Estamos de fiesta
con Jesús no
solo es una canción, es una realidad en nuestra parroquia, pues hoy comienzan
las celebraciones de la Primera Comunión para todos los niños que, desde hace tres años, vienen preparándose para
recibir el Sacramento de la Eucaristía.
El P. José María Salado, responsable no solo de la Pastoral de Iniciación Cristiana, sino también de la formación de catequistas, ha presidido la celebración. Con un tono distendido y cercano, como es habitual en él, ha explicado en la homilía el significado de la Comunión como signo, como Sacramento que nos hace participar de la vida de Jesús, al ser el mismo Cristo quien se nos ofrece como alimento.
La ceremonia ha sido sencilla, pero elegante, cargada de significado. Lejos de toda ostentación, ha contado con la participación tanto de los niños, que han elevado sus oraciones de petición y acción de gracias, como de sus padres que, por medio de un representante, han dado lectura a un manifiesto en el que se comprometen a continuar con la educación cristiana que, tiempo atrás, iniciaron con sus hijos, motivo por el que los han traído a recibir el Sacramento.
Desde el coro, el P. Antonio que, domingo tras domingo, celebra de la manera más pedagógica posible, la misa de los niños, les ha querido acompañar con las canciones que les han enseñado durante este tiempo sus catequistas.
Desde aquí queremos unirnos a la felicitación que ya ha lanzado el P. José María desde el altar tanto a los niños como a los padres por esta opción de vida, pues como él bien decía, después de recibir la Comunión, es preciso llevar a Jesús a casa, al colegio, al parque, al partido de fútbol… mediante nuestras obras y nuestro testimonio.
El P. José María Salado, responsable no solo de la Pastoral de Iniciación Cristiana, sino también de la formación de catequistas, ha presidido la celebración. Con un tono distendido y cercano, como es habitual en él, ha explicado en la homilía el significado de la Comunión como signo, como Sacramento que nos hace participar de la vida de Jesús, al ser el mismo Cristo quien se nos ofrece como alimento.
La ceremonia ha sido sencilla, pero elegante, cargada de significado. Lejos de toda ostentación, ha contado con la participación tanto de los niños, que han elevado sus oraciones de petición y acción de gracias, como de sus padres que, por medio de un representante, han dado lectura a un manifiesto en el que se comprometen a continuar con la educación cristiana que, tiempo atrás, iniciaron con sus hijos, motivo por el que los han traído a recibir el Sacramento.
Desde el coro, el P. Antonio que, domingo tras domingo, celebra de la manera más pedagógica posible, la misa de los niños, les ha querido acompañar con las canciones que les han enseñado durante este tiempo sus catequistas.
Desde aquí queremos unirnos a la felicitación que ya ha lanzado el P. José María desde el altar tanto a los niños como a los padres por esta opción de vida, pues como él bien decía, después de recibir la Comunión, es preciso llevar a Jesús a casa, al colegio, al parque, al partido de fútbol… mediante nuestras obras y nuestro testimonio.
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