¡Qué solo estoy, Señor!
¡Qué solo y
qué rendido
de andar a
la ventura
buscando mi
destino!
En todos los
mesones
he dormido,
en mesones
de amor
y en mesones
malditos,
sin
encontrar jamás
mi albergue
decisivo,
y ahora
estoy aquí, solo ...
rendido
de andar a
la ventura
por todos
los caminos.
Ahora estoy
aquí, solo,
en este
pueblo de Ávila escondido
pensando
que no está
aquí mi sitio,
que no está
aquí tampoco
mi albergue
decisivo.
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