31 octubre 2012

La autosuperación y la resiliencia en Precious

Laura Bernad Sáez


Precious nos presenta una realidad abrumadora a través de la vida de una adolescente de Harlem. Desde los tres años de edad, Precious sufre los abusos sexuales de su padre ante una madre pasiva que, en lugar de dirigir su ira hacia su marido, quien realmente está hiriendo a las dos, la escupe con fuerza contra Precious criándola entre insultos, gritos y agresiones físicas. La película, a pesar de no mostrar las escenas más duras de forma explícita, nos hace sentir en todo momento la violencia de cada situación y la impotencia de la adolescente. Sin embargo, la fuerza de espíritu de Precious y su capacidad para integrar estas situaciones traumáticas como una parte más de la vida y dejarlas atrás, conseguirán transmitirnos optimismo y esperanza.
La película comienza con la expulsión de Precious del instituto debido a su embarazo. Nadie en el instituto sabe que el padre del bebé que espera es su mismo padre. La directora muestra en su entrevista con la adolescente ciertos prejuicios que, según parece, la llevan a pensar que se trata de una chica poco inteligente e irresponsable. Debido a la intercesión del profesor de matemáticas, al que Precious tiene especial estima, se le propone a Precious la alternativa de estudiar en una escuela diferente. Aunque la directora se traslada hasta su domicilio para comunicarle la noticia, se puede observar cierta falta de interés y de empatía. Si bien es cierto que le transmite toda la información necesaria y que solo hablan por el telefonillo, es más que evidente que algo no marcha bien en la familia de la adolescente y la directora no hace nada por averiguar qué es. Así, podríamos describir la relación de Precious con la institución como una relación fría y formal. Los profesores y la directora hacen lo que deben hacer, dar clase y aplicar las normas, olvidando que tratan con personas que no merecen que se trivialicen sus problemas. Así, Precious tampoco concebirá el instituto como un lugar seguro al que poder confiar todos sus secretos.
Sin embargo, la vida de Precious cambia totalmente cuando empieza las clases en la escuela alternativa. Allí descubrirá un tipo de enseñanza que hasta el momento desconocía. Miss Rain, su profesora, comenzará la sesión con un juego de presentación. Las alumnas deberán decir su nombre, dónde nacieron, su color favorito, algo que hacen bien y por qué están allí. Ella misma es la primera en hablar. De esta manera, crea un clima de confianza, ya que la mejor manera de que confíen en uno es confiando primero, y favorece que las chicas se conozcan entre ellas un poco más. Aunque Precious al principio se muestra un poco reticente a realizar el ejercicio, pronto accede a hacerlo. Cuando dice que no hace bien nada, algo que su madre le repite constantemente, la profesora le dice que todos somos buenos en algo. Entonces reconoce que es buena cocinando. Las alumnas tendrán que elaborar un diario. En él escribirán cada día y la profesora las responderá. Será a través de la escritura como Precious conseguirá ir abriéndose hacia su profesora y sus compañeras, integrándose plenamente en la clase y haciendo amigas de verdad. El diario cobrará una especial importancia durante la estancia de Precious en el hospital tras haber dado a luz a su pequeño Abdel, ya que se convertirá en el medio de comunicación entre la adolescente y Miss Rain a través del cual Precious empezará a confiarle sus dudas y sus problemas. Miss Rain muestra una metodología totalmente diferente a la del instituto ordinario, en la que las emociones y los problemas personales de las alumnas constituirán una parte importante del aprendizaje.
El enorme contraste entre el instituto ordinario y la escuela alternativa se hace más que evidente en las diferentes maneras que tienen la directora y Miss Rain de reaccionar ante un problema. Cuando se descubre el embarazo de Precious, la directora la expulsa del instituto aplicando las normas y la traslada a la escuela alternativa; mientras que cuando Precious se va de casa con el pequeño Abdel tras la agresión por parte de su madre a ambos, Miss Rain realiza innumerables llamadas para conseguirles un hogar y les acoge en su propia casa hasta encontrarlo.
