30 abril 2020

A Sagrario Díez y Teresa Vega con admiración y cariño

En estos duros días de confinamiento nos han abandonado nuestras hermanas Sagrario Díez y Teresa Vega. Es muy triste ver partir así a las personas, sin tener la posibilidad de despedirlas, pero nos quedan la confianza en que ya gozan de la paz del Señor y la certeza de que su recuerdo vivirá siempre en nosotros. Queremos transmitir nuestro pesar a la comunidad de Agustinas Misioneras y también a todos aquellos que han perdido a familiares y amigos. A todos queremos acompañarlos con nuestro cariño y nuestras oraciones.
María Jesús Rodríguez, superiora de las Agustinas Misioneras, ha escrito unas semblanzas de las hermanas Sagrario y Teresa. Su lectura nos permite aproximarnos a unas vidas marcadas por la entrega gratuita a los demás, en suma, por el amor.

Agustinas Misioneras de Móstoles

“Jesús dijo: Yo soy la Resurrección y la Vida;
el que cree en Mí, aunque muera, vivirá,
y todo el que vive y cree en Mí no morirá jamás.
¿Crees esto?”.
(Jn 11, 25-26)

Hna. SAGRARIO DÍEZ  RODRÍGUEZ A.M.
María Jesús Rodríguez Agustina Misionera

Es difícil pensar en nuestra Comunidad de Móstoles y no traer a nuestra memoria a Sagrario, no en
vano vivió ahí más de quince años y la vemos con su buen humor, alegría y tantos recuerdos vinculados con ella. Pero el coronavirus nos la arrebató el 5 de abril, sin poder decir nada, otra vez nos llega al corazón el misterio de la vida y de la muerte y también la esperanza que ella tenía puesta en Jesús. Su hermana Lucía, también Agustina Misionera, me comentaba, “después de sufrir el ictus, Sagrario  estaba más despegada  de todo lo que es transitorio y más dispuesta para partir a la casa del Padre y lo hizo en silencio”.
Sagrario Diez Rodríguez, hija de D. Eusebio y Dña. Nicasia, nació en Cornón de la Peña, Palencia, el 14 de julio 1936, en el seno de una familia profundamente cristiana.
Decidió, siendo muy joven, consagrar su vida a Dios  y comienza su formación en nuestra Congregación de Agustinas Misioneras en Madrid.  Inicia el Noviciado el 29 de septiembre de 1954, hizo su primera profesión el 26 de abril de 1956 y su entrega definitiva con la Profesión de votos perpetuos, el 12 de septiembre de 1959.
La hermana Sagrario dedicó prácticamente toda su vida a la educación de la infancia, como maestra de párvulos,  en nuestros colegios de Madrid,  Avilés, León y Gavá y en esta ciudad también trabajó unos años,  junto con Teresa Vega, en la guardería que nos ofreció el ayuntamiento. Su recuerdo pervive en tantas generaciones de niños que pasaron por sus manos, en los diferentes colegios a lo largo de su vida y hoy sienten su partida,  agradecen su cercanía en el inicio de su vida escolar, y no la olvidan.
Su dedicación a los más pequeños y su cariño hicieron de su vida una entrega incondicional y generosa.  Era muy  alegre,  cercana a los niños con más necesidades, a las familias de los pequeños, a las profesoras y hermanas que trabajaban en ese nivel. Ver crecer a los niños, dar los primeros pasos en la lectura, con la admiración que experimentan al descubrir cosas nuevas, rezar con ellos, jugar juntos, la llenaba de gozo.
Estuvo en varias comunidades de España y desempeñó diversos servicios como Vice-superiora, consejera y todo aquello que ella pudiera hacer en bien de los demás.
En el último tramo de su vida, su salud fue bastante precaria, el ictus que tuvo hace pocos años, la limitó tanto que tuvo que iniciar un nuevo aprendizaje, sobre todo a nivel de comunicación. Una profunda limitación que afectaba de lleno a su vida normal y, sin embargo, ella asumió esta situación con sencillez y con mucho sentido del humor, relativizaba su limitación y cuando con ayuda de las hermanas decía la palabra precisa, se reía de sus expresiones. Trabajó con mucho tesón para recuperarse.
En la parroquia de Móstoles se incorporó haciendo varios servicios, desde la catequesis con los niños que se preparaban para recibir la primera comunión, hasta registrar en el libro parroquial los bautizos, confirmaciones, matrimonios… Participaba en diferentes grupos y ella nos compartía que le ayudaban en su crecimiento espiritual. Disfrutaba mucho en las excursiones  y en las fiestas parroquiales. Preparaba con esmero y cuidado lo necesario para celebración de la Eucaristía. La Parroquia era su segunda casa. Era una buena amiga de sus amigos y cuando paseábamos con ella, el tiempo se multiplicaba con sus saludos e interés por todos.
La familia de Sagrario es extensa y ella era muy querida y se preocupaba por ellos y en la medida que podía los acompañaba, les quería entrañablemente. Ahora sufren su ausencia y mantienen viva la esperanza de que Sagrario ya goza de la vida plena que Jesús nos prometió.
Gracias, Sagrario, hoy celebramos con gratitud tu vida y tu pascua, tu paso a la vida definitiva y plena, con la hermana Teresa, a la que te unía la tierra palentina, la amistad entre las familias, la celebración de tus bodas de oro como Agustina  Misionera y la fraternidad que vivíais ahora en la comunidad de Móstoles y tantas experiencias que estaban en tu corazón. Descansa en paz y cuida de tu querida parroquia y de la familia agustiniana.

