P. Manolo Berjón
P. Miguel Ángel Cadenas
En mayo 2014 hubo un negro y pestilente derrame de
crudo en el Oleoducto Nor-peruano a la altura de la quebrada Cuninico,
comunidad indígena kukama del distrito de Urarinas, provincia y departamento de
Loreto, área de amortiguamiento de la Reserva Nacional Pacaya
Samiria. Lejos de estar solucionado nos surgen nuevas y estimulantes preguntas.
Petroperú en Cuninico trató de controlar la
información. La lejanía del lugar, pensaban ellos, iba a hacer imposible sacar
la información fuera. Los periodistas no llegarían, por lo inaccesible del
lugar, y a la población se le puede contentar ofreciendo “algunas ventajas”,
con la condición de que estén calladitos. ¿Dónde falló Petroperú, entonces? El
teléfono. Es verdad que están intervenidos, pero no se pueden cortar (aunque
algunas llamadas se interrumpen misteriosamente o no entra la llamada cuando
uno necesita). No se puede impedir el uso del teléfono. (Esta es una de las
grandes diferencias con los derrames anteriores).
Una vez que esta estrategia ha perdido eficacia hay
que buscar nuevas maneras de “controlar la situación”, porque se trata de
“control”. Antes de llegar al control se ha pasado por una etapa de querer
“disciplinar los cuerpos”. Para ello ha sido muy importante la vigilancia del
espacio. Un croquis de la comunidad de Cuninico nos hace percibir cómo están
distribuidas las casas que ha alquilado de Petroperú, desplazando a sus
propietarios a la cocina (previo pago: S/. 300.00). El dinero es un poderoso
instrumento de control. Téngase en cuenta que en la zona la circulación de
dinero, siendo real, no es muy abundante. Petroperú paga a sus trabajadores S/.
80.00 diarios. Muchas familias nunca han visto tanta plata junta en tan poco
tiempo y tan de continuo.
¿Cómo vivir en comunidad? Se precisa de unas
normas, un código de ética, que nos permita conducirnos con toda tranquilidad.
Petroperú pretendió controlar a los borrachos. Estos “cuerpos indisciplinados”
ni sirven para trabajar ni dejan descansar a los trabajadores. Sus tomaderas se
alargan en la noche, con música muy alta, alterando el ritmo de sueño. Los
trabajadores al día siguiente no están suficientemente descansados para
trabajar. Es decir, están afectando a la productividad. La comunidad no aceptó
el cerco que les imponía Petroperú. No se trata de defender a los borrachos, ya
lo hacen por sí mismos. Pero no se puede causar un derrame de las
características de Cuninico, esconderlo debajo de la cama, y luego imponer las
reglas en un territorio ajeno, por muy Petroperú que sea. Es como cuando los
que apoyaron a dictadores de la talla de Pinochet llamaban a la policía cuando
había un alboroto en el barrio entre borrachos.
Si no funciona la disciplina hay que buscar otras
formas de control. Ya no se puede cerrar a estos cuerpos indisciplinados en la
cárcel, escuela, fábrica… Ahora permanecen en espacios abiertos. ¿Si no es
posible administrar Cuninico como una cárcel…, entonces, cómo controlar? Hay
formas más sutiles: las listas de trabajadores las confecciona Petroperú o
quienes ellos deciden. Es fácil de comprender que conseguir incluir tu nombre
en la lista depende de las “simpatías” de Petroperú. Este control es mucho más
eficaz, y menos oneroso, que la disciplina.
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Parroquia Santa Rita de Castilla, julio 2014. Mapa de la comunidad de Cuninico. Es interesante percibir la ubicación
de las casas de las autoridades de la comunidad y los lugares alquilados por
Petroperú. Las ‘x’ son los lugares alquilados por Petroperú.
Los primeros días de trabajo el ingeniero encargado
amenazaba a quienes no se esforzaban en la recogida de los restos de crudo
(productividad) al “pozo”: sumergirse en el crudo por ocho horas diarias. En
tono desenfadado y con burlas se jugaba con un trabajo peligroso. El miedo es
otra de las formas eficaces de control.
El manejo de la información adquiere, en estas
circunstancias, un carácter estratégico, en una doble vertiente. Por un lado,
se riegan chismes en la comunidad. Así tenemos que “ingenieros de Petroperú” deslizan
por la comunidad comentarios del siguiente tipo: “esto no es una comunidad
nativa”. Por tanto, “quien manda aquí no es el apu, sino el teniente
gobernador”. Este chisme tiene como objetivo “bajarse” al apu, con quien no han
podido negociar. Los chismes no se pueden controlar y son un eficaz y potente
instrumento al servicio de alguien, en este caso del poder. Ni que decir tiene
que no todos los chismes favorecen a Petroperú, pero esa es otra. Cabe anotar
que son un instrumento “para oponerse desde el interior a la expansión del
poder”, para “bloquear al poder desde su misma gestación”.
Por otro lado, la información es poder. Petroperú
administra su información: un doctor quiso advertir a la comunidad que no coman
el pescado ni tomen el agua. Pero un ingeniero de Petroperú le cortó en seco.
El doctor no regresó a la comunidad. Petroperú tiene acceso a las noticias que
se producen fuera: medios de comunicación y gobierno. Mientras que los
comuneros tienen mayor dificultad de saber lo que está sucediendo. En Cuninico
no se ven ni se escuchan las televisiones ni radios de Lima o por Internet, por
poner un ejemplo.
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Parroquia Santa Rita de Castilla, julio 2014
P. Miguel Angel Cadenas
P. Manolo Berjón
Parroquia Santa Rita de Castilla
Río Marañón
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