28 diciembre 2012

La adoración de los magos

Francisco Javier Bernad Morales

No podía ser de otra manera. Benedicto XVI ha publicado un libro y una bandada de plumíferos se ha cernido sobre él, compitiendo por el titular más escandaloso y, a su limitado entender, más desfavorable para la Iglesia Católica. Estamos acostumbrados a que las palabras del Papa sean sistemáticamente tergiversadas, aunque hemos de reconocer que a menudo esta conducta no está tan solo motivada por el deseo de ridiculizar nuestras creencias, sino también por la ignorancia de quienes reseñan aquello que son incapaces de entender. En esta ocasión, tras el cúmulo de disparates a cuenta de la presencia del buey y de la mula en el pesebre, ya comentados en un artículo de Rafael Aguirre del que nos hicimos eco en esta blog,  los infatigables reporteros han aireado a los cuatro vientos la sensacional noticia de que según el pontífice, los Reyes Magos no venían de Oriente, sino que, pásmense, eran andaluces.

Giotto. La adoración de los magos

Cualquier persona mínimamente familiarizada con la Sagrada Escritura, aún antes de leer el libro entiende que es imposible que el Papa haya escrito tal cosa. Intentemos, pues, aproximarnos a sus palabras reales. Se refieren a un episodio solo narrado en el Evangelio de Mateo: unos magos, cuyo número no se precisa, guiados por una estrella, se presentan ante Herodes y le preguntan por el lugar de nacimiento del rey de los judíos (Mt 2). A partir de este hecho, Benedicto XVI indaga en primer lugar sobre los diferentes significados que la palabra “mago” puede tener en el Evangelio: sacerdotes zoroastrianos, personas dotadas de saberes sobrenaturales y también brujos, como aquel a quien Pablo califica de “hijo del diablo” (Hch 13, 10). Se inclina por la primera acepción, aunque señala que esta debe entenderse en un sentido amplio, referido a personas que independientemente de que pertenecieran o no a la clase sacerdotal, poseían conocimientos filosóficos y religiosos desarrollados en el ambiente de aquella. En conclusión:

… estos hombres son predecesores, precursores de los buscadores de la verdad, propios de todos los tiempos (BENEDICTO XVI, La infancia de Jesús, Barcelona, Planeta, 2012, p. 101).

La Iglesia, continúa, ha leído esta historia a la luz de Isaías 60 y del Salmo 72, 10, con lo que ha convertido a estos sabios en reyes:

Las naciones caminarán a tu luz, y los reyes al fulgor de tu aurora (Is 60, 3)

Los monarcas de Tarsis y las Islas | ofrecerán tributo (Sal 72, 10).

Es a continuación cuando aparece el párrafo tan aireado. Para evitar confusiones, lo copiaré textualmente:

La promesa contenida en estos textos extiende la proveniencia de estos hombres hasta el Extremo Occidente (Tarsis-Tartesos en España), pero la tradición ha desarrollado ulteriormente este anuncio de la universalidad de los reinos de aquellos soberanos, interpretándolos como reyes de los tres continentes entonces conocidos: África, Asia y Europa (p. 102).

Ha de entenderse que el Papa se  refiere a los textos del Salmo y de Isaías. Los cristianos siempre hemos creído que en Jesús alcanzan su cumplimiento las promesas contenidas en el Antiguo Testamento -el Tanaj judío- ya que él es el Mesías, el Cristo, anunciado por los profetas. De este modo, los magos, independientemente de su procedencia y rango concretos, representan a toda la humanidad, sedienta de verdad y de justicia. Esta concepción universalista ha llevado asimismo a simbolizar en ellos las tres edades del hombre: juventud, madurez y senectud.

Abraham Bloemaert. La adoración de los magos


1 comentario:

  1. La lectura nos muestra lo que representa la manifestacion del hijo de Dios a todas las gentes. No importa si eran reyes o magos,del mas humilde al más importante al más docto. Del mas pequeño al más grande lo conoceran

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