Daniel Nuño
¿Por qué
mirando a la cruz
nuestros
ojos se humedecen?
¿Por qué el
alma se enternece
cuando
contempla a Jesús,
de tal
manera sufriendo
por la
humanidad perdida?
¿Será que el
alma dormida
su pecado
allí esta viendo?
Pensamos:
¿Cómo es posible
que nadie de
El se conduela?
El corazón
se rebela
ante un
crimen tan horrible.
Siendo Dios
muy bien podía
evitar aquel
suplicio;
mas acepta
el sacrificio
con estoica
valentía.
Quien a la
cruz le sujeta,
no son los
clavos punzantes.
Es su Amor,
Su Amor triunfante,
quien logra
que allí esté quieta
Su
incomparable figura.
Aquel cuerpo
inmaculado,
que carga
con el pecado
de las
humanas criaturas.
No existe
razón más fuerte.
Es ese Amor
escondido
en la cruz,
que reverente,
hasta el más
indiferente
la contempla
conmovido.
Viendo en
ella, la Bondad.
El Amor
crucificado
El Cordero
Inmaculado
que salva a
la humanidad.
Ante esa
cruz soy culpable,
pues yo
debía ocuparla.
¿Puede
haber, quien al mirarla
no se sienta
responsable
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