29 abril 2014

Telefónica caníbal

Manolo Berjón
Miguel Ángel Cadenas

Santa Rosa de Urarinas es una comunidad kukama situada a orillas del río Marañón, en el distrito de Urarinas, provincia de Loreto. Tiene una población aproximada de 180 habitantes. Ha sido fundado hacia 1960. En un traslado posterior debido al barranco cambió su nombre por el de Flor de Oriente. Su ubicación actual data de 1997 y volvieron a recuperar su nombre tradicional con el preámbulo de nueva: Nueva Santa Rosa de Urarinas. Su colegio de primaria actual se creó en 1998, inicial en 2013 y primero de secundaria, como ampliación de la primaria, en 2014.

El año 2013 Telefónica comienza sus trabajos para conectar Iquitos con Internet de “banda ancha”. Para ello construye diversas torres en el Marañón y Huallaga que conecte Yurimaguas con Iquitos, y permita llevar la señal hasta la ciudad más importante de la selva peruana. De paso los que vivimos en la travesía de estas torres nos vamos a beneficiar de celular e Internet (siempre más lento que en la ciudad, claro está, que para eso están las asimetrías que remarcan diferencias).

Una de esas torres se sitúa en Urarinas. La ubicación de esta comunidad es media hora abajo, en bote, de Nueva Santa Rosa. Pero mientras Santa Rosa está ubicada en el mismo cauce grande (“madre”) del Marañón, Urarinas está situada en un caño (un brazo secundario del río) por haberse formado varias islas. En verano el nivel del río baja y con él se hacen inaccesibles algunos puntos que quedan en los caños. En ocasiones estos caños llegan a cerrarse, no pasa agua por ellos. Razón por la cual el acceso a Urarinas es dificultoso. Este es el motivo por el que Telefónica (o sus empresas satélites, subcontratistas que le dicen) eligen la comunidad de Nueva Santa Rosa de Urarinas como puerto principal donde descargar los materiales que van a utilizar en la torre.

Conversan con las autoridades de la comunidad y les ceden un terreno a cambio de que les den trabajo no cualificado en la obra. Todos contentos. 100 metros más arriba de la comunidad instalan su campamento y depositan los materiales necesarios. Para acarrear los materiales entre las dos comunidades construyen un camino que va por detrás de la comunidad de Nueva Santa Rosa de Urarinas. Un camino construido que atraviesa algunas chacras y purmas (chacras abandonadas para su autoregeneración). La empresa paga por transitar en este espacio. Pero a nuestro parecer precios irrisorios. Quien más ha percibido han sido S/. 600.00 porque el camino atravesaba su chacra. Lo normal es que en purma pagaban entre S/. 250.00 a S/. 300.00. No es que el precio del suelo deba ser como en Washington, Arequipa, Amsterdam o Piura, pero lo cierto es que ahora el terreno por donde transitaba la carretera es muy duro, se ha apelmazado, y no se puede trabajar. Vamos, que los tratos desiguales con las comunidades siempre benefician a los grandes. ¿Es así como acumula su riqueza Telefónica? Sugerimos mirar en la página web de Telefónica sus últimas ganancias publicadas.

Lo que produce risa es que ese camino apenas se llegó a utilizar. Al poco tiempo de concluir semejante vía, “una proeza de ingeniería civil”, se dejó de utilizar, por ser más económica y fácil la vía por el río. En definitiva, causar daño por gusto. A esto contribuyó que se tenía que construir la antena en meses de verano, cuando el río merma. Para eso era necesaria la carretera, puesto que el acceso por agua resultaba oneroso. Sin embargo, la obra se retrasó y dio comienzo cuando el Marañón iniciaba su crecida. Razón por la cual el camino quedó aparcado, el daño ya hecho, y la economía y la razón práctica impuso la vía fluvial como mejor acceso a Urarinas. Es decir, se calculan los gastos y se ve lo que es mejor para la empresa. Lo que le sucede a la comunidad no importa, no interesa, no está en el orden del día. Así se construye una transnacional.

Antena de Telefónica en la comunidad de Urarinas
© Parroquia Santa Rita de Castilla, abril 2014.

Todo iba bien hasta que se terminó el trabajo no cualificado y los varones de Nueva Santa Rosa de Urarinas se quedaron desocupados. Entonces se acordaron que el campamento de la empresa estaba en su comunidad y ya no eran contratados. Decidieron que la empresa les tenía que pagar un precio por ocupar su territorio. Un día le llamaron al “ingeniero” responsable de la obra y le comunicaron que les iban a cobrar un dinero por alquiler de su territorio. La empresa ofreció hasta S/. 8.000.00. La comunidad no estaba conforme, el presidente comunal pedía S/. 10.000.00. Cuando ya prácticamente estaban llegando a un acuerdo, el Teniente Gobernador interviene con una propuesta nueva: necesitamos S/. 15.000.00 para construir aulas para la secundaria. Ese es el precio de nuestro alquiler. El ingeniero llama a sus superiores (por teléfono satelital) y acuerdan el pago. Las cláusulas pueden verlas en la foto adjunta. Hasta que no se resuelva la situación la comunidad custodiará y retendrá los 56 tubos en el campamento de la comunidad.




BREVES ANOTACIONES

  1. La comunidad nativa de Nueva Santa Rosa de Urarinas está reconocida como comunidad indígena kukama.
  1. Si la comunidad no reclama no se le conceden sus derechos. Ya vemos la responsabilidad social. 
  1. Las condiciones de negociación de la comunidad no son equivalentes a las de Telefónica o sus empresas adláteres. Si la comunidad sólo pide trabajo, Telefónica no paga por utilizar el territorio de la comunidad. Se conforman con pagar al que trabaja (¿cuánto?), pero se olvidan de pagar los derechos de territorio de la comunidad. Les vendría bien un reforzamiento vitamínico para su débil cerebro.
  1. En el acta firmada aparece el siguiente rubro: “presentar a Telefónica el perfil y descripción del proyecto con el presupuesto a ejecutar en la obra del colegio secundaria” por parte de la comunidad. Como si la comunidad tuviera un ingeniero civil esperando la orden para hacer este trabajo. De nuevo la responsabilidad social de la empresa queda en entredicho, por mucho que se laven la cara con otros proyectos. “En verdad les digo: siempre que no lo hicieron con uno de estos más pequeños, ustedes dejaron de hacerlo conmigo” (Mt 25, 45).
  1. Felizmente se deslizó otro punto. Hasta que las partes no estén de acuerdo no se levantará acta de cierre. Pero se confía en que pase el tiempo, se enfríe todo y listo. ¿Preferirán perder sus 56 tubos?
Tubos retenidos en la comunidad de Nueva Santa Rosa de Urarinas.
© Parroquia Santa Rita de Castilla, abril 2014.

Los pueblos tupí, como el kukama, tienen como característica principal el canibalismo. Será interesante ver la apropiación de la antena por parte del pueblo kukama a medio plazo. Sin embargo, nos resulta simpático este mimetismo de Telefónica: fagocitar no a sus enemigos (como preconizan los pueblos tupí), sino a los sobrantes, los residuos, los desperdicios.

Nota: nos parece curiosa esta coincidencia de “el desperdicio” (citando a los obispos de Brasil en un documento de 2002), “sobrantes”, “desechos”, “cultura del descarte” en la encíclica del Papa Francisco, y Vidas desperdiciadas, libro de Zygmunt Bauman de 2004.

P. Miguel Ángel Cadenas     
P. Manolo Berjón
Parroquia Santa Rita de Castilla                              
Río Marañón                                                             




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