22 septiembre 2014

Paseando Cuninico en calzoncillos

P. Miguel Ángel Cadenas
P. Manolo Berjón

Mayo 2014 pasará a la historia del bajo Marañón como una fecha fatídica: lo rotura del Oleoducto Nor-peruano a la altura de la quebrada Cuninico. La población afectada corresponde al pueblo kukama de los distritos de Urarinas, Parinari y Nauta, en la provincia y departamento de Loreto, en el área de amortiguamiento de la Reserva Nacional Pacaya Samiria. Lo acontecido en Cuninico nos invita a la reflexión.

Ya hemos anotado en crónicas anteriores que las personas que se sumergieron en el crudo, para levantar el “pórtico”, lo hacían sin ninguna protección especial. Hubo quien, para preservar la ropa, se zambulló en el crudo en calzoncillos. Al terminar la tarea pudo usar su ropa y regresar tranquilamente a casa. [Más despacio: con dolores de cabeza, espalda, cuerpo, diarreas, incluso orinando sangre; expuestos, además, a algún tipo de cáncer]. Y aquellos que no quisieron sacar su ropa tuvieron que regresar a casa en calzoncillos, para vergüenza propia.

Los calzoncillos son una forma extrema de la relación entre público y privado. Es frecuente ver hombres con el torso desnudo. Suelen hacerlo para refrescarse o en determinados trabajos. No solo está permitido, sino incluso bien visto para no malograr la ropa y como una forma de exposición corporal. Pero nunca se verá a hombres en calzoncillos en espacios públicos, excepto a la hora del baño, sobre todo varones mayores, dado que los jóvenes utilizan truzas. El baño es un acto privado donde nadie se debe entrometer ni molestar. Por tanto, ocupar el espacio público en calzoncillos es una falta de respeto y una vergüenza. Forzar a una persona a llegar a su casa en calzoncillos es una forma extrema de utilización del espacio público como si fuera un espacio privado. El mundo al revés.

Obligar, como se hizo, a varios jóvenes, a regresar a sus casas en calzoncillos es exponerlos a la vergüenza. Los kukama, cuando nace un niño, le untan sus mejillas con añil, antiguamente con huito, para que no sea sinvergüenza y respete a su familia. Caminar por la calle en calzoncillos, más en presencia de mujeres, es una invitación a las relaciones sexuales. Y eso es algo íntimo, que nadie debe enterarse ni participar, excepto los implicados. ¿Pasearían los ingenieros de Petroperú en calzoncillos por la plaza de su ciudad de origen?


© Parroquia Santa Rita de Castilla, julio 2014


P. Miguel Ángel Cadenas                                        
P. Manolo Berjón
Parroquia Santa Rita de Castilla                              
Río Marañón   

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