P. Miguel Ángel Cadenas
P. Manolo Berjón
“Ustedes
saben que los gobernantes de las naciones actúan como dictadores
y los que
ocupan cargos abusan de su autoridad.
Pero no será
así entre ustedes.
Al
contrario, el que entre ustedes quiera ser grande, que se haga servidor de
ustedes,
Y si alguno
de ustedes quiere ser el primero entre ustedes, que se haga esclavo de todos”.
(Mt 20,
25-28)
Benedicto XVI ha dado su
penúltima lección a los que tienen poder y se apegan a él hasta el último
minuto. Hay quienes estando gravemente enfermos se han presentado a las
elecciones y las han ganado, aunque ya no han podido jurar su cargo y se han
muerto por el camino. Benedicto ha dicho: no. No quiero que otras personas
gobiernen la Iglesia
en mi nombre mientras yo estoy disminuyendo. Mejor elijan otro papa que les
pueda gobernar y yo me dedico a rezar. Gran humildad, enorme valentía y una
lección de desapego al poder digna de tener en cuenta. Bien podrían aprender
todos esos tiranuelos que en el mundo son, han sido y serán.
Pero no todos opinan así. El
poder es para ejercerlo hasta el final. Hay quienes van más lejos todavía y han
visto en la renuncia una gran debilidad. Quienes así interpretan entienden la
debilidad como algo negativo, no poder. No es la única manera de entender la
debilidad. Para los cristianos, Dios se despoja de todo para ser gente como
nosotros, adoptando la debilidad: kénosis
en griego. Kénosis que termina en la exaltación de Jesús por parte de Dios.
© Parroquia Santa Rita de Castilla – Río Marañón
// Grupo de Animadores Cristianos, marzo 2012
En el bajo Marañón los
pentecostales han visto en la renuncia del papa debilidad como no poder. Para
ellos ‘el papa ha sido vencido por el diablo’. Ya no merece la pena ser
católico puesto que el papa ha renunciado, no tiene poder. Lo interesante de
este planteamiento, sin fundamento bíblico, es lo que trasluce de pensamiento
indígena.
Para los kukama el poder está
relacionado con la fuerza y la debilidad es la ‘carencia de fuerza y de poder’.
En pueblos tradicionalmente guerreros presentarse como débil implica apuntarse
a perdedor. De ahí la importancia de la fuerza. Pero existen otras dos
acepciones de debilidad que merecen la pena recogerse. La primera se traduce
literalmente como ‘corazón no caliente’ para indicar falta de valentía, coraje.
Y la segunda ‘no denso’, ‘no concentrado’, ‘no espeso’, o en positivo, licuado,
diluido. Con este trasfondo es fácil imaginar que muchos kukama no entiendan el
porqué de una decisión tan evangélica y valiente.
Las batallas que libran los
indígenas no son únicamente contra el Estado o contra compañías petroleras,
madereras y demás. También incluye una batalla cósmica. El mundo indígena está
poblado de espíritus, algunos buenos y otros malos. Asociarse con los buenos espíritus
es imprescindible para tener una vida buena. Pero no estamos ajenos a los
ataques de los malos espíritus. Esta batalla cósmica la trasladan al
cristianismo para, poniendo nombre al mal y al enemigo, luchar contra Satanás,
el diablo, el demonio o como queramos denominarlo. En su haber, dándoles
sostén, la cosmología bíblica también está poblada de ángeles y demonios. (Una
cosmología bíblica que en ocasiones a los occidentales nos deja perplejos). En
muchas de las predicaciones kukama pentecostales gran parte del tiempo se
dedica al diablo como el enemigo. En ocasiones los católicos también somos
catalogados como diablos y el papa es nuestro jefe. Pero en esta oportunidad el
papa no es el diablo sino alguien débil que ha sido derrotado, que ha perdido
su batalla contra el mal, contra el demonio. O dicho en palabras sencillas: ‘ha
sido vencido por el diablo’. Por eso, para estos mismos pentecostales, ya no
merece ser católico, son débiles, su papa se ha retirado, ha perdido la batalla
contra el mal, contra Satanás.
Es interesante este planteamiento
que está elaborado a partir de la experiencia del chamanismo. Un chamán débil
fácilmente es vencido, sus seguidores le abandonarán. Le pueden matar o incluso
aparcar como si fuera un trasto viejo. Los grandes chamanes, los buenos
chamanes, no se retiran, ni capitulan, ni renuncian. Los grandes chamanes
kukama no atraviesan la muerte, se van a vivir a las cochas para protegerlas.
Un poderoso chamán trabajará con algún heredero al que habrá dejado su poder, mientras
él se retira a la cocha. Siempre queda la explicación posible que él se retira
y deja a uno en la comunidad con el que va a trabajar.
Benedicto XVI ha pronunciado su
penúltima lección, no ha sido comprendida por todos, no solo entre los pueblos
indígenas, al interior de la iglesia no ha faltado quien le ha tildado de
‘bajarse de la cruz’, pero nosotros somos de los que pensamos que ha dado un
paso trascendental que bien mereciera la pena tenerse en cuenta por tantas
personas que se atribuyen el cargo hasta la muerte, a veces por su ineptitud,
en ocasiones por su afán desmesurado de poder.
P. Miguel Ángel Cadenas
P. Manolo Berjón
Parroquia Santa Rita de Castilla
Río Marañón
Río Marañón
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