Precious encuentra durante su estancia en casa de su profesora el cariño, el calor y la comprensión que sus propios padres no le han dado. Precious empieza a sufrir los abusos sexuales por parte de su padre a los tres años. La madre de Precious vive esta situación como un ataque hacia ella misma, en vez de hacia su hija. Siente que la niña llena una necesidad de su marido que ella no es capaz de llenar, y, en múltiples ocasiones durante la película, la acusa de haberle ‘robado a su hombre’. De esta manera, la madre de Precious se nos presenta como una mujer insegura, victimista y egoísta, llena de zonas erróneas que le impiden comportarse como una buena madre. Además de los abusos físicos que perpetra contra su hija, lanzándole objetos, tirando al pequeño Abdul al suelo y arrojándole la televisión por las escaleras, podemos observar durante la película un momento de abuso sexual. Se nos muestra a la madre de Precious masturbándose y, cuando su hija le pide dinero, le dice que ‘suba a terminar el trabajo’. Aunque durante la película vivimos el embarazo de su segundo hijo, Precious ya es madre de una niña de cuatro años, a la que llama Mongo, como ella dice, abreviatura de mongoloide, ya que tiene síndrome de Down. La niña vive con la abuela de Precious, pero cuando reciben la visita de la asistente social se reúnen todas en la casa, para que la madre de Precious reciba la prestación por la manutención de dos menores. El odio de la madre de Precious también afecta a la pequeña. Para terminar la panorámica familiar de Precious tenemos a su abuela. Como Precious nos cuenta, la abuela tiene miedo a la madre. Por eso, no deja que Precious se quede con ella y solo se hace cargo de la niña. Censura constantemente el comportamiento de la madre, aunque tampoco se impone para proteger a su nieta. Así, el panorama familiar de la adolescente es desgarrador y, por supuesto, provoca la baja autoestima de Precious, que, lejos de recibir algún tipo de refuerzo positivo por las cosas que hace bien, no hace más que recibir castigos que no le corresponden.
Sin embargo, como he dicho anteriormente, entre tanto drama encontramos un atisbo de esperanza, que es resiliencia y autosuperación. Precious tiene un sistema muy personal de evadirse de las situaciones más traumáticas, trasladándose a lugares seguros en los que se siente reforzada de manera positiva, imaginándose que es una actriz famosa, una modelo o una cantante. Esta evasión de la realidad sin duda la ayuda a sortear las difíciles situaciones que se la presentan. Además, es una persona que, a pesar de todo el sufrimiento que lleva a sus espaldas, se hace querer. Cautiva a su profesora y a sus compañeras, al enfermero que la trata en el hospital, a la asistente social y a su vecina. Acepta las limitaciones de los demás, comprendiendo que aunque la asistente social le cae bien no puede ayudarla, y es capaz de tomar decisiones, como no volver a ver a su madre y hacerse cargo de sus hijos. No solo consigue aprender a leer y a escribir, sino que además le dan un premio de abecedario. Y el descubrir que tiene SIDA no hace sino reforzar su voluntad de ser una buena madre para sus hijos. En definitiva, se trata de una gran película que nos muestra que detrás de los problemas más descorazonadores podemos encontrarnos personas increíbles.


3 comentarios:

  1. Es admirable la capacidad de Precious para integrar el sufrimiento en su vida, que nada tiene que ver con la pasividad ante los acontecimientos sino con el coraje para afrontar los problemas. Yo, cuando rezo, siempre le pido a Dios esa fuerza necesaria para encarar las dificultades. Es fundamental para vivir.
    Carmen

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  2. siempre el objetivo principal del ser humano debe ser la autosuperacion ya despues las demas metas en la vida llegaran solas

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  3. Me pueden decir como comparar la situación de precius con el valor de la residencia

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