Dios, Padre nuestro, sopla en tu pueblo caminante un nuevo aliento. Tú haces nacer la vida en el desierto y brotar agua de la roca. Acoge nuestras dudas y nuestros interrogantes, y hazlos fecundos. Que nosotros mismos y nuestras Iglesias nos podamos ayudar mutuamente cuando te buscamos y tenemos sed de ti.
Quédate con nosotros y manifiéstanos tu presencia llena de afecto cuando el camino es duro y vacilamos. Condúcenos a la unidad que has querido para tu pueblo, por Jesucristo tu Hijo y Señor nuestro.
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