10 agosto 2012

A los pies del Moncayo


Carmen Sáez Gutiérrez

Entre las múltiples rutas viajeras que podemos hacer en cualquier periodo de descanso, quiero destacar una, que no por corta y cercana, es menos interesante, pues además nos permite un acercamiento tanto al patrimonio cultural como a la naturaleza.
Salimos de Móstoles, camino de Almazán, Soria. Allí nos encontramos con una de las maravillas del románico español, la Iglesia de San Miguel. Al entrar en ella lo que más impresiona es la cúpula central, uno de los pocos ejemplos de bóveda nervada de influencia islámica, en la que los arcos se cruzan de manera que forman una estrella de ocho puntas. Se trata de un templo construido hacia la mitad del siglo XII , de planta irregular, pues la cabecera se inclina hacia la plaza en que está ubicada —algunos dicen que representa la cabeza ladeada de Cristo después de expirar—.  Sin duda alguna, vale la pena detenerse un rato y contemplar la belleza de esta iglesia.
Desde aquí podemos continuar hasta Ágreda, también perteneciente a la provincia de Soria, comer, y  visitar la ciudad que vio nacer a Sor M.ª de  Jesús de Ágreda, uno de los personajes de mayor talla espiritual e intelectual del siglo XVII, gran escritora mística del barroco español que influyó notablemente en la corte como consejera de Felipe IV. En la villa hay huellas imborrables del paso de tres culturas: árabe, judía y cristiana. Entre los monumentos, destacamos la iglesia de San Miguel, gótica, aunque de planta románica, la sinagoga, la iglesia de Nª Sª de la Peña, de traza románica, considerada la más antigua de Ágreda y el Palacio de los Castejón, de estilo herreriano y de grandes proporciones. Según el tiempo de que dispongamos, también podemos visitar N.ª S.ª de los Milagros y San Juan Bautista.
El día puede terminar cenando y durmiendo en Tarazona. La jornada siguiente puede destinarse a la visita por la mañana del Monasterio de Veruela  y por la tarde, de la catedral de Tarazona y terminar dando un paseo por la ciudad.
En un pequeño valle formado por el río Huecha, a los pies del Moncayo, se sitúa el Monasterio de Veruela, primer cenobio cisterciense de Aragón. Se amuralló para la protección de los monjes y su trazado es hexagonal, de forma irregular. Declarado Monumento Nacional, está totalmente restaurado. Además de haber sido un importante centro religioso y núcleo de repoblamiento rural con importante actividad agrícola, es famoso también porque, después de la Desamortización de Mendizábal en 1835, se convirtió en lugar romántico y  sitio de verano de personajes famosos. El poeta Gustavo Adolfo Bécquer y su hermano, el pintor Valeriano, disfrutaron junto a sus familias de una larga estancia. Allí escribió el poeta las cartas Desde mi celda para el diario madrileño El Contemporáneo.
Antes de realizar la visita a Tarazona, se puede ir a comer a Borja, que tiene un excelente establecimiento de restauración en la plaza del Mercado, y pasear por la ciudad, ver la colegiata de Santa María, el convento de la Concepción, el Palacio de Sánchez del Río….
 Tarazona, ciudad situada a las faldas del Moncayo y artravesada por el río Queiles es uno de los lugares más emblemáticos de Aragón. Son muchos los monumentos a visitar: plaza de toros vieja, iglesia y exconvento de San Francisco, Palacio Episcopal…, pero, a buen seguro, el que destaca por su majestuosidad es la Catedral, asentada sobre una iglesia hispanovisigótica, quedó sustituida por un proyecto gótico que desde entonces y hasta nuestros días ha experimentado múltiples transformaciones. Hoy día, totalmente restaurada tanto en su exterior como en su interior, luce con todo su esplendor.
De Tarazona tampoco debemos marcharnos sin dar un paseo por la judería y por la morería.
Podemos  finalizar el día cenando en Tarazona y descansando para aprovechar el día siguiente, subir al Moncayo y caminar por una de las sendas del Parque Natural.
El viaje es apasionante, puede dilatarse en el tiempo cuanto se quiera, pero tres días son suficientes para empaparse de historia, arte, gastronomía, naturaleza y cómo no, espiritualidad. Además en tiempos de crisis puede resultar una alternativa económica para disfrutar unas vacaciones, si bien al escribir estas líneas, viene a mi memoria la redacción de aquel niño rico, que escribía: … Era una familia tan pobre, tan pobre, que hasta el mayordomo era pobre. Pues eso, que si podemos hacernos un viajecito de tres días, con la terrible situación que estamos padeciendo, démos gracias a Dios y seamos solidarios.

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