Manolo Berjón
San José de Samiria está ubicada
en el distrito de Parinari, provincia de Loreto, en la Reserva Nacional
Pacaya Samiria (RNPS), en el tramo final del río Samiria. Actualmente tiene 447
habitantes, una de las comunidades más pobladas del distrito de Parinari. Está
conformada por familias que han bajado del departamento de San Martín y algunas
familias kukama, que se han ido mezclando con el paso de los años. Se fundó el 19
de marzo de 1924 con la familia Apagüeño, provenientes de Chazuta, mas algunas
familias que había en la zona. Desde comienzos de los años 90 se integró en
AIDECOS (Asociación Indígena de Desarrollo y Conservación del Samiria). Todos conversan
en castellano, pero la lengua indígena más hablada es el quechua sanmartinense.
San José de Samiria ha sido una comunidad que ha tenido directivos en AIDECOS y
ORPIO (Organización Regional Pueblos Indígenas del Oriente, base regional de
AIDESEP), lo cual no impide que siempre haya tensiones por no querer “ser
indios” y “no ser kukama”. Estos debates se han producido sobre todo en torno a
la escuela y la educación intercultural bilingüe.
En San José de Samiria se
encuentra el sitio arqueológico El Zapotal, cercano a la laguna de Yarinacocha
relacionado con los Omagua del s. XVI. En él se han encontrado áreas
diferenciadas para vivienda y cementerio. Se han hallado piruros para el
hilado, vasijas con restos humanos a modo de sepulturas y material lítico. El
uso de urnas funerarias, en este sitio, es posterior a los enterramientos sin
vasijas. Los cantos rodados hablan de los circuitos comerciales con otras áreas
que intercambiaban, tal vez, por cerámica y textiles.
La comunidad está segmentada,
como mandan los cánones. Hay tres iglesias: “Dios es amor”, “Jesús es mi
refugio” y la iglesia católica. Las dos primeras son pentecostales, pero en
ocasiones pelean como “verdaderos enemigos”. Es fácil comprender que las
alianzas no son eternas y la estabilidad no es un valor codiciado ni apreciado.
Las autoridades dependen de las
“sangres”: apellidos. Aupar una autoridad depende del consenso. Son muchas las
variables. Los chismes y decires van configurando la comunidad. En el día a día
se va viendo el desgaste de las autoridades o su consolidación, dependiendo de
los acontecimientos y los chismes. Las alianzas con instituciones y personas
ajenas a la comunidad, especialmente en el distrito, provincia o en la ciudad
son fundamentales para reforzar o debilitar una posición.
La circulación de dinero en las
comunidades se va intensificando año tras año. Sólo hay que observar las cajas
de gaseosa y cerveza que se bajan de los botes y lanchas para las comunidades,
o contar las botellas de plástico que pueden navegar, cual náufragos, por el
río cualquier día. Los jóvenes se están marchando a Lima en busca de un sueldo
puesto que en la zona no existen remuneraciones. La extracción de recursos
naturales: madera, aguaje… generan algunos ingresos. La agricultura, ya
sabemos, no da nada más que para comer. Y con la pesca se va viviendo, pero
nada más. El cuidado del medio ambiente no es una preocupación. “Diosito lo ha
puesto ahí y nadie debe mezquinarlo”. Pero los recursos se van acabando.
En noviembre de 2009 surge un “Comité de manejo de recursos naturales” en la comunidad conformado por setenta y siete personas para cuidar cuatro cochas: Cuycuyute, Carococha, Yarina y Salva. Desde el 2010 se produce un proceso de erosión, normal en estos casos, que va provocando la retirada de algunas personas. El abandono se debe, entre otras razones, al tiempo que se demora en cuidar para que se puedan servir. Este diferir las apetencias provoca que la gente se retire, puesto que el tiempo dedicado a cuidar es tiempo que no puedo utilizar para solventar las muchas necesidades primarias que hay que atender. Diferir la gratificación es un problema de difícil solución. Para setiembre de 2013 sólo quedan diecisiete personas en el Comité, cuidando únicamente dos cochas: Cuycuyute y Carococha. Las otras dos cochas han ido entregando a la comunidad para que se puedan servir en diversos momentos de este proceso. En realidad las han depredado.
