17 enero 2013

La compasión como principio de acción

José Antonio Pagola


Lo que define a ese Dios que quiere reinar en el mundo no es el poder, sino la compasión. No viene a imponerse y dominar al ser humano. Se acerca para hacer nuestra vida más digna y dichosa. Esta es la experiencia que comunica Jesús en sus parábolas más conmovedoras y la que inspira toda su trayectoria al servicio del reino de Dios. Jesús no puede experimentar a Dios por encima o al margen del sufrimiento humano. La compasión es el modo de ser de Dios, su forma de mirar al mundo, lo que le mueve a hacerlo más humano y habitable.
Es precisamente esta compasión de Dios la que hace a Jesús tan sensible al sufrimiento y a la humillación de las gentes. Lo que lo atrae hacia las víctimas inocentes: los maltratados por la vida o por las injusticias de los poderosos. Su pasión por este Dios del reino se traduce en compasión por el ser humano […]
Desde su experiencia radical de la compasión, Jesús introduce en la historia un principio decisivo de acción: “Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo” (Lc 6, 36). La compasión es la fuerza que puede mover la historia hacia un futuro más humano. La compasión activa y solidaria es la gran ley de la dinámica del reino. La que nos ha de hacer reaccionar ante el clamor de los que sufren y movilizarnos para construir un mundo más justo y fraterno. Esta es la gran herencia de Jesús que los cristianos hemos de recuperar hoy.

ALEIXANDRE, D., MARTÍN VELASCO, J., PAGOLA, J. A. Fijos los ojos en Jesús. En los umbrales de la fe. PPC, 2012, pp. 163-164

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