Hna. TERESA VEGA GARCÍA A. M.
María Jesús Rodríguez Agustina Misionera

Teresa Vega García se nos ha ido muy rápido, por sorpresa, sin avisar el 29 de marzo y hoy
recordamos su alegría contagiosa. El misterio de la vida y de la muerte ha tocado de nuevo nuestro corazón, ¿por qué nos dejó? No lo sabemos y decimos con el Apóstol San Juan, el que cree en Jesús no morirá jamás. Teresa era una mujer de fe y ya tiene la vida eterna.
Teresa, era hija de D. Silvano y Dña. Josefa, nació en Fontecha de la Peña, Palencia,  el 18 de octubre de 1931, en el seno de una familia con raíces profundamente cristianas.
Decidió desde muy joven consagrar su vida a Dios en nuestra Congregación de Agustinas Misioneras. Comenzando su andadura en Logroño como novicia, el 6 de agosto de 1950. El 12 de septiembre de 1951 hizo su profesión temporal  y su profesión perpetua el 12 de septiembre de 1954 en Logroño.
Teresa  fue una mujer muy trabajadora, desde muy joven mostró un espíritu de servicio, era entregada, alegre, generosa y siempre disponible para ayudar a quien lo necesitaba.
Su disponibilidad la llevo a asumir diferentes responsabilidad en las comunidades donde fue enviada, Superiora, Vice-superiora y la mayor parte de su vida  desempeñó el servicio de Ecónoma siempre con alegría, con cariño por todas y cada una, sensible a las necesidades de las hermanas y con una entrega incondicional. La muerte la sorprendió sirviendo hasta el último día de su vida, en la comunidad de Móstoles.
En su profesión perpetua “prometió ir a misiones” y desde muy joven deja su tierra y sale como Abraham a la tierra de nuestro padre San Agustín: Argelia. Allí permaneció de forma continuada del 1955 al 1976, 21 años, y en el tiempo de la crisis de violencia  que azotó a Argelia, en la que aconteció el martirio de nuestras Hermanas Caridad y Esther, Teresa regresa a Argel por un tiempo para apoyar a las hermanas en  la misión.
En esos largos años Teresa se entrega sin reservas a la misión en diferentes comunidades, apoyando a la Iglesia local, y trabajando en la formación de la joven argelina. Tuve la oportunidad de conocerla cuando estaba en Blida, las hermanas de la comunidad atendían una guardería, la formación de la joven donde estaba Teresa, y Celia y la Beata Esther trabajaban en el hospital. Era un don de Dios verlas regresar de sus diferentes lugares de trabajo en ese país musulmán, compartían lo vivido, reían, buscaban juntas, rezaban, vivían el don de la fraternidad. Sufrieron por el dolor causado por la guerra y llegó la nacionalización de todos los centros de formación, motivo por el que Teresa regresará a España, pero su corazón quedó en ese querido pueblo al que nunca olvidó.
De nuevo en España, se incorporara en la comunidad de Gavá que trabajaba en una guardería popular del Ayuntamiento del pueblo, eran niños con necesidades sociales y sus padres trabajaban largas horas, algunos de esos pequeños permanecían en la guardería finalizado el horario escolar, pero no había problema, las hermanas estaban disponibles para dar respuesta a esa necesidad social, y ahí estaban Teresa y Sagrario.
Su nueva misión estuvo en la Residencia Universitaria de Tagaste desde el año 2000 al 2006. Ahora su tarea era más doméstica y deseaba que las jóvenes tuvieran todo lo que necesitaban y en su momento. La alegría de Teresa era conocida por las jóvenes. Este verano estuvimos viendo fotos que la enviaban algunas, de su familia y de su trabajo.
Luego estuvo seis años en la comunidad de Galapagar y desde el 2012 hasta ahora en Móstoles. Teresa, pronto asumía su nueva misión. En Móstoles  le sorprendió la vida parroquial tan comprometida, los muchos grupos de reflexión, ella se incorporó en algunos y participaba con alegría e interés.  La vivencia de la liturgia era un regalo para ella y la emocionó el poder llevar la comunión a los enfermos. Teresa era conocida y querida en el barrio. Compartía con los vecinos, se veían en la compra, en la parroquia, participaba en las excursiones. Las Agustinas Misioneras se sentían una familia más en el pueblo y así lo vivió ella.
Para Teresa, el encuentro con la familia siempre fue entrañable, disfrutaba y compartía con ellos tanto en Bilbao como en su querida Palencia. Hoy sienten su ausencia.
He podido comunicarme con las hermanas que están en la misión de Argel y que vivieron largos años con Teresa y ellas me han enviado este breve mensaje, con el que finalizo esta comunicación.
Desde la colina de Nuestra Señora de África, donde nos encontramos confinadas debido al covid 19, las ocho hermanas de esta misión, junto con la Hna. Marilene Consejera General, queremos dar gracias a Dios, por el regalo que supuso para cada una de nosotras, el compartir con Teresa la vida en este pueblo argelino.
Teresa era, una hermana entrañable, que supo vivir en comunidad el seguimiento de Jesús. Estos días recordábamos detalles que marcaron la vida de unas y otras y en los momentos de prueba y en las dificultades supo darnos luz, alegría, abriendo nuevos horizontes.
Las hermanas jóvenes que llegábamos al país y teníamos que estudiar el idioma y la carrera para poder integrarnos en diversos servicios en este pueblo musulmán, allí estaba Teresa, nos animaba y valoraba nuestro esfuerzo.
Teresa, recordamos tu entrega alegre, comprometida y trabajadora, que supiste servir con cariño a esta Iglesia en tiempos difíciles y en momentos serenos, en los seminarios y con el Cardenal Duval, desde la sencillez y alegría.
Nunca te olvidaste de nosotras, cercana, muchas noches recibíamos un mensaje animándonos en la esperanza. Gracias Teresa.”

