José Isert Arriagada
Por recordar
con afectuoso sentimiento
sólo a
quienes alimentaron mi ego
en algún
generoso momento.
Por las
veces que pude hacer algo más y mejor,
y me auto
disculpé con débil argumento.
Por haber
extinguido el grato recuerdo,
de tantos
miles que en la vida me han ayudado
Por creer
que siempre tenía la razón
en mis
acciones y razonamientos.
Perdón,
Señor, por mis caprichos personales,
que impuse a
los demás sin esperar consentimiento.
Por la
rebeldía interior no expresada,
que disfracé
en una acción obediente.
Por amar,
sin demostrar el sentimiento.
Por las
veces que mi amor urgente hacia ti,
no se detuvo
en mis hermanos.
Creyendo,
ingenuamente,
que llegaría
veloz,
sin
fraternal aditamento.
Por la
cobardía de no cambiar lo suficiente
cuando una
palabra o gesto lo advirtió.
Y por las
veces que no tuve,
la valentía
de señalar el error,
al hermano
fraternalmente.
Por no
alinear la proa de mi débil barca
hacia el temporal
violento,
cuando tú me
llamas a maravillosa singladura,
que durará
eternamente.
Finalmente,
perdóname, Señor
Por pedirte
hoy público perdón,
cuando mis
hermanos ya lo hicieron en silencio.
AMEN
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