Hoy, cuando el Santo Padre Benedicto XVI descansa ya en presencia del Padre, queremos recordar en su homenaje unas palabras que pronunció en enero de 1992, antes, por tanto, de acceder al pontificado, en el Sínodo Extraordinario sobre Europa:
"... el reino de Dios no es un lugar o un tiempo, ni una estructura del mundo que nosotros debemos meditar y realizar. El reino de Dios es Dios mismo, que se nos acerca, comunica con nosotros, se une a nosotros para reinar en nosotros. Anunciar el reino de Dios es anunciar a Dios vivo y verdadero. Quien no conoce a Dios no conoce al hombre, y quien se olvida de Dios destruye la humanidad del hombre, ignorando su verdadera dignidad y grandeza".
Ratzinger, Joseph (1995), Ser cristiano en la era neopagana, Madrid, Encuentro, p. 187.
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