Hoy, en la Iglesia Católica, celebramos la festividad de San Juan Crisóstomo ( 347- 407), religioso cristiano, partriarca de Constantinopla, considerado como uno de los Padres de la Iglesia de Oriente, famoso por su facilidad de palabra a la hora de transmitir las enseñanzas de la Sagrada Escritura.
Por este motivo, presentamos a continuación un extracto de una de sus homilías sobre el Evangelio de San Juan.
Andrés, después de permanecer con Jesús y de aprender de él
muchas cosas, no escondió el tesoro para sí solo, sino que corrió presuroso en
busca de su hermano, para hacerle partícipe de su descubrimiento. Fíjate en lo
que dice a su hermano: Hemos encontrado al Mesías, que significa Cristo. ¿Ves
de qué manera manifiesta todo lo que había aprendido en tan breve espacio de
tiempo? Pues, por una parte, manifiesta el poder del Maestro, que les ha
convencido de esto mismo, y, por otra, el interés y la aplicación de los
discípulos, quienes ya desde el principio se preocupaban de estas cosas. Son
las palabras de un alma que desea ardientemente la venida del Señor, que espera
al que vendrá del cielo, que exulta de gozo cuando se ha manifestado y que se
apresura a comunicar a los demás tan excelsa noticia. Comunicarse mutuamente
las cosas espirituales es señal de amor fraterno, de entrañable parentesco y de
sincero afecto.
Pero advierte también, y ya desde el principio, la actitud
dócil y sencilla de Pedro. Acude sin tardanza: Y lo llevó a Jesús, afirma el
evangelio. Pero que nadie lo acuse de ligereza por aceptar el anuncio sin una
detenida consideración. Lo más probable es que su hermano le contase más cosas
detalladamente, pues los evangelistas resumen muchas veces los hechos, por
razones de brevedad. Además, no afirma que Pedro creyera al momento, sino que
lo llevó a Jesús, y a él se lo confió, para que del mismo Jesús aprendiera
todas las cosas. Pues había también otro discípulo que tenía los mismos
sentimientos.
Si Juan Bautista, cuando afirma: Éste es el Cordero, y:
Bautiza con Espíritu Santo, deja que sea Cristo mismo quien exponga con mayor
claridad estas verdades, mucho más hizo Andrés, quien, no juzgándose capaz para
explicarlo todo, condujo a su hermano a la misma fuente de la luz, tan contento
y presuroso, que su hermano no dudó ni un instante en acudir a ella.
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