Reproducimos de nuevo un fragmento de El Pastor de Hermas, uno de los más antiguos textos cristianos. En él, se nos recuerda que el Señor es misericordioso y está pronto a perdonar nuestros pecados.
El Señor habita en los hombres que aman la paz. Él ama verdaderamente la paz; pero está lejos de los amigos de pleitos y de los perdidos de malicia. así pues, devolvedle el espíritu íntegro, tal como lo recibisteis. Pues si vosotros habéis dado al batanero un vestido nuevo e íntegro, lo quieres recibir íntegro; pero si el batanero te lo devuelve roto, ¿lo recibirás? ¿Acaso no te enfadarás inmediatamente y le reprocharás diciendo: te di el vestido íntegro? ¿por qué me los has roto y devuelto inservible? Por este roto, que le has hecho, ya no puede ser usado. ¿Acaso no le dirás esto al batanero a propósito del roto que hizo en tu vestido? Pues si tú te afliges así por tu vestido y te quejas de no recibirlo íntegro, ¿qué piensas que hará contigo el Señor que te dio un espíritu íntegro, y tú se lo has devuelto totalmente inservible, de manera que a su Señor y no le puede servir para nada? Pues, cuando fue corrompido por ti, comenzó a ser inútil. ¿Acaso, pues, no te castigará con la muerte el Señor de aquel espíritu por esta acción tuya? Contesto. "Ciertamente, castigará a todos los que encuentre recordando las ofensas". Me dice. "No pisoteéis su clemencia, sino más bien glorificadlo por ser tan paciente con vuestros pecados y no ser como vosotros. Haced una penitencia que os sea útil." (IX, XXXII, 2-5).
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