29 abril 2020

Reflexión sobre el mal

Se atribuye a Epicuro, allá por el siglo IV a. C., la formulación de un famoso dilema: Si Dios quiere acabar con el mal, pero no puede entonces no es omnipotente; si puede, pero no quiere entonces no es bueno. Es muy probable que en uno u otro momento de nuestras vidas, muchos de nosotros nos hayamos planteado una disyuntiva similar, sobre todo si nos ha sido dado presenciar o incluso padecer, como a Job y sus amigos, el extremo sufrimiento del inocente, del justo. 
En el artículo que enlazamos a continuación, el sacerdote Andrés Torres Queiruga desarrolla una sugerente reflexión sobre la naturaleza del mal a propósito de la actual epidemia de Covid-19:

Pulsa aquí para leer el artículo

21 abril 2020

Colaborar contra el coronavirus

En estos días de tristeza y dolor es más necesario que nunca que tengamos presentes a quienes son menos afortunados que nosotros: los que carecen de hogar y de recursos, los ancianos alejados de sus familias, los que pierden su trabajo, los niños que no disponen de medios para seguir las clases, las mujeres encerradas con sus maltratadores… Seguro que a todos se nos ocurren más situaciones que añadir a la lista. Por eso es importante que todos, en la medida en que nos sea posible, contribuyamos a aliviar un sufrimiento que también es nuestro. Todos los días, las noticias nos muestran hermosos ejemplos de ayuda a los demás. Desgraciadamente, tampoco faltan las muestras de egoísmo e incluso las de rechazo hacia personas que ponen en riesgo su propia salud para hacernos la vida más llevadera o hasta para salvárnosla. En situaciones críticas los seres humanos podemos dar lo mejor de nosotros, pero también podemos sucumbir a la tentación del individualismo y despeñarnos por el abismo del odio. No nos dejemos arrastrar. No es el momento de buscar culpables ni señalar chivos expiatorios, sino el de luchar unidos para salir a flote.
Todos podemos colaborar. Pulsa sobre el logo de Cáritas:


