10 febrero 2012

¿Pues acaso el Mesías vendrá de Galilea?


Francisco Javier Bernad Morales

Esta es la pegunta que, según el Evangelio de Juan, se hacen muchos tras escuchar a Jesús (Jn, 7, 41). Es más, cuando el fariseo Nicodemo habla en su defensa, sus compañeros se burlan de él diciendo: “Investiga y verás que de Galilea no surge ningún profeta” (Jn, 7, 52).

Entre los sinópticos, solo el Evangelio de Lucas (1, 26) menciona inequívocamente el origen galileo de Jesús, ya que tanto el testimonio de Marcos (1, 9), como el de Mateo (3, 13) son ambiguos, pues se limitan a decir que llegó de Galilea para ser bautizado por Juan. Se diría que no solo los fariseos, sino que incluso los evangelistas sienten cierta incomodidad ante la procedencia de Jesús. Si bien el posible problema galileo queda resuelto mediante el nacimiento en Belén de Judea y las genealogías que lo hacen descendiente de David; esto no obsta para que nos preguntemos por el fundamento histórico que pudieran tener los recelos aludidos.

Hemos hablado en artículos anteriores, al referirnos a los samaritanos, del origen de las diferencias y de la ruptura religiosa entre estos y los judíos. Supongo que cualquier lector mínimamente atento se habrá preguntado: Si el reino del Norte, tras la conquista asiria, quedó desvinculado de la evolución del judaísmo, ¿cómo es que Galilea, la más septentrional de sus comarcas, aparece como una región judía en tiempos de Jesús?

Ya expusimos que la deportación a Nínive difícilmente puedo alcanzar a todos los habitantes del reino del Norte, sino que afectaría fundamentalmente a las élites políticas y religiosas. No podemos descartar, pues, que en ciertos lugares, entre ellos Galilea, un resto de población judía se mantuviera en contacto primero con el reino del Sur (II Cr, 30, 6 y Flavio Josefo, Antigüedades judías, libro X, cap IV, 5) y, más adelante, con los exiliados en Babilonia.

El primer libro de los Macabeos (5, 14,24) cuenta que los gentiles de Galilea y regiones vecinas determinaron exterminar a los judíos en su territorio, por lo que estos solicitaron la ayuda de Judas, quien envió a su hermano Simón a socorrerlos. Este, pese a salir vencedor en el combate, consideró que los judíos, en una zona tan lejana, corrían un grave peligro, por lo que juzgó que lo más prudente era trasladarlos a Judea. Es un episodio que muestra no solo la debilidad de la presencia judía en Galilea hacia el 160 a.C., sino también que esta pudo ser prácticamente inexistente tras las campañas de los Macabeos.

Posiblemente, fue Juan Hircano, quien, tras la conquista de Samaria (107 a.C.), ocupó Galilea y la repobló con judíos, quizá en su mayor parte descendientes de los evacuados por Simón. En cualquier caso, la presencia gentil continuó siendo muy fuerte en un territorio altamente helenizado. Esto podría explicar el hecho de que el Evangelio no mencione que Jesús visitara Séforis y Tiberíades, las dos ciudades más importantes de Galilea en las que la población judía parece haber sido muy reducida.

Soy consciente de que mi interpretación de los escasos datos disponibles es un tanto aventurada. Aduzco en mi descargo que no pretendo exponer una verdad asentada, sino tan solo aventurar una hipótesis que dé razón de la desconfianza ante los galileos entre los círculos judíos de Jerusalén. ¿Cómo el Mesías podía proceder de una región recientemente recuperada para el judaísmo y con una gran parte de su población helenizada?

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