26 marzo 2021

VII centenario de la muerte de Dante

Ayer, 25 de marzo, se inició el año de conmemoración del VII centenario de la muerte de Dante Alighieri, una de las figuras cumbres de la literatura universal, autor del gran poema la Divina Comedia, una obra que, en palabras de san Pablo VI citadas por el Papa Francisco, "No solo se propone ser poéticamente bella y moralmente buena, sino capaz de cambiar radicalmente al hombre y llevarlo del desorden a la sabiduría, del pecado a la santidad, de la miseria a la felicidad, de la contemplación aterrador del infierno a la contemplación beatífica del paraíso". (Candor lucis aeternae, carta apostólica del Santo Padre Francisco).

Dante había nacido en Florencia hacia el 29 de mayo de 1265 (no se conoce la fecha con exactitud) y falleció en Rávena, donde se había visto obligado a exiliarse, el 14 de septiembre de 1321. Italia, divida en pequeños principados y comunas, era entonces el escenario de violentos enfrentamientos entre los gibelinos, partidarios de la supremacía del poder imperial, representado por el Sacro Imperio Romano Germánico, y los güelfos, defensores de la superioridad del Papado. Fue a estos últimos a los que se unió Dante, quien desarrolló una intensa actividad política y llegó a ocupar puestos destacados en el gobierno, hasta que la división de su partido en dos facciones, llamadas de blancos y negros, y la victoria de esta última, hizo que, como muchos otros blancos, tuviera que abandonar la ciudad. Si bien la pasión política marcó su destino, fue su amor por Beatriz Portinari, un amor totalmente platónico, pues posiblemente apenas llegaron a intercambiar unas pocas palabras, lo que influyó de manera decisiva no solo en el desarrollo de la literatura italiana, sino, en general, de la cultura europea.

En la Divina Comedia, el poeta visita el Infierno y el Purgatorio conducido por Virgilio, y, por último el Paraíso de la mano de Beatriz. Es, pues, la historia de un viaje en el que, como  señala el Papa Francisco, la contemplación de tantos personajes, unos condenados y otros salvados, hace ver que el destino eterno de cada uno depende de sus elecciones, es decir, de su libertad. Una libertad que, sin embargo, no es un fin en sí misma, sino una condición para alcanzar el Cielo, la plena felicidad. Y allí, en la última visión, Dante en la Trinidad encuentra el Rostro de Cristo. El misterio de la Encarnación, nos dice Francisco, "es el verdadero centro inspirador y el núcleo esencial de todo el poema".

Carta Apostólica Candor Lucis  Aeternae del Santo Padre  Francisco en el VII centenario de la muerte de Dante Alighieri


Dante y Beatriz a orillas del Leteo (Cristóbal Rojas, 1889)


1 comentario:

  1. Quizá a alguien le sorprenda que la conmemoración del centenario del fallecimiento de Dante se inicie el 25 de marzo, una fecha que no coincide ni con la de su muerte, ni con la del comienzo del año de la efeméride. La razón es que en Florencia, al igual que en muchos otros territorios cristianos de la época, el año no comenzaba el 1 de enero, sino en la fiesta de la Anunciación. Es lo que se conoce como Año de la Encarnación. Con arreglo a esta forma de datar, el día anterior al 25 de marzo de 1261 fue el 24 de marzo de 1260, algo que debemos tener presente a la hora de trasladar a nuestro calendario los acontecimientos medievales. Ahora comienza, por tanto, el año del séptimo centenario. No es esta la única dificultad cronológica a que nos enfrentamos al tratar con documentos antiguos. En los reinos cristianos de la península Ibérica, por ejemplo, los hechos se fechaban según la Era Hispánica, cuyo inicio se situaba en el año 717 de la fundación de Roma (ab urbe condita), es decir, en el 38 a.C. Este sistema fue sustituido por el actual (Anno Domini) en distintas fechas: en 1180 en los condados catalanes, 1349 en el reino de Aragón, 1358 en el reino de Valencia, 1383 en la corona de Castilla y 1422 en Portugal F.J.B.

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