P. Manolo Berjón
“Entendemos perfectamente, los que vivimos
acá poco podemos hacer, poco podemos contribuir a la visión del mundo exterior
desde la visión occidental. Pero quisiéramos seguir aportando nuestros grandes
conocimientos en el manejo de nuestra riqueza, nuestra cultura, que es el
elemento fundamental del sostenimiento del pueblo. Nuestros ríos y nuestros
bosques, [con los] que mantenemos una relación permanente, porque en ellos se
encuentran los espíritus de las plantas, los espíritus de nuestros antepasados,
que nos ayudan a seguir sobreviviendo, aún siendo amenazados permanentemente
cuando se contaminan nuestras aguas. Porque la contaminación de nuestras aguas
se relaciona directamente a la contaminación de nuestro territorio y nuestra
vida”.
Alfonso López Tejada
Presidente ACODECOSPAT, palabras de
bienvenida a la comisión.
Los días 20 y 21 de marzo de 2013 una delegación del Estado (dos
congresistas que presiden comisiones al interior del mismo, dos representantes
de OEFA[i][1],
otro del Ministerio del Ambiente, uno del Gobierno Regional, y una
representante de la
Defensoría del Pueblo con sede en Iquitos, a los que se sumó,
por propia iniciativa, el alcalde del distrito de Parinari) llegaron a la
comunidad nativa Dos de Mayo – San Pablo de Tipishca en el distrito de Nauta,
provincia y región de Loreto, para tener una ‘audiencia pública’ con los
miembros de ACODECOSPAT[2].
El evento está englobado en la relación que están manteniendo 4 organizaciones
indígenas (FEDIQUEP[3],
FECONACO[4],
FECONAT[5]
y ACODECOSPAT) con el Estado a raíz del ‘circuito de contaminación’ por 40 años
de extracción de hidrocarburos en las provincias de Loreto y Datem del Marañón,
ambas en la región Loreto. Felicitamos a ACODECOSPAT por la valentía de sus
propuestas y al Estado peruano por intentar escuchar a las poblaciones
indígenas. Consideramos que es la mejor forma de trabajar y auguramos éxito al
rumbo emprendido.
© Manolo Berjón, marzo 2013 |
Esto no es, ni pretende ser, una crónica. No tenemos competencia
para tal. Es tan solo un intento subjetivo de acotar algunas cuestiones.
Periodistas hubo en la reunión que pueden dar una visión ‘más objetiva’ de la
misma o al menos intentar ser más imparciales. Consideramos que nuestra tarea
es más cercana a observar las grietas, los resquicios, las improvisaciones…, en
definitiva, la ‘carraspera de la conversación’, si se nos permite decir así.
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Preparando la llegada de la comitiva un grupo de dirigentes de
ACODECOSPAT, con su presidente a la cabeza, estaban conversando algunos puntos.
Con el arribo de los deslizadores aumentan las expectativas y toma cuerpo y
densidad el evento. En la presentación de la delegación surge el primer desliz.
Una de las congresistas afirma: “Tenemos el peso de representar un Estado en el
que ya no se cree. Y en el que quizá, como Estado, ni siquiera creemos nosotros
que nos toca representarlo. Pero es nuestro trabajo eso que nosotros llamamos
nuestro país, y para reconstruirlo también los necesitamos a ustedes. Porque el
Estado somos todos. Somos nosotras que hoy representamos al Congreso de la República , es Alberto
que hoy representa al Ejecutivo junto con la OEFA , es Defensoría, es el alcalde, es el
gobierno regional. Son las instituciones intermedias representadas por los
maestros y por los sacerdotes y por los dirigentes de las diferentes
comunidades. Estamos acá para escucharlos, estamos acá para tomar nota a sus
pedidos y sus necesidades y trasladarlas. Desde el Congreso hemos asumido
algunos compromisos concretos…” Primera sorpresa. Es curiosa la ambigüedad de
palabras como ‘Estado’ o ‘país’. Es cierto que es un discurso improvisado, pero
es interesante lo que refleja. Ya hemos acotado que lo nuestro son las aporías…
En algún momento parece deslizar que está de acuerdo con el país [territorio
que constituye una unidad geográfica o política, con fronteras naturales o
artificiales], pero no con el Estado [cuerpo político de una nación]; como si
el asunto político no le interesara. Pero por otra parte dice que el Estado
somos todos (extendiéndolo más allá de los que son, véase por ejemplo el querer
congratularse con los sacerdotes). La guinda del pastel: “Y en el que quizá,
como Estado, ni siquiera creemos nosotros que nos toca representarlo”. Surgen
las preguntas: entonces, ¿a qué han venido?, ¿en nombre de quién?, ¿para hacer
qué? Nos parece que la buena intención no es suficiente. Puede que sea
interesante para mantener una charla de café, pero no para sentarse en el
Congreso.
