De manera que el Señor pueda decir de nosotros:
Cuando tuve hambre, me diste de comer.
Cuando tuve sed, me diste de beber.
Cuando no tenía vivienda, me abriste tus puertas.
Cuando estaba desnudo, me diste tu manto.
Cuando estaba cansado, me ofreciste reposo.
Cuando estaba intranquilo, me calmaste.
Cuando era niño, me enseñaste a leer.
Cuando estaba solo, me trajiste el amor.
Cuando estaba en la cárcel, viniste a mi celda.
Cuando estaba enfermo, me cuidaste.
En país extranjero, me diste buena acogida.
Herido en combate, vendaste mis heridas.
En negro, amarillo o blanco y llevaste mi cruz.
Era anciano y me ofreciste una sonrisa.
Estaba preocupado y compartiste mi pena.
Y cuando era feliz, compartías mi alegría.
Lo que hicisteis al más pequeño de los míos, a mí
me lo hicisteis. Ahora, entrad en la casa de mi Padre"
Madre Teresa de Calcuta
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