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Parroquia Santa Rita de Castilla 2013, algunos integrantes del Comité
En noviembre de 2009 surge un “Comité de manejo de recursos naturales” en la comunidad conformado por setenta y siete personas para cuidar cuatro cochas: Cuycuyute, Carococha, Yarina y Salva. Desde el 2010 se produce un proceso de erosión, normal en estos casos, que va provocando la retirada de algunas personas. El abandono se debe, entre otras razones, al tiempo que se demora en cuidar para que se puedan servir. Este diferir las apetencias provoca que la gente se retire, puesto que el tiempo dedicado a cuidar es tiempo que no puedo utilizar para solventar las muchas necesidades primarias que hay que atender. Diferir la gratificación es un problema de difícil solución. Para setiembre de 2013 sólo quedan diecisiete personas en el Comité, cuidando únicamente dos cochas: Cuycuyute y Carococha. Las otras dos cochas han ido entregando a la comunidad para que se puedan servir en diversos momentos de este proceso. En realidad las han depredado.
Las autoridades van cambiando en
la comunidad. El 2010-2012 estaban ocupando cargos en la comunidad personas
vinculadas con el Comité. Pese a las dificultades existentes, tenían fuerza
suficiente. A comienzos de 2013 en una asamblea comunal se produce un cambio de
autoridades. Quienes van a ocupar ahora los cargos son personas ajenas al
Comité que ve con malos ojos que “mezquinen” los recursos existentes, fruto ya
de 4 años de cuidado. Mezquinar es el peor pecado que se puede cometer en
poblaciones indígenas. El disfrute de los bienes por parte de todos los
comuneros forma parte de la redistribución y hace honor a la igualdad radical.
Equidad que se está quebrando poco a poco, pero que tiene en la brujería y la
envidia dos poderosas herramientas redistributivas.
Las nuevas autoridades quieren
anular el Comité. Las peleas son muy duras. La RNPS ha retirado su apoyo al Comité y la
radiofonía que les había prestado para que estuvieran comunicados. Por el medio
ha habido extracción de madera ilegal y la expulsión de guardaparques de las
cochas que estaba manejando el Comité por los partidarios del presidente
comunal, con palabras altisonantes y otras medidas de fuerza que dejamos a su
imaginación. Digamos que la RNPS
se retira y queda en manos de la comunidad. Por un lado el grupo de manejo, por
el otro las autoridades de la comunidad: “que peleen entre ellos”.
Adobando el guiso se aproxima la
festividad de Santa Rosa de Lima, patrona de la Policía Nacional
del Perú (PNP). Y claro, hay que celebrarlo. Así que la PNP solicita a las autoridades
de San José del Samiria un paiche, como colaboración. Las autoridades aceptan.
¿Saben dónde han ido a pescar? Claro, a Cuycuyute, la cocha que está manejando
el Comité, sin haberles solicitado permiso. Sobre la PNP , ¡qué les vamos a decir
que no se intuya!
En el fondo lo que hay es madera:
lupuna, capinurí, cumala, copahiba, canela moena. Es sintomático, uno esperaría
(¡ay, ingenuos!) maderas de primera línea: caoba, cedro. Pero solo quedan
maderas de menor calidad, ¿hasta cuándo?
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Parroquia Santa Rita de Castilla 2013
Recogemos algunas frases de la
conversación mantenida. Lo haremos en dos partes. En una primera nos fijaremos
en la situación que se ha creado al interior de la comunidad y en la segunda,
lo que piensan los integrantes del Comité que estuvieron en la reunión sobre la RNPS y el SERNANP. Nos parece
conveniente tomar en serio el sentir de la gente puesto que es la posibilidad
de entender los conflictos. Damos por supuesto que el conflicto es una de las
formas de organizarse en sociedad, no necesariamente es negativo, aunque puede señalar
límites de sufrimiento que podrían rebasar el umbral permitido y desencadenar
una oleada de violencia.