En diversos momentos del evento varios miembros de la delegación
insistieron en que este tipo de cuestiones ‘son un asunto personal’, más allá
del trabajo que ahora desempeñan en el Estado. Les agradecemos la sinceridad y
les creemos. Pero no es suficiente. No es suficiente cuando el Estado tiene oídos
preferentes para unos pocos (entiéndanse, en este caso particular, compañías
petroleras, con su capacidad de ‘persuadir’ al Estado) un entramado legal que
perjudica los intereses de las poblaciones indígenas mientras se entretienen
educadamente tomando un aperitivo. Lo sentimos congresistas, y resto de la
delegación, no queremos que vengan a contarnos sus penas en el Estado, para eso
no los necesitamos, los necesitamos para que peleen como representantes
elegidos que son (muchos de sus electores no se sienten representados). La
buena intención la pueden dejar para otra oportunidad, ahora queremos que hagan
bien su trabajo. Y a las congresistas les pedimos que elaboren y defiendan
buenas leyes, de esas que salvaguarden a los pueblos indígenas y acoten el
terreno de las petroleras.
Después de la presentación de participantes hubo un ‘tiempo de
descanso’. Se establecieron grupos informales y fluyó la conversación.
Estábamos al lado del presidente de ACODECOSPAT hablando del tiempo, cuando se
acercó una congresista y se produjo una deriva hacia asuntos más delicados:
territorio, áreas naturales protegidas, titulación… Posteriormente se sumaron
al grupo una asesora de la congresista y un representante de la OEFA. Cada participante
mostrábamos percepciones diferentes y argumentos en direcciones contrapuestas,
hasta que apareció otro desliz curioso. Hay que aprovechar ahora que ‘somos
inmortales’, sentenció la congresista, a partir de julio dejo la presidencia de
la comisión y pasaré a ser ‘un simple mortal más en el congreso’. ‘Desde la
presidencia de la comisión se pueden hacer muchas más cosas’. Para oídos
acostumbrados a lo religioso en plural, como los nuestros, nos sorprendió una
afirmación así sobre la inmortalidad. ¿De verdad son inmortales? Quedamos
estupefactos ante el olor que trasciende sobre el poder. ¡Pobres mortales!
En la conclusión del evento surge otro desliz. Uno de los
intervinientes de OEFA, que se presenta como un ‘técnico’, trata de aclarar la
afirmación de un participante en la reunión y suelta una perla como la
siguiente: ‘las aguas de los ríos de la Amazonía están clasificadas por río principal. En
este caso categoría IV’. Mira hacia un lado (parece que alguien le pregunta
fuera de micrófono) y lo vuelve a tomar para declarar: ‘categoría IV es
conservación del ambiente acuático, no es agua apta para el día. La que se
puede beber es agua categoría I, pero que tiene que ser potabilizada con
procedimiento convencional o con procesos físico químicos’. Y toma asiento. Qué
nos quería decir el ‘técnico’: ¿que en los ríos de la Amazonía no hay gente y
se puede catalogar como categoría IV?, ¿que no importan las gentes de los ríos
y mejor que se clasifique en categoría IV para dar prioridad a la inversión
extranjera? No entendemos bien. Pero refleja poca simpatía por los pueblos
indígenas y nada de empatía ni compasión, por no recordar eso de ciudadanos de
primera, segunda, tercera… categorías. Hace falta ser muy ‘técnico’ para una
afirmación de este calibre. Pero, ¿estarían de acuerdo que las aguas que
abastecen Lima fueran clasificadas como categoría IV? Más les valdría hacer una
ley sobre metales pesados, por poner un ejemplo, u otra ley de aguas que
contemple a las poblaciones amazónicas. Los versados en la conversación
insisten en la argumentación. Nosotros, desde la teología cristiana, preferimos
percibir las asimetrías y desde ellas preguntarnos quién sufre, por qué y cómo
remediarlo. En palabras sencillas: desde el Crucificado/Resucitado, ese que los
cristianos tenemos como clave de lectura del mundo.
