Juan Pablo II
Oh María...
Oh María,
Madre de
Jesucristo y Madre de los sacerdotes:
acepta este
título con el que hoy te honramos
para exaltar
tu maternidad
y contemplar
contigo
el
Sacerdocio de tu Hijo unigénito y de tus hijos,
oh Santa
Madre de Dios.
Madre de
Cristo,
que al
Mesías Sacerdote diste un cuerpo de carne
por la
unción del Espíritu Santo
para salvar
a los pobres y contritos de corazón:
custodia en
tu seno y en la Iglesia a los sacerdotes,
oh Madre del
Salvador.
Madre de la
fe,
que
acompañaste al templo al Hijo del hombre,
en
cumplimiento de las promesas
hechas a
nuestros Padres:
presenta a
Dios Padre, para su gloria,
a los
sacerdotes de tu Hijo,
oh Arca de
la Alianza.
Madre de la
Iglesia,
que con los
discípulos en el Cenáculo
implorabas
el Espíritu
para el
nuevo Pueblo y sus Pastores:
alcanza para
el orden de los presbíteros
la plenitud
de los dones,
oh Reina de
los Apóstoles.
Madre de
Jesucristo,
que
estuviste con Él al comienzo de su vida y de su misión,
lo buscaste
como Maestro entre la muchedumbre,
lo
acompañaste en la cruz,
exhausto por
el sacrificio único y eterno,
y tuviste a
tu lado a Juan, como hijo tuyo:
acoge desde
el principio
a los llamados al sacerdocio,
protégelos
en su formación
y acompaña a
tus hijos
en su vida y
en su ministerio,
oh Madre de
los sacerdotes.
Amén
De la exhortación apostólica Pastores dado vobis
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