Velázquez (Cristo crucificado) |
vine a
rogarte por mi carne enferma;
pero, al
verte, mis ojos van y vienen
de tu cuerpo
a mi cuerpo con vergüenza.
¿Cómo
quejarme de mis pies cansados
cuando veo
los suyos destrozados?
¿Cómo
mostrarte mis manos vacías
cuando las
tuyas están llenas de heridas?
¿Cómo
explicarte a ti mi soledad
cuando en la
cruz alzado y solo estás?
¿Cómo
explicarte que no tengo amor
cuando
tienes rasgado el corazón?
Ahora ya no
me acuerdo de nada,
huyeron de
mí todas mis dolencias.
El ímpetu
del ruego que traía
se me ahoga
en la boca pedigüeña.
Y solo pido
no pedirte nada,
Estar aquí,
junto a tu imagen muerta,
ir
aprendiendo que el dolor es sólo
la llave
santa de tu santa puerta.
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