27 octubre 2013

Meditación ante un cuadro del Señor de los Milagros

P. Miguel Ángel Cadenas
P. Manolo Berjón

INTROITO.-
Los esclavos no son despreciables, simplemente no son gente. Esa chusma que se arremolinaba en los arrabales de la Lima colonial son poco menos que deshecho. El tiempo se encargará de olvidarlos. Mejor dicho: nadie sabrá que han vivido. Aquellos que han nacido para sufrir, a lo suyo; para el resto, “pan y circo”, que diría el romano. Y sin embargo, la mejor catequesis de la iglesia Católica peruana está perfectamente plasmada en ese cuadro. Ese cuadro pintado con dolor, sufrimiento, penalidades, desarraigo, olvido y sangre.

I.-
Estamos en el mes de octubre y los católicos de Santa Rita de Castilla se reúnen en las casas para rezar ante el cuadro Señor de los Milagros. Se organizan, rezan, invitan. Cada día es similar: recogen el cuadro de una casa, salen en procesión hacia otra casa previamente acordada, que desea recibir el cuadro. Entran y el dueño de casa “da unas palabras de bienvenida” a los asistentes. A continuación la celebración de la Palabra de Dios. Llaman la atención los cantos, las peticiones (siempre por la salud y “por mis hijos que están lejos de mi”, entre otras) y la predicación. La forma de predicar indígena es una vuelta a repetir el texto bíblico con otras palabras, nada de andar sacando conclusiones para hoy. Esta última hermenéutica será muy interesante, pero es occidental, y a los indios no parece interesarles. A continuación la dueña de casa, con alguna de sus hijas adolescentes, mujercitas, o conocidas de sus hijas, comparte algo: lo habitual es café y un pan, pero también puede ser gaseosa y galletas, upe y pan, entre otras. En ocasiones, en medio de la risa, se escucha decir: “ya estamos en el mes de octubre, el mes del engorde”. Mientras se reparte la comida se conversa de la vida misma. Los que desean aportan algo de dinero (lo común es entre S/. 0.10 y S/. 1.00). Sin ser obligatorio casi todos aportan. El 31 de octubre ese dinero sirve para una fiesta de todo el grupo. Finaliza el acto con un padrenuestro y las indicaciones de qué hogar visitar mañana. La “peruanidad” juega un rol importante en estos encuentros.

II.-
María, [todos los nombres están cambiados], tiene tres hijos: un joven de 19 años, una señorita de 12 y un niño de 7. Su marido trabaja en Lima desde hace un par de años, en uno de esos comercios de Mesa Redonda, cual “esclavo” moderno. Al principio el marido le enviaba algo de dinero, pero ahora ya hace un tiempo que no le gira. Ella cree que su marido, en lugar de enviarle dinero a ella, se lo envía a su mamá, suegra de la señora. Se le llenan los ojos de lágrimas al recordar la situación. No es el escenario más dramático. Ella se levanta muy temprano para hacer algo de comida que vender. Además se apoya en uno de esos programas gubernamentales que atienden a los niños menores de tres años en las casas, recibiendo una propina de por medio. Su hijo de 19 años trabaja en el Municipio, en uno de esos trabajos de economía sumergida. Con esfuerzo salen adelante, ¿y el desarraigo, la separación, la soledad?

José fue elegido para rezar en las noches en las familias que recibirán el Señor de los Milagros. Comenzó el mes de octubre, pero ha tenido que viajar “a la palma”. Su hijo promociona la secundaria este año y no tiene para pagar las cuotas de colaboración de la promoción. Quien piense que es una tontería le invitamos a vivir en un pueblo pequeño y sentirse aislado. Nos lo contaba su mujer una noche, ella es evangélica.

© Parroquia Santa Rita de Castilla, octubre 2013. Altar al Señor de los Milagros en un hogar de Santa Rita de Castilla

