El pasado domingo celebramos Pentecostés y también la Primera Comunión de tres jóvenes que se están preparando para recibir próximamente el sacramento de la Confirmación. Fue una ceremonia auténtica, alejada de toda ostentación y exceso, que pudieran distraer del verdadero significado de la Eucaristía. Los chicos mostraron no solo plena conciencia del paso que daban, sino que en sus expresiones, lecturas y gestos manifestaron una evidente madurez. El P. Mario una vez más, con su buen hacer, acogió a los chicos en el altar y allí les administró el sacramento que les permitía vivir la misa en plenitud.
Acompañó el coro de misa de 11, aportando oraciones a través de la música. Dios quiera que haya más celebraciones que nos dejen tan buen sabor de boca.
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