26 abril 2013

A ti invoco, Dios verdad

San Agustín

 A ti invoco, Dios verdad, en quien, de quien y por quien son verdaderas todas las cosas verdaderas. Dios, Sabiduría, en ti, de ti y por ti saben todos los que saben. Dios, Bondad y Hermosura, principio, causa y fuente de todo lo bueno y hermoso.
 Dios, separarse de ti es caer; volverse a ti, levantarse; permanecer en ti es hallarse firme.
 Dios, darte a ti la espalda es morir, convertirse a ti es revivir, morar en ti es vivir.
 Dios, dejarte a ti es ir a la muerte; seguirte a ti es amar; verte es poseerte.
 Dios, a quien nos despierta la fe, levanta la esperanza, une la caridad.
 Dios, con tu gracia evitamos el mal y hacemos el bien.
 Dios, por quien no sucumbimos a las adversidades.
 Dios, por quien la muerte será absorbida con la victoria.
 Dios, que nos conviertes.
 Dios, que nos haces dignos de ser oídos.
 Dios, que nos defiendes.
 Dios, que nos guías a toda verdad.
 Dios, que nos vuelves al camino.
 Dios, que nos traes a la puerta.
 Dios, que nos das la sed de la bebida que nos sacia.
 Todo cuanto he dicho eres tú, mi Dios único.
 Óyeme, escúchame, atiéndeme, Dios mío, Señor mío, Rey mío, Padre mío, principio y creador mío, esperanza mía, herencia mía, mi honor, mi casa, mi patria, mi salud, mi luz, mi vida. Escúchame, escúchame, escúchame según tu estilo, de tan pocos conocido.
 A ti vuelvo y torno a pedirte los medios para llegar hasta ti. Si tú abandonas, luego la muerte se cierne sobre mí; pero tú no abandonas, porque eres el sumo Bien, y nadie te buscó debidamente sin hallarte.
Padre mío, que al buscarte a ti, nadie me salga al encuentro en vez de ti. Pues mi único deseo es poseerte. Padre mío, límpiame para que pueda verte.
                                                                             
                                                                    Soliloquios, Capítulo I. S. Agustín.

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