17 abril 2020

Misa del Papa en Santa Marta

Este 17 de abril, en la Misa en Santa Marta, el Santo Padre pidió por las mujeres embarazadas en este tiempo de incertidumbre. En su homilía el Papa habla del riesgo de una fe gnóstica, sin comunidad y sin contacto humano real, vivida sólo a través de transmisiones en directo que "viralizan" los sacramentos.

11 abril 2020

Dios es aliado nuestro, no del virus

Homilía del padre Raniero Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia, en la homilía de la celebración de la Pasión del Señor, presidida por el Papa Francisco en la basílica de San Pedro.

Pulsa aquí para leer la homilía

08 abril 2020

COVID-19 en la Amazonia

Aunque han pasado ya muchos años desde que marcharon a la Amazonia, los padres Miguel Ángel Cadenas y Manolo Berjón dejaron un recuerdo imborrable en nuestra parroquia. Desde aquí les enviamos un fuerte abrazo.

Pulsa sobre el enlace para informarte sobre su labor en Iquitos

Entrevista a Miguel Ángel Cadenas y audio sobre Manolo Berjón



06 abril 2020

Unas palabras sobre el coronavirus

Afrontamos esta Semana Santa en unas condiciones insólitas, confinados en nuestros domicilios por un tiempo cuya duración nadie se aventura a precisar. Sometidos a una angustiosa incertidumbre no solo por nuestra salud y la de las personas queridas, sino también por el estado en que nos hallaremos una vez concluya este período excepcional, cuando las consecuencias económicas y sociales de la pandemia se hagan sentir en toda su crudeza. Son, sin duda, momentos difíciles para todos. Por eso debemos olvidar egocentrismos y dirigir nuestra mirada a los más vulnerables: pensar en aquellos que mueren en soledad y en sus familias a quienes no les es dado despedirlos; en los niños aislados en sus viviendas, privados del juego con sus compañeros y en muchos casos también de la educación, pues por mucho que los maestros y profesores pongan todo su empeño en hacerles llegar explicaciones, actividades y consejos por medios telemáticos, siempre quedará un grupo que no disponga de ordenador o de conexión a Internet, o que deba compartir los escasos recursos electrónicos disponibles con hermanos y padres. Tenemos que recordar que hay familias que deben afrontar estos días en pisos compartidos, en los que resulta imposible la intimidad. Debemos tener también presentes a aquellos, muy numerosos en el mundo, para quienes un gesto tan cotidiano como girar el mando de un grifo y al instante obtener de él agua en adecuadas condiciones sanitarias constituye un lujo inasequible; a los que huyen de la guerra o de la miseria y sobreviven hacinados en campos insalubres; a todos los que en amplias zonas del mundo han de afrontar esta enfermedad sin disponer de un sistema sanitario mínimamente eficaz; a aquellos para quienes la simple idea del confinamiento en el hogar no es más que un cruel sarcasmo.
Esta Semana Santa tan distinta de las demás nos brinda una buena oportunidad para reflexionar sobre el sentido de nuestra vida y la profundidad de nuestro compromiso con Cristo y, lo que es lo mismo, con los necesitados. Estas entrevistas con Miguel Ángel Cadenas y con Adolfo Zon, ambos misioneros en la Amazonia, nos acercan a la realidad de unos pueblos indígenas marginados, explotados y oprimidos, enfrentados ahora al coronavirus y siempre al dengue, al cólera y, en definitiva, a la destrucción de su forma de vida en aras de un desarrollo económico y de un progreso que solo les ofrecen miseria y anomia.

Pulsa sobre el siguiente enlace para leer la entrevista

La difícil lucha contra el coronavirus de los pueblos indígenas amazónicos