Federico tiene más de 50 años y sus hijos le han animado para viajar a Lima: “aquí hay trabajo, papi”, le han dicho. Su mujer decía que se ha ido para seis meses, “para hacer algo de plata”. Pasadas las primeras semanas no se acostumbra: “es muy penoso”, decía su mujer. Permanecerá un mes en Lima y luego regresará. Aquí le esperan su mujer, tres de sus hijos pequeños y varios nietos. Cuando se fue a Lima a su mujer le dejó “un costal de arroz” para que pudiera comer su familia. El último domingo de setiembre 2013 hizo de monitor en la eucaristía. Y en la introducción a la primera lectura del profeta Amós sentenció, en el mejor resumen que se puede hacer: “los millonarios hacen los que les da la gana”.
Lucila es una líder indígena que ha ido aprendiendo con los años. Su marido trabaja en la palma. Tiene cuatro hijos: el mayor intentó estudiar, pero no ha sido posible. El segundo no pudo terminar una carrera en la UNAP (Universidad de la Amazonía Peruana) por falta de presupuesto. Ha hecho de todo para conseguir dinero, pero no le alcanzó. El año pasado se casó en una iglesia evangélica en Iquitos. Su hija pequeña está estudiando en la UNAP con una beca y los apoyos propios de la Universidad para pueblos indígenas. Lucila vive a medio camino entre su comunidad, donde estudia su hija menor, e Iquitos donde están el resto de sus hijos. Su marido, en el departamento de San Martín, trabajando “en la palma”. “Le gusta que le exploten”, nos contaba un día Lucila, mientras pícaramente se reía, con esa risa que esconde mucho dolor.


© Parroquia Santa Rita de Castilla, octubre 2013. “Ganancias” de los que se van a trabajar a Palmas Shanusi, Alto Amazonas, dejando en su casa mujer e hijos, a varios días de distancia.

San José de Parinari ha sido diezmada en los últimos años, la migración a Lima está siendo tan intensa que se ven muchas mujeres solas con sus hijos. Para titular la comunidad nativa de Shapajilla deberían incluir varias quintas y habitaciones donde se hacinan los humildes en Lima. En otra comunidad, Eutimio nos preguntaba el otro día: “padre, mi hijo está en Lima y cobra S/. 800.00, pero no nos envía nada”. Eutimio no comprendía que con S/. 800.00 en Lima no alcanza para una vida digna.

III.-
“… se vació a sí mismo, tomando la condición de esclavo” (Flp. 2, 7)

Como un sonsonete que se repite incansablemente escuchamos lo de “para triunfar hay que esforzarse”. Y nos les falta razón. Pero, a Ti, Señor de los Milagros, no te sirven esas buenas intenciones. La dureza de la cruz, el agotamiento, el dolor… Que esa llaga en tu costado guarde todos los sufrimientos de este bajo Marañón.

Cómo nos sorprende esa corona en la cabeza de un crucificado. Cómo nos sorprende que para triunfar hay que dejar todo. Porque solo aquellos que dejan todo pueden encontrarse contigo. Trepas y calculadores pueden retirarse. Cómo acercarnos a Ti que no quieres componendas e insistes en pasar por la cruz. En estos tiempos nuestros no encajarías, hay que ser más positivo. Una pizquita de psicología, buenos consejos y un pellizquito de autoayuda para vivir “que son dos días”. Como le dijeron a Pablo: eso de la cruz es un escándalo y una locura. Otro día le vinieron a decir “mañana te escucharemos”. Y Pablo, con una fe acrisolada a prueba de bombas, insistía que para los que tienen fe es “fuerza y sabiduría de Dios” (1 Cor 1, 22-25).

Y de cruz, Señor de los Milagros, te presentamos a esta selva baja. En mayo 2013 declararon en “emergencia ambiental” el río Pastaza. En setiembre 2013, el río Tigre. El río Corrientes está dividido, ese trabajo que tan bien saben hacer quienes tienen intereses turbios. Como las autoridades de tu época en Jerusalén que gritaban: “que lo crucifiquen, que lo crucifiquen”, porque es más importante que muera uno solo por todo el pueblo. ¿Y el Marañón? Ya han llevado muestras de agua, suelo y sedimentos. Esperemos que no truquen los resultados, como durante varios años hizo la UNAP, porque uno ya no sabe.


© Parroquia Santa Rita de Castilla, octubre 2013. Capacitación de “movilizadoras”: voluntarias que atienden la salud materno-infantil en comunidades del bajo Marañón.

A pesar de nuestros fallos y debilidades, Señor de los Milagros, confiamos en Ti, con tus milagros, con tu poder, como te invocan en el bajo Marañón. Por eso te presentamos, Señor de los Milagros, a las familias de esta selva baja, roguemos al Señor.

P. Miguel Ángel Cadenas
P. Manolo Berjón
Parroquia de Santa Rita de Castilla
Río Marañon

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