ec.aciprensa.com/wiki/Nestorio_y_Nestorianismo
(disponible en agosto de 2012).
[3] Los lájmidas eran un pueblo
árabe que formó un reino vasallo del Imperio Sasánida, en tierras
semidesérticas al sudoeste de Mesopotamia.
[4] CROUSSET, René, El imperio de las estepas, Madrid, EDAF,
1991, p. 323.
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07 agosto 2012
Ya no eres pan y vino
Este es un bello canto para la comunión. En estos momentos en que reflexionamos muy especialmente sobre la eucaristía nos parece muy apropiado.
05 agosto 2012
Adoración Eucarística
Juan Pablo II
Señor Jesús:
Nos presentamos ante ti sabiendo que nos llamas y que nos amas tal como somos. "Tú tienes palabras de vida eterna y nosotros hemos creído y conocido que tú eres el Hijo de Dios" (Jn. 6,69). Tu presencia en la Eucaristía ha comenzado con el sacrificio de la última cena y continúa como comunión y donación de todo lo que eres. Aumenta nuestra FE.
Por medio de ti y en el Espíritu Santo que nos comunicas, queremos llegar al Padre para decirle nuestro SÍ unido al tuyo. Contigo ya podemos decir: Padre nuestro.
Siguiéndote a ti, "camino, verdad y vida", queremos penetrar en el aparente "silencio" y "ausencia" de Dios, rasgando la nube del Tabor para escuchar la voz del Padre que nos dice: "Este es mi Hijo amado, en quien tengo mi complacencia: Escuchadlo" (Mt. 17,5).
Con esta FE, hecha de escucha contemplativa, sabremos iluminar nuestras situaciones personales, así como los diversos sectores de la vida familiar y social.
Tú eres nuestra ESPERANZA, nuestra paz, nuestro mediador, hermano y amigo. Nuestro corazón se llena de gozo y de esperanza al saber que vives "siempre intercediendo por nosotros" (Heb. 7,25). Nuestra esperanza se traduce en confianza, gozo de Pascua y camino apresurado contigo hacia el Padre. Queremos sentir como tú y valorar las cosas como las valoras tú. Porque tú eres el centro, el principio y el fin de todo.
Apoyados en esta ESPERANZA, queremos infundir en el mundo esta escala de valores evangélicos por la que Dios y sus dones salvíficos ocupan el primer lugar en el corazón y en las actitudes de la vida concreta.
Queremos AMAR COMO TÚ, que das la vida y te comunicas con todo lo que eres.
Quisiéramos decir como San Pablo: "Mi vida es Cristo" (Flp. 1,21).
Nuestra vida no tiene sentido sin ti.
Queremos aprender a "estar con quien sabemos nos ama", porque "con tan buen amigo presente todo se puede sufrir". En ti aprenderemos a unirnos a la voluntad del Padre, porque en la oración "el amor es el que habla" (Sta. Teresa).
Entrando en tu intimidad, queremos adoptar determinaciones y actitudes básicas, decisiones duraderas, opciones fundamentales según nuestra propia vocación cristiana.
CREYENDO, ESPERANDO Y AMANDO, TE ADORAMOS con una actitud sencilla de presencia, silencio y espera, que quiere ser también reparación, como respuesta a tus palabras: "Quedaos aquí y velad conmigo" (Mt. 26,38).
Tú superas la pobreza de nuestros pensamientos, sentimientos y palabras; por eso queremos aprender a adorar admirando el misterio, amándolo tal como es, y callando con un silencio de amigo y con una presencia de donación.
El Espíritu Santo que has infundido en nuestros corazones nos ayuda a decir esos "gemidos inenarrables" (Rom. 8,26) que se traducen en actitud agradecida y sencilla, y en el gesto filial de quien ya se contenta con sola tu presencia, tu amor y tu palabra.
En nuestras noches físicas y morales, si tú estás presente, y nos amas, y nos hablas, ya nos basta, aunque muchas veces no sentiremos la consolación.
Aprendiendo este más allá de la ADORACIÓN, estaremos en tu intimidad o "misterio".
Entonces nuestra oración se convertirá en respeto hacia el "misterio" de cada hermano y de cada acontecimiento para insertarnos en nuestro ambiente familiar y social y construir la historia con este silencio activo y fecundo que nace de la contemplación.
Gracias a ti, nuestra capacidad de silencio y de adoración se convertirá en capacidad de AMAR y de SERVIR.
Nos has dado a tu Madre como nuestra para que nos enseñe a meditar y adorar en el corazón. Ella, recibiendo la Palabra y poniéndola en práctica, se hizo la más perfecta Madre.
Ayúdanos a ser tu Iglesia misionera, que sabe meditar adorando y amando tu Palabra, para transformarla en vida y comunicarla a todos los hermanos.
Amén.
04 agosto 2012
Hans Urs von Balthasar ante el integrismo cristiano
El entonces cardenal Joseph Ratizinger recordaba a Han Urs von Balthasar (1905-1988), junto a Henri de Lubac (1896-1991), como las dos personas de mayor formación teológica y cultural que había conocido (Mi vida, Madrid, Encuentro, 2005, p. 145). Con ambos, el hoy Papa Benedicto XVI fundó en 1972 la revista Communio.