La peor acusación que se puede
hacer en pueblos indígenas, la que más duele: “nos dicen que somos ambiciosos y
les mezquinamos que pesquen, saquen aguaje y chonta”. Unimos a esto que los
recursos son para servicio de todos “porque Diosito los puso ahí para servirnos
todos”. “Tienen cochas para cuidar, pero no quieren”. Tradicionalmente no
existe noción de cuidar la naturaleza. Si se ha organizado un Comité ha sido
por la falta de recursos. En el sustrato permanece la idea que con el
agotamiento de los recursos se “voltea el mundo” y comienza de nuevo otro mundo.
Sustentando esta idea subyace que el agotamiento es provocado por mal
comportamiento humano. La frase: “esto se solucionaría si la comunidad se organiza,
pero el Presidente Comunal no quiere”, da por supuesto que hay que organizarse
para cuidar y eso no lo admite toda la población, ni de lejos. “Todo el
problema es por madera”, resumen en una frase lapidaria como un latigazo.
Notemos que lo que los madereros (ilegales, por cierto) pagan en las
comunidades por la madera es irrisorio. Y detrás está todo un sistema que
necesita dinero a costa de recursos naturales.
“Los que han salido del Comité
son los que más nos están haciendo la contra”. Personas que han trabajado al
principio y no se han beneficiado porque han salido antes de que se produjeran
los recursos están resentidos por la posibilidad que han abandonado y prefieren
eliminar cuanto antes al Comité. Una comunidad dividida, con peleas al interior
de la misma en torno a los recursos naturales, no es el ideal que debemos
pretender.
“El presidente comunal dice que
el Comité no le deja trabajar”. Hay diferentes pareceres en la comunidad y no
se llegan a poner de acuerdo. Los consensos son difíciles, pero hasta que no se
alcanzan por unanimidad no son respetados. Por mientras las alianzas son muy
débiles y pueden cambiar en cualquier momento.
Y lo más grave de todo, aquello
que tensa la cuerda hasta límites insospechados: “ya no nos llaman en el padrón
de moradores, ya no nos llaman en lista para los trabajos comunales”. “El
presidente comunal dice que no nos van a firmar documentos para el Programa
Juntos porque no le dejamos trabajar”. Una comunidad grande como San José de
Samiria “puede estar” al borde de la ruptura; “puede estar” no significa que lo
esté o que llegue a cumplirse; “puede estar”. Las comunidades grandes presionan
mucho sobre los recursos naturales. En este sentido las comunidades pequeñas
defienden mejor el territorio y los niveles de tensión son más manejables
(entre otras razones por el tema de “las sangres”: los jefes de familia “pueden”
poner más orden; “pueden” no significa que lo hagan). La división de la
comunidad, si se llegara a producir, perjudicaría el número de alumnos del
colegio, con lo cual perderían profesores y empeoraría, si todavía cabe, aún
más el sistema “instructivo”. Dejamos para una segunda parte lo que dicho
Comité piensa de la RNPS
y el SERNANP.
Las autoridades distritales
(alcalde, gobernador, juez de paz, policía) han sido llamadas hace tiempo para
ver esta situación. No han podido resolver. La fiscalía de Nauta también ha
venido, tampoco hay solución. Nuestra visita se enmarca en la programación a la
comunidad cristiana de San José de Samiria. Al finalizar nuestras reuniones nos
llevaron a la cocha donde nos estaban esperando el resto de participantes del
Comité que no asistieron a la comunidad cristiana. Nosotros no podemos dar
solución, pero señalamos que el problema es mucho más grande de lo que parecen
ver (más bien oscurecer) las autoridades.
La reunión tuvo lugar en
Cuycuyute, estaban presentes diez adultos y un niño de unos diez años. Tres de
ellos son católicos y los siete restantes de la iglesia “Jesús es mi refugio”.
La reunión con la Parroquia
tuvo su origen en una petición de los miembros del Comité pentecostales, que
querían “escuchar a los párrocos”. “Ellos nos pueden ayudar con lo que saben,
pero en religión no saben nada”. La iglesia “Dios es amor” defiende al
presidente comunal. Los católicos están divididos: algunos defienden al Comité
y otros al presidente comunal. Las alianzas, repetimos, son lábiles y se
renegocian constantemente.
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Parroquia Santa Rita de Castilla,
Niña
de San José de Samiria 2004
P. Miguel Ángel Cadenas
P. Manolo Berjón
Parroquia Santa Rita de Castilla
Río Marañón
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