13 julio 2023

Con los pueblos aislados de la Amazonia

Hace ya algo más de un siglo, la demanda de caucho por parte de las industrias europea y norteamericana provocó la llegada a la Amazonia de un sinnúmero de inversores y aventureros que esclavizaron a las poblaciones indígenas y las sometieron a un régimen de terror. Algunos pudieron huir refugiándose en lo más profundo de la selva, donde han sobrevivido aislados del mundo exterior. La fiebre del caucho pasó, pero no la presión a la que los indígenas en aislamiento voluntario se ven sometidos. Madereros, mineros y petroleros invaden sus tierras de manera violenta, los expulsan y los asesinan. Y la selva retrocede, se talan y queman los bosques; las tierras y las aguas se contaminan con metales pesados y se da muerte a los activistas ambientales. No es mejor la suerte de quienes han permanecido en contacto con lo que pomposamente algunos llaman "la civilización". La agricultura tradicional no alcanza a mantenerlos y se ven obligados a marchar a las ciudades, donde se concentran en lo que en Perú se llama "asentamientos humanos", barriadas de autoconstrucción carentes de los servicios higiénicos y sanitarios básicos, llegándose a la paradoja de que a orillas del río más caudaloso del planeta son muchos quienes no tienen acceso al agua potable. 
El sufrimiento de las poblaciones amazónicas es un grito de dolor que traspasa nuestra conciencia y nos exige una respuesta. Disponemos para darla de una excelente guía: la exhortación apostólica Querida Amazonia.


Hoy, el diario El País publica un reportaje de Glòria Pallarès y Florence Goupil sobre los pueblos indígenas en aislamiento voluntario. De él extraemos un párrafo referido a la labor de Miguel Ángel Cadenas OSA, obispo de Iquitos, por quien, al igual que por Manolo Berjón, sentimos un especial cariño. Personalizamos en ellos, por ser quienes mejor conocemos, lo que es un trabajo colectivo de una gran comunidad.

Desde el lado opuesto de la plaza, un leonés con miles de kilómetros de ríos amazónicos a sus cuestas observa los vestigios de una historia que parece repetirse. En su mesita de café, un documento público del peso de una guía telefónica sobre medio siglo de vertidos en el lote petrolero 192, en el norte de Loreto. El obispo católico de Iquitos, Miguel Ángel Cadenas, es conocido por defender la dignidad de comunidades desatendidas y afectadas por actividades extractivas irresponsables. Ahora, también lo es por reivindicar el derecho de los pueblos indígenas aislados a la vida y al no contacto. “La codicia se hacía, y se sigue haciendo, muy evidente en la Amazonía”.

Cómo viven los últimos pueblos aislados de la Tierra 



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