Reproducimos un texto en que el teólogo suizo previene contra el integrismo cristiano, y que puede servirnos como elemento de reflexión sobre la actuación cristiana en la esfera política:
Los dos polos, reino del mundo y reino de Dios, naturaleza y gracia, deben conservar su ley y su praxis propias para mantener la dignidad que les corresponde. La convergencia de ambas esferas (en un punto omega) es una empresa inaccesible al hombre mientras Dios se reserve la libertad de venir de noche, como un ladrón , y de recurrir al dinamismo de la cruz.
Por eso le está vedada también al cristiano esa forma de síntesis que nosotros hemos llamado “integrismo” […]: la utilización (con olvido de Dios) de medios de poder específicamente mundanos para una supuesta promoción del reino de Dios en la tierra. La intención puede ser sana, pero es malsana la identidad ingenuamente sobreentendida entre el reino de Dios y la influencia político-cultural de la Iglesia, influencia que suele equivaler después en la práctica a la prepotencia de un grupo de mercenarios cristianos que ansían conquistar el mundo. (BALTHASAR, Hans Urs von, Quién es cristiano, Sígueme, Salamanca, 2000, p. 107-108)
Por eso le está vedada también al cristiano esa forma de síntesis que nosotros hemos llamado “integrismo” […]: la utilización (con olvido de Dios) de medios de poder específicamente mundanos para una supuesta promoción del reino de Dios en la tierra. La intención puede ser sana, pero es malsana la identidad ingenuamente sobreentendida entre el reino de Dios y la influencia político-cultural de la Iglesia, influencia que suele equivaler después en la práctica a la prepotencia de un grupo de mercenarios cristianos que ansían conquistar el mundo. (BALTHASAR, Hans Urs von, Quién es cristiano, Sígueme, Salamanca, 2000, p. 107-108)
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03 agosto 2012
Talleres de verano. Ateneu Sant Roc
Hoy queremos señalar como ejemplo de trabajo
socioeducativo de inserción social, los talleres de verano que se están
realizando en el Ateneu Sant Roc de Badalona, ciudad del área metropolitana de
Barcelona, que cuenta desde hace décadas con un elevado porcentaje de población
inmigrante. Es una zona especialmente castigada por las dificultades económicas,
agravadas por la crisis y con problemas de cohesión social, debido a la
diversidad de orígenes de los habitantes.
Estos talleres van dirigidos a chicos y a
chicas que, una vez terminado el curso escolar, no disponen de muchas
alternativas para emplear el ocio de forma constructiva. Allí pueden disfrutar
de una piscina, excursiones y juegos de carácter cooperativo.
El Ateneu Sant Roc está patrocinado por
entidades públicas y privadas, entre las que destacamos la parroquia de los
P.P. Agustinos de la Provincia de Filipinas.
A continuación presentamos uno de los vídeos
que han realizado para poder ver de una manera más plástica las actividades. En
él, se expresan en catalán, pero, con un poco de esfuerzo, podemos entender. De
no ser así, las imágenes hablan por sí solas.
02 agosto 2012
Cristo y el camino zen
RAGUIN, Yves. Plenitud y vacío. Cristo y el camino zen.
Ed. Narcea, 2010, 13,5 x 21, 91 pp.
Yves Raguin, jesuíta y estudioso
de la lengua y cultura chinas y gran maestro de espiritualidad cristiana,
fallecido hace poco más de una década, escribió dos ensayos: El vacío interior, camino hacia Dios y Relato de Roucas, en los que intenta
buscar el encuentro entre la experiencia espiritual cristiana y la de otras
tradiciones, en concreto la budista. Estos relatos han sido prologados y
preparados para su publicación por el P. Benoît Vermander, su sucesor al frente
del Instituto Ricci de Taipei con el título de la presente obra.
En el trancurso de unos
Ejercicios espirituales, una religiosa católica oriental le preguntó acerca del
lugar de Cristo en el camino zen Este
fue el inicio de una profunda reflexión y vivencia espiritual, expresada en
este libro. Partiendo de la invitación que Cristo hace a los apóstoles a tomar
conciencia de su vida interior y de la necesidad de separarse de Él para volver
y enviarles el Espíritu, imagina el proceso cristiano que debe desarrollar
alguien que quiere seguir el camino zen. De la experiencia de vacuidad total
y la toma de conciencia del propio ser surge la presencia del Absoluto, en
estrecha relación con Cristo. Así la salvación no es algo externo sino un
encuentro con Cristo asumiendo el propio ser en Él. Es la integración del Amor
de Dios que transforma la propia vida. De la misma forma el tránsito de la
muerte a la vida tiene una analogía en el vacío que es preciso experimentar
para alcanzar la plenitud.
Por otra parte, se aleja del zen y se acerca al taoísmo al tratar de
explicar la aproximación del misterio trinitario cristiano con la definición
del Absoluto por oposición del ser y no ser en una realidad idéntica.
