Hoy, 14 de febrero, celebramos la Jornada Nacional contra el Hambre, una iniciativa de Manos Unidas, que tiene por objeto sensibilizarnos ante los graves que padecen tantos seres humanos, que a duras penas allegan los mínimos recursos imprescindibles para sobrevivir, y cuya situación, de por sí precaria, expuesta a desastres naturales ligados al cambio climático, guerras y persecuciones, se ve agravada por la actual pandemia, que no solo amenaza la vida y la salud, sino que también quiebra las perspectivas vitales de gran número de personas. Hoy, más que nunca, es necesario que, frente a la tentación del sálvese quién pueda y del nosotros primero, nos unamos todos en un gran esfuerzo solidario, pues solo así podremos mirar al futuro con esperanza.
Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me recogisteis, estuve desnudo y me cubristeis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a mí. (Mt, 25,35-36)
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