29 octubre 2011

La Misa de los niños

Carmen Sáez Gutiérrez

Ya es tradición en la parroquia hablar de la misa de los niños para referirse a la celebración litúrgica que tiene lugar todos los domingos del curso pastoral a las 11:00 h de la mañana. Se trata de un espacio reservado a los más pequeños, si bien gusta y mucho también a los mayores.

La sensibilidad, la ternura y la participación son los ingredientes que preparan una liturgia de marcado carácter pedagógico que hace posible que los niños se sientan actores de primer orden en la celebración.
El P. Antonio es el encargado de cuidar todos los detalles para que los niños abran su corazón al mensaje de Jesús, presentado como el gran amigo que nos muestra el camino de la felicidad, al ser portadores del Amor de Dios  a la vez que donantes de lo que forma gratuita hemos recibido de Él.

El P. Antonio no está solo en la misión, cuenta con la estrecha colaboración de las catequistas, la complicidad de los padres, el entusiasmo de los niños y ¡cómo no! con el acompañamiento de Jesús que está presente en todo momento.

A lo largo de la misa se expone una presentación digital que va marcando los momentos claves de la ceremonia y ayuda tanto a niños como a mayores a situarse en cada uno de los hitos litúrgicos. Comienza con una diapositiva muy adaptada a los pequeño que introduce en el Evangelio del domingo, después se proyectan otras diapositivas con oraciones y canciones para que todos participen y cuando llega la hora de la predicación en la homilía, facilita el recuerdo de la Palabra proclamada con anterioridad, al señalar con el puntero las palabras más significativas de las lecturas, que también son proyectadas para la ocasión. Es una forma didáctica y muy actual, acorde con los nuevos tiempos, de explicar el mensaje de Jesús a quienes dan sus primeros pasos en la trayectoria de fe cristiana.

Los padres debemos estar orgullosos de contar con esta iniciativa en la parroquia, pues nos permite traer a nuestros hijos a la Iglesia con la certeza de que los niños no se van a cansar o aburrir.

Desde aquí quiero invitar a todos, a quienes ya participan, a continuar, y a quienes todavía no se han acercado a la Iglesia, a hacerlo por vez primera. Serán bien acogidos y saldrán satisfechos.

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