El libro es apasionante en cuanto
testimonio de una trayectoria personal de búsqueda y expresión de una reflexión
que lleva a un tiempo a la fe y al compromiso.
01 agosto 2012
Melchor Rodríguez García. El ejemplo de un hombre justo
Francisco Javier Bernad Morales
Es, sin
duda, la guerra una situación excepcional en que la tragedia hace aflorar lo
más profundo del alma humana. Muchos se dejan arrastrar por la bajeza moral, la
crueldad y la cobardía, pues, como señalaba Gila en uno de sus inmortales
monólogos: “Aquí te hinchas a matar, y la policía no te hace nada.” Pero en
otros resplandece el sentido de la justicia y del deber hasta extremos
heroicos. No me refiero, claro está, a esa concepción abyecta que confunde el
deber con la obediencia a los superiores, sino a esa otra, de raíz kantiana,
que lo entiende como obligación de seguir los dictados de la conciencia, cuando
esta nos muestra unas normas de conducta, cuyo alcance la razón nos dice
universal.
Seguramente,
son muy pocos quienes han oído hablar en alguna ocasión de Melchor Rodríguez
García. Se trata, sin embargo, de un auténtico héroe en el sentido que acabo de
indicar. Nació en Sevilla en 1893 en el seno de una familia extremadamente
pobre, en la que su madre, muy pronto viuda, hubo de sacar adelante a tres
hijos, trabajando como costurera y cigarrera. Melchor tuvo que buscar muy joven
una forma de ganarse la vida, y así probó suerte como calderero e incluso
torero, antes de trasladarse a Madrid, donde trabajó como chapista. Afiliado a
la CNT, sufrió prisión en varias ocasiones, y poco a poco, se convirtió en un
dirigente obrero conocido y respetado. Pero su gran momento llegaría con la
guerra Civil.
La
sublevación de gran parte del ejército el 18 de julio de 1936 no alcanzó a
terminar con el régimen republicano, pues fracasó en amplias zonas de España,
entre ellas Madrid, por lo que desembocó en una larga guerra. No debemos
pensar, sin embargo, que en los territorios que escaparon al control militar
continuara vigente, sin más, la legalidad republicana. Al contrario, en ellos
se produjo un colapso del aparato del Estado, al iniciarse un proceso
revolucionario en que los partidos y sindicatos de izquierdas se hicieron con
el poder, marginando a unas autoridades impotentes y atemorizadas.
Ante el
avance de los sublevados, el gobierno de la República, presidido por Francisco
Largo Caballero, determinó trasladarse a Valencia y ordenó al general Miaja la
formación de una Junta de Defensa en la capital (6 de noviembre). En el nuevo
organismo, Santiago Carrillo quedó como encargado del orden público. Las
cárceles de Madrid estaban en aquel momento saturadas de presos sobre los que
pesaba la acusación o simplemente la sospecha de pertenecer a organizaciones de
derechas o simpatizar con el levantamiento militar. El día 7 se inició su
traslado a Valencia, pero la mayor parte de los convoyes solo llegaron hasta
Paracuellos del Jarama, donde los presos fueron fusilados por milicianos
supuestamente incontrolados. En estas circunstancias, Melchor Rodríguez fue
nombrado Delegado de Prisiones en Madrid el día 10, pero ante la imposibilidad
de detener las matanzas, por la falta de colaboración del resto de las
autoridades, dimitió cuatro días después. No obstante, el ministro de Justicia,
el también anarquista Juan García Oliver, le reiteró su confianza, por lo que
el 4 de diciembre retornó a su puesto, esta vez con plenos poderes. Inmediatamente,
adoptó una serie de medidas para proteger a los presos de las sacas por los
milicianos y, pronto, poniendo en riesgo en varias ocasiones su propia vida,
puso fin a los asesinatos. Una de sus actuaciones más destacadas tuvo lugar el
8 de diciembre, cuando, tras un bombardeo franquista, un nutrido grupo de
milicianos se presentó ante la cárcel de Alcalá de Henares, exigiendo la
entrega de los presos. Melchor Rodríguez se trasladó allí de inmediato y, tras
dar orden a los funcionarios de que si le pasaba algo repartieran armas a los
reclusos para que pudieran defenderse, se enfrentó a los concentrados, quienes
finalmente abandonaron el lugar.
Al
final de la guerra, se negó a dejar Madrid, por lo que fue capturado y sometido
a un juicio en el que el fiscal pidió veinte años de cárcel. El propio general
Muñoz Grandes declaró en su favor y presentó las firmas de miles de personas
que agradecían a Melchor Rodríguez haberles salvado la vida. No obstante, fue
condenado y permaneció en prisión hasta 1944.
Una vez
en libertad, trabajó como agente de seguros, sin renunciar nunca a sus ideas
anarquistas. Cuando murió, en 1972, el gobierno franquista permitió que su
féretro se cubriera con la bandera de la CNT y que en el entierro se cantara el
himno anarcosindicalista A las barricadas.
Etiquetas:
Guerra Civil,
Melchor Rodríguez
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