08 agosto 2014

San Alonso de Orozco (1500-1591)

Miguel Ángel Orcasitas

Nacido en Oropesa, Toledo (España). Cursó los primeros estudios en Talavera y actuó como “niño cantor” en la catedral de Toledo, donde estudió música, disciplina que después amó con pasión.

Enviado a la Universidad de Salamanca, se sintió atraído por el ambiente de santidad del convento de San Agustín y entró en la Orden, emitiendo su profesión en manos de Sto. Tomás de Villanueva (1523). Como revela en sus Confesiones, durante el período de formación se sintió tentado a abandonar la vida religiosa, por los atractivos de libertad, el amor natural y la soledad, la práctica de la obediencia y, en general, las asperezas de la vida en religión.

Ordenado sacerdote, ocupó diversos cargos, pero no obstante su austeridad de vida, en el modo de gobernar se mostró comprensivo.  En 1547 intentó ir de misionero a México, pero un ataque de artritis le obligó a volver desde las Islas Canarias donde había llegado camino de la Nueva España. En 1554, siendo superior del convento de Valladolid, fue nombrado predicador real por el emperador Carlos V _ lo será también del rey Felipe II _ Al trasladarse la corte a Madrid en 1560, pasó al convento agustino de aquella ciudad, conocido con el nombre de San Felipe el Real.

Grandes personajes de la sociedad y de la cultura testificaron en su proceso de canonización, tales como la infanta Isabel Clara Eugenia, los duques de Alba y de Lerma, los escritores Lope de Vega, Quevedo y González Dávila. Su epistolario refleja sus muchas relaciones. Pero el trato con los poderosos no le desvió de su sencillo estilo de vida. El pueblo le amó por su cercanía, sin distinción, y por su sensibilidad en socorrer a los pobres, los enfermos y los encarcelados.

Compuso numerosas obras tanto en latín como en lengua vulgar, como Vergel de oración y monte de contemplación (1544), Desposorio espiritual (1551), Bonum certamen (1562), Arte de amar a Dios y al prójimo (1568), De la corona de Nuestra Señora (1588). Sus escritos nacen de su espíritu contemplativo y de la lectura de la Sagrada Escritura. Devoto de María, decía escribir por mandato suyo.

Cultivó también un ferviente amor a la Orden y se interesó por su historia y su espiritualidad. Escribió una Instrucción de religiosos, un Comentario a la Regla y una Crónica del glorioso padre y doctor de la Iglesia San Agustín, y de los santos y beatos, y de los doctores de la Orden, con el fin de promover su ejemplo. Pudiendo sustraerse como predicador real a la jurisdicción de los superiores, renunció a sus privilegios y se comportó como un religioso más.

“El santo de S. Felipe”, apelativo con el que era conocido, murió en 1591 en el Colegio de la Encarnación, o de Dña. María de Aragón. Hoy palacio del Senado español. Sus restos se conservan en el monasterio madrileño de las agustinas por él fundado, que lleva su nombre. Beatificado en 1882, fue canonizado por Juan Pablo II en 2003.

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