Hacia el final del evento, en el momento de las conclusiones,
mientras algunos comisionados tomaban su última palabra, en la parte posterior
del local se escuchaba en voz baja: “otro calmante”. Tan acostumbrados estamos
a escuchar a miembros del Estado que no hacen su tarea que la frustración
aparece en forma de pastilla. La voz baja, esa que no llega a utilizar el
micrófono, entre otras cosas por cuestiones de poder y tiempo, saca a la luz el
desengaño reinante. Ante un Estado lento, y muchas veces malintencionado, emerge
la respuesta de la gente: una fuerte migración de jóvenes a Lima en busca de la
bonanza económica peruana.
A fuer de ser tradicionales, recuperamos un concepto kukama y
cristiano de envergadura. Uno de esos conceptos con los que no se sabe qué
hacer y que muchos prefieren psicologizarlo o, en estos tiempos ‘impacientes
con el mal’, diluirlo y desculpabilizarlo en errores o faltas, pero que
nosotros nos resistimos a aguarlo: ucha[6],
pecado. Sí, pecadores somos y, como tales, señalamos que nos fuimos antes de
tiempo, cuando se retiraron las ONGs y el Estado. Nosotros, que tenemos por
norma y costumbre quedar hasta el final, nos retiramos cuando ACODECOSPAT, ya solos,
quedaron para evaluar la jornada. Un pecado más en estos curas que tienen a
bien presentarse ante Dios y ante ustedes como lo que son: sacerdotes
católicos. Ahí permanecieron los miembros de ACODECOSPAT evaluando la jornada,
satisfechos con lo conseguido. Nos congratulamos con sus éxitos y rogamos a
Dios (otro ‘concepto’ molesto en estos tiempos) que los proteja, los cuide y
les infunda valor, y a nosotros perdone nuestros pecados.
Al final del evento se había escuchado la letra que dibuja[7]
ACODECOSPAT en tan importantes temas como territorio, agua, identidad, educación,
salud… Falta escuchar la música que acople la comisión que nos ha visitado.
¿Podrán danzar/bailar los indígenas? ¿O será un baile/danza exclusivo para
petroleros?
Reafirmamos que esta nota no pretende ser una crónica de la
reunión, tan solo un botón de nuestra percepción subjetiva. Pretende encontrar
algunos gazapos que deseamos resaltar para aclarar ‘la carraspera de la
conversación’, o un ejercicio de gárgaras para aclarar la voz. Dicho lo cual
reiteremos nuestra intención de valorar muy positivamente la conversación, la
reunión, y alabamos este camino como uno posible para solucionar los grandes
problemas existentes. Alentamos a ACODECOSPAT en el camino emprendido y le
auguramos éxitos en su contribución al bien común, al tiempo que estamos
sumamente agradecidos por su entrañable amistad.
P. Miguel Ángel Cadenas
P. Manolo Berjón
Parroquia Santa Rita de Castilla
Río Marañón
[1] OEFA: Organismo de
Evaluación y Fiscalización Ambiental
[2] ACODECOSPAT: Asociación
Cocama de Desarrollo y Conservación San Pablo de Tipishca
[3] FEDIQUEP: Federación
Indígena Quechua del Pastaza
[4] FECONACO: Federación de
Comunidades Nativas del Corrientes
[5] FECONAT: Federación
Comunidades Nativas del Tigre
[6] Ucha: pecado, culpa, delito, en kukama. Proviene del término
quechua de Chachapoyas – Lamas ucha,
culpa.
[7] Kuatiarata: dibujar y escribir. Preferimos traducirlo como dibujar
porque oralidad y pueblos indígenas…
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